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EL CREDO DE LA JUVENTUD

Por W Waldemary W Argow

Creo en mi propia grandeza, en que estoy en este mundo con un proposito: el propósito de dar más a la vida de lo que tomo de ella.

Creo en la integridad de los demás, en la seguridad de que están tratando, al igua que yo, de seguir la luz.

Creo en la gallardía de la gente de más edad, cuya experiencia sazonada y fiel de voción me han guardado la preciosa herencia del pasado.

Creo en la magnificencia del pasado, sabiendo que sin sus riquezas almacenadas no poseería nada.

Creo en el desafío del futuro, dándome cuenta plenamente de que no habrá futuro alguno a menos que yo le de vida.

Creo en la santidad del deber, mediante el cual, debo retener lo que me ha sido confiado, y así ayudar a conservarlo para los que me siguen.

Creo en el contagio de la salud mediante lo alegría, los habitos sanos y el empleo sensato de las energías y de los alimentos.

Creo en la nobleza del trabajo como medio de expresar lo mejor que hay en mí.

Creo en el juego y la risa como medios de evitar que mi vida se enrancie y mi alma se llene de amargura.

Creo en la santidad de la amistad, sabiendo que mi vida es un tapiz tejido con el hilo de seda de muchas vidas hermosas.

 

Porque creo esto, también creo en Dios, quien justifica todas mis creencias; él es el pequeño silbo apacible dentro de mí, que me anima a seguir en pos de lo que aún me falta por alcanzar. Siendo que él estima estas cosas, creo que ni la muerte podrá privarme de estas preciosas posesiones.

Y cualquier otra creencia que tenga, está entretejida con aquellos preciosos sentimientos que son demasiado profundos para describirlos con palabras.

 



 




 
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