RECOMENDACIONES
SOBRE LA MUSICA EN LA IGLESIA
La
música debiera:
1.
Glorificar a Dios y ayudarnos a adorarle en forma aceptable
(1 Co. 10:31).
2.
Ser cristocéntrica y no antropocéntrica.
Enfatizar la alabanza a Dios y no tanto magnificar el
estado de ánimo del cantante.
3.
Ennoblecer, elevar y purificar los pensamientos del
cristiano (Filipenses 4:8; Patriarcas
y profetas, p. 645).
4.
Influir de manera efectiva sobre el cristiano para lograr
el desarrollo del carácter de Cristo en su propia vida y en la de
otros (MS 57, 1906).
5.
Poseer una letra que esté en armonía con las enseñanzas
bíblicas de la iglesia (Review
and Herald, 6 de junio, 1912).
6.
Revelar compatibilidad entre el mensaje expresado por las
palabras y la música, evitando una mezcla
de lo sagrado y lo profano.
7.
Evitar los efectos teatrales y la ostentación vanidosa de
parte de los cantantes (El
evangelismo, p. 137. Review
and Herald,
30 de noviembre, 1900).
8.
Dar preeminencia al mensaje del texto, el cual no debiera
ser ahogado por los efectos musicales (Obreros
evangélicos, p. 370-371.
Véase también El
evangelismo, p. 364-365).
9.
Mantener un equilibrio juicioso entre los elementos
emocionales, intelectuales y espirituales (Review
and Herald, 14 de noviembre, 1899).
10.
No comprometer los elevados principios de la dignidad y la
excelencia por querer alcanzar a la gente en el nivel donde se
encuentra (El evangelismo,
p. 137).
11.
Ser apropiada para cada ocasión, lugar y público (El
evangelismo, p. 370).
12.
Ser inspirada por las principales doctrinas bíblicas que
revelan el carácter de Dios, y no tanto por la experiencia
aislada de una persona.
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