Las Fiestas del Señor
Pr. Hugo Gambeta
e acerca
el tiempo”, esto está en el libro Evangelismo:167, “en que las facultades
engañosas de los agentes satánicos se desarrollarán plenamente. Por un lado está
Cristo a quien se le ha dado todo el poder en el cielo y en la tierra, por el
otro lado está Satanás ejerciendo continuamente su poder para seducir, para
engañar con fuertes sofismas, para quitar a Dios del lugar que debe ocupar en la
mente de sus hijos. Satanás está luchando continuamente para sugerir
suposiciones fantásticas con respecto al santuario, degradando las maravillosas
imágenes de Dios y el ministerio de Cristo para nuestra salvación, a fin de
convertirlas en algo que cuadre con la mente carnal. Quita de los corazones de
los creyentes el poder director de esas imágenes divinas y lo suple con teorías
fantásticas, inventadas para anular las verdades de la expiación y para destruir
nuestra confianza en las doctrinas que hemos considerado sagradas desde que
fuera dado por primera vez el mensaje del tercer ángel. Él quisiera de esa
manera despojarnos de nuestra fe en el mismo mensaje que nos ha convertido en un
pueblo separado y que ha dado carácter y poder a nuestra obra”.
¿Notaron ustedes cuál es uno de los pilares de la fe adventista
que había de ser atacado en forma terrible por Satanás justo antes de su engaño
fatal? ¿Cuál era ese pilar? La doctrina del santuario. ¿Por qué la doctrina del
santuario? Bueno, resulta que justamente de todas las doctrinas enseñadas por la
Iglesia Adventista del Séptimo Día, la doctrina del santuario es la más
distintiva. Hay otros grupos que también guardan el Sábado. ¿O no? Hay muchas
otras iglesias que guardan el Sábado. Ya no somos los únicos ni tampoco fuimos
los primeros. Hay otras iglesias, fuera de los adventistas, que enseñan que el
ser humano es mortal, y que el alma descansa a la hora de la muerte hasta el día
de la resurrección. No somos los únicos que creemos en la mortalidad del alma.
Esa no es doctrina distintiva, única. Hay muchos otros que hoy en día creen y
predican la segunda venida de Cristo. Ya los adventistas no somos los únicos.
Pero nuestra enseñanza sobre el santuario es única. No hay otra Iglesia en el
mundo que tenga la doctrina del santuario que tiene la Iglesia Adventista del
Séptimo Día. El santuario y la expiación son nuestras doctrinas más
identificadoras. Es una tragedia y una realidad, que en nuestros días, en
nuestro medio, hay muchos hermanos y varios pastores, que saben muy poco acerca
del santuario y de la expiación final, como han sido enseñadas históricamente
por la Iglesia Adventista.
Un mal entendido en el tema del santuario trae como resultado un
mal entendido acerca de la justificación que se encuentra en el santuario, de la
naturaleza de Cristo y también de la perfección del carácter. La verdad acerca
de la expiación final, es la llave maestra que abre la puerta y nos enfoca a
todas las demás verdades del evangelio eterno. Evangelismo:165 = “La correcta
comprensión del ministerio del santuario celestial, es el fundamento mismo de
nuestra fe”. ¿Cuál es el fundamento de nuestra fe? La correcta comprensión del
ministerio de Cristo en el santuario. Dice en el Conflicto: 476 = “El asunto del
santuario fue la clave que aclaró el misterio del chasco de 1844, y reveló todo
un sistema de verdades que formaban un conjunto armonioso y demostraban que la
mano de Dios había dirigido el gran movimiento adventista, y al poner de
manifiesto la situación y la obra de su pueblo, le indicaba cual era su deber de
allí en adelante”.
El santuario es la doctrina que nos dio la base para iniciar
este movimiento y esta Iglesia. Por eso el diablo odia sobre todo la doctrina
del santuario. Pero él sabe que para echar abajo el pilar del santuario, tiene
que echar abajo a la viejita. Porque si no quita del camino la mensajera del
Señor, esta habla demasiado claro con respecto al santuario. Por lo tanto
primero tiene que atacar el Espíritu de Profecía.
Si él puede demostrar que Elena de White fue un profeta falso,
entonces ya no se puede confiar en ella para la interpretación de la doctrina
del santuario. En 1MS:142 = “Tenemos mucho más que temer de enemigos internos
que de los externos. Los impedimentos para el vigor y el éxito, provienen mucho
más de dentro de la iglesia misma que del mundo o de fuera de ella. Pero con
cuanta frecuencia los profesos defensores de la verdad, han demostrado ser los
mayores obstáculo para su adelanto. La incredulidad fomentada, las dudas
expresadas, las tinieblas abrigadas, animan la presencia de los malos ángeles y
despejan el camino para los planes de Satanás”. Se expresan dudas, incredulidad,
tinieblas abrigadas. Todo eso prepara el camino para el gran engaño de Satanás.
Nuestro peligro más grande pues, no está en el mundo, ni en el catolicismo, ni
en el protestantismo apóstata, sino está en el adventismo apóstata. Este es
nuestro mayor peligro como iglesia.
Por eso quisiéramos en estos dos días que vamos a estar juntos,
volver nuestra vista hacia la doctrina central en torno a la cual giran todas
las demás doctrinas de las Escrituras. La doctrina del santuario.
Dice la mensajera del Señor: “En el futuro surgirán engaños de
toda clase. Soplará todo viento de doctrina. Si necesitamos terreno sólido para
nuestros pies, necesitamos sólidos pilares para nuestro edificio. No ha de
quitarse ni un solo ápice de aquello que el Señor ha establecido. El enemigo
presentará falsas doctrinas, tales como la doctrina de que no existe un
santuario. Este es uno de los puntos en los cuales muchos se apartarán de la fe”.
¿En cuál punto se apartarán de la fe? En la doctrina del santuario. “¿Dónde
encontraremos seguridad a menos que sea en las verdades que el Señor os ha
estado dando durante los últimos años? De allí que necesitamos fortalecer
nuestra fe en los pilares de nuestra fe” GC:543.
“La intercesión de Cristo por el hombre en el santuario
celestial es tan esencial para el plan de salvación, como lo fue Su muerte en la
cruz”. Ahora hermanos, algunos quisieran que nuestra Iglesia predicase tan solo
la cruz de Cristo. Y es bueno predicar acerca de la cruz de Cristo. Es el tema
central de las Escrituras. En la cruz se realizó un sacrificio perfecto,
absoluto y completo. Pero la expiación no terminó en la cruz del Calvario.
Cristo está efectuando la expiación final de nuestros pecados en el santuario
celestial. Y eso es tan cierto, como es cierto de que Jesús está en el santuario
celestial. Y los adventistas tenemos esta comprensión basada en la doctrina del
santuario.
Los pecados fueron pagados por Cristo en Su sacrificio en la
cruz. Pero el perdón de esos pecados se hace efectivo y se aplica a nuestra vida
mediante la intercesión de Cristo en el santuario. Si Cristo hubiera solo muerto
en la cruz del Calvario, y no hubiese resucitado de los muertos, Pablo dice
estaríamos muertos en nuestros pecados. Si Cristo hubiese muerto solamente, y no
hubiese ascendido al cielo para interceder por nosotros ante Dios, de nada
hubiese servido Su muerte en la cruz. Y usted dice: Pastor, ¿pero eso no es
minimizar la cruz? No, es darle su debido lugar en el plan de salvación. Es
esencial para la salvación, pero también Su ministerio en el santuario celestial
es indispensable y es esencial para la salvación.
En 1 Cor. 15 el apóstol Pablo dice: Si Cristo no hubiera
resucitado de los muertos, vana sería nuestra fe. Vana sería nuestra predicación.
Estaríamos aun muertos en nuestros delitos y pecados. Así que, es tan importante
lo que sucede en el santuario en el cielo, como lo que sucedió sobre el monte
Calvario hace casi dos mil años atrás. Y se hace aun más importante hoy en día,
al comprender la obra final de expiación que está sucediendo en el día
antitípico de expiación en el santuario celestial. Esta es la tremenda verdad
presente del pueblo adventista del séptimo día. Y esto es lo que necesitamos
entender y comprender lo que está sucediendo en el santuario celestial en este
gran día de expiación.
Por cierto, ¿saben ustedes que acaba de pasar el día de
expiación? Los judíos acaban de celebrar su Yom Kippur. ¿No sería bueno entonces
que nosotros, adventistas que tenemos la verdadera explicación y comprensión del
Yom Kippur, hablemos de esto y comprendamos lo que eso significa?
Quiero en esta noche presentarles a ustedes a Jesús a través del
santuario. Porque Él es el centro de todo en la Biblia. Y Él es quien es
revelado en el santuario. No se puede hablar del santuario como doctrina, sin
hablar de Jesús. Porque Él es la víctima y el Sacerdote. Él es el centro de todo.
En el santuario, todo nos habla acerca de Cristo. ¿Cómo es que como adventistas
entonces no predicamos más sobre el santuario? Si en el santuario vemos a Jesús,
y Jesús es el centro de nuestro amor, de nuestra devoción, de nuestro anhelo de
verle venir pronto. El santuario mismo es símbolo de Jesús. El mobiliario es
símbolo de Cristo. Las cortinas son símbolo de Cristo. Los colores representan a
Cristo. Las cubiertas representan a Cristo. El servicio diario representa a
Cristo. El servicio anual representa el servicio de Cristo. El sumo sacerdote
representa a Cristo. El sacrificio, el holocausto, las ofrendas, todo lo que
sucede en el santuario nos habla acerca de Cristo Jesús. Y nos ayuda a entender
lo que está haciendo Cristo en el gran plan de redención. Ahora, en esta noche
vamos a ver solo la primera parte. Y quiero que estén bien despiertos, porque el
diablo va a sugerir doctrinas fantásticas con respecto al santuario. Pero si
nosotros estamos afirmados en la verdad de la Palabra de Dios y en el Espíritu
de Profecía, no seremos removidos.
Vamos al primer tema ahora. Mañana por la mañana será el segundo,
y entonces desde las cuatro hasta las siete, unas tres horas por allí, para
terminar el tema del santuario. Bueno, para comenzarlo, porque el tema del
santuario dice la mensajera del Señor, debe ser nuestro estudio continuo. ¿Saben
lo que dice? No debiéramos descansar, hasta no comprender plenamente lo que está
sucediendo en el santuario celestial. Este debe ser el tema de nuestro estudio.
Vamos entonces, y vamos a enfocar en esta noche, el plan de salvación en el
santuario. Yo les voy a pedir, como tarea, ¿se les puede dar tarea? ¿Si? Que
ustedes saquen su libro empolvado de allá de su biblioteca, y que lean el
capítulo 30 de Patriarcas y Profetas. El capítulo 30. Se titula El Tabernáculo y
Sus Servicios. No son muchas páginas. Si leen un pedazo esta noche antes de
dormirse, y mañana temprano cuando se levantan pueden venir con el capítulo
leído, para el sermón. Capítulo 30 de Patriarcas y Profetas. Eso nos va a servir
de base para lo que vamos a comenzar a ver hoy, y seguiremos viendo mañana.
En el santuario está el camino de Dios. En el santuario se
manifiesta el plan de Dios, su propósito y su manera de actuar para con los
seres humanos. En el santuario encontramos el plan de la redención descrito en
detalle. Es más, al estudiar el santuario, vamos a encontrar la profecía más
maravillosa de todas, con respecto a la salvación. Y como ilustración de eso,
quiero poner en la pizarra, un aspecto del santuario que no es muy conocido ni
muy estudiado. Y ustedes van a ver una representación maravillosa del plan de
salvación en lo que son las fiestas del pueblo de Israel.
Las fiestas anuales del pueblo de Israel. Sabían ustedes que la
mensajera del Señor, en Patriarcas y Profetas, hablando acerca de las fiestas,
dice que ¿sería muy bueno para el pueblo del Israel moderno, que esas fiestas
fuesen recordadas y tenidas en cuenta por el pueblo de Dios moderno? Ahora
ustedes van a comprender por que. Es más, hasta ella dice, en Patriarcas y
Profetas, en un capítulo entero dedicado a las fiestas anuales, si alguno quiere
leer un poquito más que lo asignado en la tarea, pues lea un poquito más. Lea el
capítulo titulado Las Fiestas Anuales. Son solamente seis hojas. Capítulo 52. Y
miren lo que dice la mensajera del Señor con respecto a esto: “Estas asambleas
anuales, antes las cuales se presentaban todos los hijos de Dios, son un ejemplo
para el Israel moderno. También hoy día, sería bueno que el pueblo de Dios
tuviera una fiesta de las Cabañas, una alegre conmemoración de las bendiciones
que Dios les ha otorgado. Que interesante. Con respecto a las Cabañas. Hoy es. ¿Por
qué creen ustedes que escogí este tema? Hoy se cierra. Duró por siete días,
cinco días del Yom Kippur. Exactamente. El Sábado pasado y hoy se cierra.
Interesante.
Veamos un poquito esto. Vamos a poner aquí Fiestas Solemnes.
Esto tiene que ver directamente con lo que se hacía en el santuario en los
servicios anuales. Lev. 23:4 = “Estas son las fiestas solemnes de Jehová, las
convocaciones santas a las cuales convocaréis en sus tiempos”. Y ahora viene la
lista. Las vamos a poner aquí en la pizarra. Vayan leyendo. Lev. 23.
En el mes primero, a los catorce del mes, entre las dos tardes,
Pascua es de Jehová. La primera fiesta es la Pascua. La Pascua se celebra, vamos
a poner aquí la fecha, el catorce del mes Nisán, que es primer mes del
calendario eclesiástico judío. El 14 de Nisán, entre las dos tardes, o sea de
puesta de sol a puesta de sol. Luego, versículo 6, a los 15 días de este mes, es
la fiesta solemne de los panes sin levadura a Jehová; siete días comeréis panes
sin levadura. El primer día tendréis santa convocación, ningún trabajo de siervo
haréis.
Ofreceréis a Jehová siete días ofrenda encendida. El séptimo
también será santa convocación, ningún trabajo de siervo haréis. La segunda
fiesta anual es la de los panes sin levadura. Otra palabra en español para eso
es ázimos. Panes sin levadura. Y dice que se celebraba desde el 15 hasta el 21
de Nisán. Siete días. Para ser más específicos, los vamos a poner a los siete.
El 15, 16, 17, 18, 19, 20 y 21. De esos siete días dedicados a los panes sin
levadura, el primero era un sábado ceremonial. Un día en el cual no se trabajaba.
Noten el versículo siete, el primer día tendréis santa convocación, ningún
trabajo de siervo haréis. Y el versículo ocho dice, ofreceréis a Jehová siete
días, y el séptimo día será santa convocación, ningún trabajo de siervo haréis.
Vamos a ponerle un círculo entorno a los días que son llamados días de reposo o
sábados ceremoniales. Podían caer en cualquier día de la semana. Pero el día en
que caía el 15 de Nisán era un feriado, en el sentido que no se trabajaba, pero
también era un día santo, en el sentido de que se lo dedicaba totalmente para el
culto y la adoración. Era un día de reposo.
La tercera fiesta aparece en el versículo que sigue, versículo
10, habla a los hijos de Israel y diles, cuando hayáis entrado en la tierra que
yo os doy y seguéis su mies, traeréis al sacerdote una gavilla por las primicias
de los primeros frutos de vuestra siega. Y el sacerdote mecerá la gavilla
delante de Jehová para que seáis aceptos. El día siguiente del día de reposo la
mecerá. Esta fiesta se llama las Primicias. Y las Primicias se celebraba el día
siguiente de este día de reposo de la fiesta de la Pascua o de los ázimos,
porque ustedes deben saber que con el tiempo todo esto llegó a conocerse con el
nombre de Pascua.
Por ser el
primer día de Pascua todo lo que seguía era parte de una sola celebración,
aunque la Biblia distingue las tres fiestas en forma específica. Pero si ustedes
recuerdan, se nos dice que tres veces debía presentarse todo varón ante el
templo, ante Jehová. Tres veces al año. La primera vez era para esta fiesta y
estaba toda junta; la segunda era para el Pentecostés; y la tercera era para la
fiesta del Yom Kippur que culminaba con las Cabañas. Muy bien, Primicias
entonces era siempre el día siguiente a el sábado ceremonial. En este caso le
vamos a poner 16, ¿no es cierto? Y se nos dice con respecto a la fiesta de las
Primicias, el día en que ofrezcáis la gavilla, ofreceréis un cordero de un año,
sin defecto, en holocausto a Jehová, su ofrenda será dos décimas de flor de
harina amasada con aceite, ofrenda encendida a Jehová en olor gratísimo, su
libación será de vino, la cuarta parte de un Him, no comeréis pan ni grano
tostado ni espiga fresca hasta este mismo día, hasta que hayáis ofrecido la
ofrenda de vuestro Dios. Estatuto perpetuo es por vuestras edades en donde
quiera que habitéis. Esta es la tercera fiesta anual. Estas tres se celebraban
en la primavera. Caían a fin de marzo o a principio de abril. Estas tres iban
juntas: la Pascua el 14, el primer día de los panes sin levadura el 15, y las
Primicias el 16. Todas juntas. De allí se contaba 7 semanas cumplidas. Versículo
15. Contaréis desde el día que sigue al día de reposo, el día en que ofrecisteis
la gavilla de la ofrenda mecida, o sea desde el día que sigue al día de reposo
en que ofrecisteis la gavilla mecida de las Primicias, desde este día contarás,
dice, siete semanas cumplidas. O sea 49 días cumplidos y al día siguiente, o sea
el día 50, ofreceréis el nuevo grano a Jehová. Versículo 16. Hasta el día
siguiente del séptimo día de reposo, contaréis 50 días y entonces ofreceréis el
nuevo grano a Jehová. De esa palabra viene el nombre de la fiesta, la cuarta se
llama Pentecostés. También se le llama la fiesta de la mies o la fiesta de las
semanas. La fiesta de las semanas porque venía 7 semanas después de las
Primicias. Y usted se está preguntando, pastor, y todo esto ¿qué tiene que ver?
Espérence. Porque ahora viene lo más interesante. Vamos a saber qué significado
tenía todo esto en el plan de salvación.
Pentecostés, vamos a ponerle aquí 50 días más tarde. 50 días más
tarde, después del 16. El día número 50. Ahora, en el día de Pentecostés,
tampoco se trabajaba. Dice el versículo 21, convocaréis en este mismo día santa
convocación, ningún trabajo de siervo haréis, estatuto perpetuo en donde quiera
que habitéis por vuestras generaciones. Vamos a ponerle un circulito alrededor,
simbolizando que también era un día de reposo, un sábado ceremonial. Esta fiesta
caía siete semanas más tarde, ya entrado el verano. Estas tres en primavera,
esta en el verano, y entonces las últimas tres caían en el otoño. Y vamos a
ponerlas de una vez, versículo 24, habla a los hijos de Israel y diles en el mes
séptimo. Esto es en el mes primero, esto nos llevaba hasta el mes tercero, el
Pentecostés, y ahora en el mes séptimo. Al primero del mes, versículo 24,
tendréis día de reposo, una conmemoración al son de trompetas. De allí viene el
nombre de la quinta fiesta. Trompetas. Y esta se celebraba el primero del mes
séptimo, de Tishri. Así se llama el séptimo mes del calendario judío. El primero
del séptimo mes, que es el mes de Tishri. Son de trompetas. Versículo 27. A los
10 días de este mes séptimo, será el día de expiación. Tendréis santa
convocación, afligiréis vuestras almas. Pero antes de poner allí día de
expiación, en el versículo 25 del que acabamos de pasar dice, en el día de
trompetas, ningún trabajo de siervo haréis. También esta fiesta era un sábado
ceremonial. El sexto entonces expiación, y se celebraba el décimo día del mismo
mes Tishri. También en ese día, dice el versículo 28, ningún trabajo haréis en
este día porque es día de expiación, para reconciliáros delante de Jehová,
vuestro Dios. Ese también era un Sábado ceremonial y todavía se especifica en el
versículo 32, día de reposo será a vosotros, sábado será a vosotros. Ahora noten,
podía caer cualquier día de la semana. Este, el primero del mes, era sábado. No
sábado séptimo de semana, sino sábado de reposo. Se le llamaba sábado porque era
reposo, pero podía caer cualquier día de la semana, y el décimo también.
Obviamente que si el primero caía en Sábado, séptimo día de la semana, el décimo
no podía caer en Sábado. Así que era en cualquier día de la semana, que caían,
pero eran días de reposo ceremoniales.
Y la última fiesta, dice el versículo 34, habla a los hijos de
Israel y diles, a los 15 días de este mes séptimo, será la fiesta solemne de los
Tabernáculos a Jehová por siete días. El primer día habrá santa convocación,
ningún trabajo de siervo haréis. Siete días ofreceréis ofrenda encendida a
Jehová, el octavo día tendréis santa convocación, y ofreceréis ofrenda encendida
a Jehová. Es fiesta, ningún trabajo haréis. Esta se llama Cabañas o
Tabernáculos y se celebra el 15, 16, 17 , 18, 19, 20, 21 y el octavo, o sea el
22, del mes Tishri, también era un sábado, un día de reposo, en el cual no se
trabajaba.
Aquí las tenemos todas completas ahora. ¿Cuántas fiestas son?
Siete. ¿Y cuántos días de reposo hay dentro de esas siete fiestas? ¿Cuántos hay?
Contemos los círculos: uno, noten que la Pascua era una fiesta pero no era un
día de reposo; los panes sin levadura había siete días de fiesta, pero el
primero y el último eran días de reposo; así que tenemos uno, dos, tres, cuatro,
cinco, seis y siete. Siete fiestas y siete días de reposo dentro de esas
fiestas. No todas las fiestas eran días de reposo. Por ejemplo, las Primicias no
se guardaba como día de reposo. La Pascua tampoco se guardaba como día de reposo.
Y los días entre medio de los panes sin levadura y de las Cabañas, tampoco eran
días de reposo, pero eran días de fiesta. Claro, el pueblo, venían de todas
partes de la nación, venían tres veces al año. Y obviamente no trabajaban en
ninguno de estos días porque estaban en la fiesta. Pero aunque no trabajaban,
sin embargo los días que no eran de reposo, podían hacer otras actividades; no
los guardaban como días santos, mientras que en estos días no se trabajaba.
Tampoco se cocinaba en estos días. Se preparaba de antemano.
Muy bien. Ahora que tenemos esto, viene la parte interesante. ¿Qué
significa todo esto? En el plan de salvación, esta era una presentación en
miniatura del gran plan de salvación de Cristo, para la redención del ser humano.
El Señor les presentaba cada año, en forma de un drama, de una representación
visible, lo que habría de ser el gran plan de redención. Desde la venida de
Cristo a esta tierra, su muerte para nuestra salvación, su resurrección, su
ascensión al cielo, su ministerio en el santuario celestial, el juicio final, la
expiación final por los pecados, su venida en gloria, la purificación final del
pecado, la exterminación del pecado hasta el final del milenio, cuando el pueblo
viviría eternamente con el Señor. Todo el plan de salvación estaba en las siete
fiestas anuales. Y usted dice ¿cómo?
Pues, veámoslo. La primera, la Pascua, es la más fácil de
entender, y sin embargo tiene algunos detalles que son fascinantes, que los
vamos a tocar aunque sea rapidito. Vamos a poner aquí simbolismo. Por cierto,
debo decirles que cada una de las siete fiestas conmemoraba algo, prefiguraba
algo. En cada fiesta se miraba hacia el pasado, recordando algún evento que Dios
había hecho en favor de ellos, y se miraba hacia el futuro esperando el
cumplimiento de la promesa en el plan de redención. Así que las fiestas tenían
un doble significado. Por ejemplo, la Pascua conmemoraba la salida de Egipto.
Hasta el día de hoy los judíos celebran la Pascua, y hoy en día ellos no quieren
saber nada de que se les diga que eso tenía algo que ver con la muerte del
Mesías. Ellos dicen no, eso solamente recuerda nuestra liberación de Egipto.
Pero la Pascua prefiguraba una liberación mucho más grande. La liberación del
pecado a través de Cristo Jesús. Cristo es nuestra Pascua que fue sacrificada
por
nosotros.
Así que vamos a poner aquí al lado de la Pascua, vamos a poner la muerte de
Cristo. ¿Alguien quisiera por favor leer 1 Cor. 5:7? (Léalo usted en su Biblia).
Porque nuestra Pascua que es Cristo fue sacrificada por nosotros. Cristo es
nuestra Pascua. El sacrificio del cordero pascual simbolizaba la muerte de
Cristo. Ahora quiero decirles algo. Sabían ustedes que Cristo murió exactamente
en un día en que se celebraba la Pascua? Y no solamente en el mismo día en que
se celebraba la Pascua, sino a la hora exacta en que se mataba el cordero
pascual.
Ahora aquí viene lo más fascinante de todo eso. Cristo cumplió
cada detalle de lo que era la Pascua. Si ustedes quieren estudiar a fondo lo que
es el tema de la Pascua, deben estudiarla basándose en el libro de Éxodo, en el
capítulo 12. Allí Dios les dio las instrucciones de cómo debía celebrarse la
Pascua. Dice así en el versículo 2: “Este mes será el primero de los meses. Para
vosotros será el primero de los meses del año”. Cuando salieron de Egipto, de
ahí comienzan su calendario. “Hablaba la congregación en Israel diciendo: en el
diez de este mes, tómese cada uno de vosotros un cordero según las familias de
los padres, un cordero por familia”. ¿Cuándo debía tomarse el cordero? El diez.
Vayan tomando nota. “Si la familia fuere tan pequeña que no baste para comer un
cordero solos, entonces él y su vecino inmediato a su casa, tomarán uno según el
número de las personas”. Parece que los Israelitas no tenían problemas con sus
vecinos, porque cuando venía la Pascua, podían invitar a su vecino a comer a su
casa. Se llevaban bien con sus vecinos. “Conforme al comer de cada persona,
haréis la cuenta del cordero”. Versículo 5: “El animal será sin defecto. Macho,
de un año, lo tomaréis de las ovejas o de las cabras. Lo guardaréis hasta el día
14 de este mes, y lo inmolará toda la congregación del pueblo de Israel, entre
las dos tardes. Tomarán de la sangre, la pondrán en los dos postes, en el dintel
de las casas en que lo han de comer. Y aquella noche comerán la carne asada al
fuego, y los panes sin levadura con hierbas amargas lo comerán. Ninguna cosa
comeréis de él cruda, ni cocida en agua, sino asada al fuego, su cabeza con sus
pies y sus entrañas. Ninguna cosa dejaréis de él hasta la mañana, lo que quedare
hasta la mañana lo quemaréis en el fuego. Y lo comeréis así, ceñidos vuestros
lomos, vuestro calzado en vuestros pies, vuestro bordón en vuestra mano, lo
comeréis apresuradamente. Es la Pascua de Jehová. Pues yo pasaré”, y la palabra
pasaré en hebreo es “Pache”. Pasar. De ahí viene el nombre Pascua. “Porque yo
pasaré aquella noche por la tierra de Egipto, y heriré a todo primogénito en la
tierra de Egipto, así de los hombres como de las bestias, y ejecutaré mis
juicios en todos los dioses de Egipto, yo Jehová. Y la sangre os será por señal.
En las casas donde vosotros estéis, veré la sangre y pasaré de vosotros, y no
habrá entre vosotros plaga de mortandad, cuando hiera la tierra de Egipto. Este
día os será de memoria y lo celebraréis como fiesta solemne para Jehová durante
vuestras generaciones, por estatuto perpetuo lo celebraréis. Siete días comeréis
panes sin levadura, así el primer día haréis que no haya levadura en vuestras
casas”, y sigue explicando que de ahí sigue la fiesta de los panes sin levadura.
Ahora vean algunos detalles. El animal tenía que ser macho,
representando a Cristo como hombre. Segundo lugar, tenía que ser sin defecto. No
podía tener defecto físico ni mancha, tenía que ser completamente blanco, sin
ninguna mancha ni ningún defecto, representando el Cordero sin mancha, ni
mácula, ni defecto, Cristo Jesús. Simbolizando que su vida era sin pecado. Tenía
que ser de un año. No se podía escoger un animal viejo. La mayoría hubiesen
estado inclinados a buscar ya el macho viejo. Bueno, de todos modos ya está
viejo, se va a morir, matemos ese. Pero la Escritura dice no, me vas a dar el
animal en lo mejor de su vida, en la flor de su vida. Porque el animal entre las
ovejas y las cabras, llega a la madurez al año de edad. Mostrando así que
después de un año de edad ya el cordero no se considera cordero, sino un adulto.
Puede procrear después del año. Pero tampoco puede ser viejo. Ni puede ser menos
de un año ni puede ser más de un año, simbolizando que Jesús habría de morir en
la flor de Su vida.
Tampoco se podía quebrar ningún hueso del animal. Noten que
había que cocinarlo asado entero, con cabeza, con pies, con todo. ¡Qué manera
más rara de cocinar un animal! Esta no era una comida común. Era una comida
ceremonial. Representaba al Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Y en
el versículo 46 dice: “Se comerá en una casa, no llevaréis de aquella carne
fuera de ella, ni quebraréis hueso suyo”. No se podía quebrar ningún hueso. ¿Qué
representaba esto? Juan 19:36 nos dice que no le quebraron ningún hueso a
Cristo. Vinieron a los dos malhechores que estaban, uno a la derecha y otro a la
izquierda, y a ambos les quebraron las piernas, pero cuando vinieron a Cristo ya
estaba muerto y no le quebraron las piernas. Cumpliendo así la prefiguración de
la Pascua, que no se quebraría ningún hueso suyo. La carne debía ser comida.
Es muy hermoso lo que explica la mensajera del Señor con respecto a
eso. En Patriarcas y Profetas: 282 dice lo siguiente: “La carne debía comerse.
Para alcanzar el perdón de nuestro pecado, no basta con que creamos en Cristo”.
Oigan. Algunos dicen, solo cree y ya eres perdonado. Pero no era suficiente con
que uno mate el cordero. Había que comérselo. “De igual manera”, sigue diciendo,
“los que aceptan y creen en Cristo, deben recibir por la fe en Su Palabra como
alimento espiritual. Cristo dijo, si no comiereis la carne del Hijo del hombre y
no bebiereis Su sangre, no tendréis vida en vosotros. El que come mi carne y
bebe mi sangre tiene vida eterna”. Y para explicar lo que quería decir, dijo:
“Las palabras que Yo os he hablado son Espíritu y son vida”. ¿Qué es lo que hay
que comer? La Palabra de Cristo. Vean ahora este simbolismo. Porque algunos
dicen, bueno, si yo creo que Cristo murió por mi, eso es suficiente. Pero aquí
dice, no era suficiente. Para alcanzar el perdón de los pecados, no basta que
creamos en Cristo. Miren como sigue. “Jesús aceptó la ley de Su Padre, cuyos
principios puso en práctica en Su vida. Manifestó Su Espíritu y demostró Su
poder benéfico en el corazón del hombre. Juan dice: Aquel Verbo se hizo carne y
habitó entre nosotros y vimos Su gloria, gloria como la del Unigénito del Padre,
lleno de gracia y de verdad. Los seguidores de Cristo, deben participar de Su
experiencia, deben recibir y asimilar la Palabra de Dios para que se convierta
en el poder que impulse su vida y sus acciones. No basta con creer en Cristo.
Hay que comer la Palabra de Cristo. Mediante el poder de Cristo deben ser
transformados a Su imagen, deben reflejar los atributos divinos. Deben comer la
carne y beber la sangre del Hijo de Dios, o no habrá vida en ellos. El Espíritu
y la obra de Cristo deben convertirse en el Espíritu y la obra de sus
discípulos. Oh, hay miles que dicen, yo creo que Cristo es el Cordero Pascual
que quita el pecado del mundo. Pero si no comen la carne del Hijo de Dios que es
Su Palabra, si no asimilan en su vida y viven de acuerdo a sus preceptos, de
nada vale, no tienen vida en sí mismos”.
Interesante, ¿verdad? Justificación y santificación juntos, en
la Pascua. Usted no los puede separar. Es más, la sangre debía ser puesta en el
dintel. Se imaginan ustedes, un niño judío, ese 14 de Nisán allá en Egipto.
Están azorados, han visto todo lo que ha pasado. Imagínense ustedes el niño,
seis, siete u ocho años. Ese niñito está maravillado de lo que ha visto y ha
oído. Le tocó ver las ranas, ver los piojos, ver las tinieblas que cayeron sobre
Egipto, ver el granizo, ver todas las plagas que vinieron, el río convertido en
sangre, todo lo demás, y estaban impresionados. Y ahora Moisés ha anunciado, que
va a pasar el ángel de Jehová, matando a todo primogénito. Y Dios le da la
instrucción. Moisés se la explica a cada padre de familia, y
cada padre
de familia ahora se la explica a su familia. Llega el día. Matan el cordero. Y
se imaginan a ese niño preguntando: Papá, ¿ya pusiste la sangre en el dintel?
Qué pasaría si el papá dice: Hijo, eso no es importante. Ya matamos el cordero,
ya cumplimos con lo que Moisés nos pidió. Lo de la sangre no es importante. Y el
niño diciendo: Pero papá, si pasa el ángel y no ve la sangre, ¿qué va a pasar
conmigo papá? ¿Se arriesgaría usted a no poner la sangre en el dintel, esa noche
del 14 de Nisán, si su hijo mayor primogénito, está dentro de las puertas de su
casa? ¿Se iría usted a acostar tranquilo esa noche, sin tener la sangre en el
dintel? Ahora, muchos hoy en día dicen, todo lo que hay que hacer, es creer que
Cristo murió por nuestros pecados, pero no aplican esa sangre a sus vidas. No es
suficiente con creer en la muerte de Cristo. Hay que hacer el sacrificio de
Cristo, nuestro. La mensajera del Señor dice: “No bastaba que el Cordero pascual
fuese muerto. Había que rociar con su sangre los postes de las puertas, como los
méritos de la sangre de Cristo deben ser aplicados al alma. Debemos creer, sí,
pero no solo creer que Él murió por el mundo, sino que murió por mí,
individualmente. Debemos apropiarnos la virtud del servicio expiatorio de
Cristo”.
Te pregunto: ¿Es esa una realidad en tu vida? ¿Te has apropiado
de los méritos de Su sangre expiatoria? ¿Estás cubierto por la sangre de Cristo?
¿O sólo crees que Jesús murió por los pecados del mundo? ¿Le has aceptado como
el que perdona tus pecados? ¿Te has aferrado de esa sangre que limpia de todo
pecado? ¿Está tu vida limpia de todo pecado? ¿Está todo pecado confesado y
limpiado por la sangre de Cristo?
Interesante que junto con el cordero, se comían hierbas amargas.
Dice el versículo 8: “Aquella noche comerán la carne asada al fuego, los panes
sin levadura, con hierbas amargas lo comerán”. ¿Qué representaban las hierbas
amargas? Bueno, recuerden que la Pascua tenía un significado histórico y un
significado futuro. ¿Qué representaban las hierbas amargas en relación con la
salida de Egipto?. Ah, para que nunca se olvidasen de la amargura que habían
pasado como esclavos en Egipto. Éxodo 1:14 dice: “Y amargaron los egipcios su
vida con dura servidumbre”. Amargaron la vida de ellos, la misma palabra que se
usa para hierbas amargas. Para que nunca se olvidasen de la amargura de la
esclavitud. Dios les dijo con el cordero coman hierbas amargas. Pero, ¿qué
representaban las hierbas amargas en el plan de salvación? ¿Qué representaban?
La amargura ahora se aplica a Cristo, porque Él es el Cordero. Es cristocéntrico
en su cumplimiento futuro. Cristo dijo: Mi alma está muy triste hasta la misma
muerte. La amargura de Cristo en el Getsemaní, representan las hierbas amargas.
Padre, si es posible pasa de Mi esta copa. Era una copa amarga la que le tocaba
beber. La amargura de Cristo. ¿Recuerdan que le dieron a beber vinagre en la
cruz? El vinagre es amargo. Todo eso simbolizaban las hierbas amargas.
Pero ahora una pregunta muy interesante: ¿Cuándo se apartaba el
cordero? El diez. ¿Y cuándo se sacrificaba? El catorce. ¿Qué simboliza en el
plan de salvación, el hecho de que el cordero era apartado el diez, pero se
sacrificaba el catorce? ¿Qué simboliza? Vean que interesante. Busquen ustedes en
Luc. 22:1 en adelante = “Estaba cerca la fiesta de los panes sin levadura que se
llama la Pascua. Y los principales sacerdotes y los escribas buscaban cómo
matarle, porque temían al pueblo. Y como entró Satanás en Judas, por sobrenombre
Iscariote, el cual era uno del número de los doce, este fue y habló con los
principales sacerdotes y con los jefes de la guardia, de cómo se lo entregaría.
Ellos se alegraron y convinieron en darle dinero, y él se comprometió y buscaba
la oportunidad para entregárselo a espaldas del pueblo. Y la oportunidad llegó
el día de la Pascua”. Interesante. Judas hizo el trato, por cuánto vendería a
Cristo. Acordaron el dinero que le iban a dar, las 30 monedas de plata. Y si
usted estudia con detalle el evangelio, notará, que el domingo fue la entrada
triunfal de Cristo en Jerusalén. El lunes fue la fiesta en la casa de Simón. Y
el lunes por la noche, en la fiesta en la casa de Simón, María Magdalena, rompió
el perfume caro, y Cristo dijo: Déjenla, porque me ha ungido para la sepultura.
Ese perfume, con el cual fue ungido Cristo, ya lo apartó para la muerte. Pero la
Biblia dice, que cuando Judas vio eso, y la mensajera del Señor lo explica,
dijo: hasta aquí llegué con Él. Ahora está hablando otra vez que tiene que
morir, pues que muera. Se levantó de la mesa, porque Jesús lo puso de manifiesto
cuando Él dijo: ¿para qué todo este desperdicio? ¿No podría haberse dado a los
pobres? Y Cristo dijo: “A los pobres siempre los tendréis con vosotros, pero a
mí no siempre me tendréis”. Esta mujer ha hecho lo correcto. Elena de White dice
que Judas se levantó de allí, y salió directo y se fue a hacer el trato con los
judíos. El mismo día 10 de Nisán. El Cordero fue apartado 4 días antes.
Cumpliendo el tipo en el antitipo en forma exacta. Así como el cordero, el que
tenía corderos en su casa, el que tenía ovejas, tenía que escoger el cordero el
diez, apartarlo, separarlo, ya no podía estar más con el resto, sino que estaba
apartado. El que no tenía cordero, tenía que ir y comprar un cordero el diez. No
lo podía comprar ni el 11, ni el 12, ni el 13 ni el 14. Lo tenía que comprar el
10, según la instrucción. Y Cristo fue vendido por Judas el 10, y lo entregó el
14. Interesante, ¿verdad?
Se cumple exactamente. Ahora Jesús murió un 14 de Nisán, cerca
de las tres de la tarde. Saben, hay mucha discusión con respecto a si Jesús
estaba realmente celebrando la Pascua, y si Él murió el día después de la
Pascua. Porque recuerden que Él instituyó la Santa Cena en la cena pascual. Y
algunos se confunden, porque dicen, bueno si Él ya había comido el cordero
pascual, entonces cómo fue, porque eso fue el jueves por la noche, la cena
pascual, esa misma noche Jesús salió de la cena pascual, fue al Getsemaní, y esa
misma noche fue entregado por Judas, fue prendido, fue enjuiciado durante el
jueves por la noche, el viernes por la mañana fue llevado ante Pilato, fue
crucificado a las nueve de la mañana, y murió a las tres de la tarde. Fue un
viernes que Él murió. Pero había comido la cena pascual del cordero, el jueves.
Entonces, ¿murió Cristo el día de la Pascua o murió el día después de la Pascua?
Si ya había comido la cena pascual, ¿cómo entendemos eso? Pero,
si Jesús murió a la hora en que se mataba el cordero pascual, no podía Él morir
después que el cordero pascual ya hubiese estado comido. Si lo comieron el
jueves, ¿por qué entonces Él murió el viernes? O si lo comieron digamos el
viernes en las primeras horas, pero si Él murió a las tres de la tarde, ¿cómo
entendemos esta aparente contradicción? Si, a la hora del sacrificio,
exactamente a las tres de la tarde, Él murió a la hora en que se mataba el
cordero pascual.
La mensajera del Señor dice, que en la hora exacta que el
cordero estaba por ser sacrificado, Cristo como el Cordero Pascual murió.
Entonces, ¿cómo entendemos eso? Bueno, la respuesta la tiene la mensajera del
Señor en el Deseado de Todas las Gentes. Ella dice, y como Jesús sabía que el
día en que el cordero pascual se mataba, Él iba a ser muerto, Él hizo
preparativos para celebrar la Pascua el día anterior. Y lo confirma Juan en el
capítulo 13. Vean lo que dice allí, en el versículo 1 y 2: Antes de la fiesta de
la Pascua, sabiendo Jesús que Su hora había llegado, para que pasase de este
mundo al Padre, como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó
hasta el fin, y cuando cenaban, como el diablo ya había puesto en el corazón de
Judas Iscariote hijo de Simón, que le entregase. Sabiendo Jesús que el Padre le
había dado todas las cosas en las manos, y que había salido de Dios y a Dios
iba, se levantó de la cena, se quitó su manto y tomando una toalla se la ciñó.
Aquí
tenemos la noche en que Jesús lavó los pies de los discípulos. Es la misma noche
de la cena pascual. Y la Biblia dice, antes de la fiesta de la Pascua. ¿Notaron
eso?
Porque Jesús sabía que había llegado Su hora. La mensajera del
Señor lo dice claramente. Como Jesús sabía que el día en que se comía el cordero
pascual, Él iba a ser muerto a la hora en que se mataba el cordero, hizo
arreglos para celebrar la cena con sus discípulos la noche anterior. Para
poderla celebrar por última vez con ellos, y darle el significado.
Y esto nos lleva a la segunda fiesta. ¿Qué representan los panes
sin levadura? ¿Qué representa el pan? El cuerpo de Cristo. ¿Y por qué el pan
tenía que ser sin levadura? Correcto. Ahora, si la Pascua era la muerte de
Cristo, los panes sin levadura representaban Su sepultura. La levadura es
símbolo de pecado. Correcto. La levadura contamina. Cristo murió sin pecados. Su
sacrificio fue un sacrificio perfecto. En Mat. 26:26 dice: “Mientras comían tomó
Jesús el pan, lo bendijo, lo partió, lo dio a Sus discípulos y dijo, tomad y
comed, esto es mi cuerpo”.
Ese pan sin levadura representaba el cuerpo de Cristo. Pero ¿por
qué más era sin levadura? ¿Qué simbolizaba eso en el plan de salvación? No
solamente simbolizaba que el sacrificio de Cristo era perfecto, porque no había
pecado en Él. Por otra razón más, el pan era sin levadura. ¿Qué pasa con el pan
que tiene levadura, en comparación con el pan que no tiene levadura? Bueno, si
levanta. Pero el pan leudado se daña más pronto. En cambio el pan sin levadura,
usted lo puede guardar por días, y días, y días, y no se hecha a perder.
Mientras que el pan leudado, se hecha a perder más rápidamente. Eso
representaba, que el cuerpo de Cristo no vería corrupción. Hechos 2:27 = “Porque
no dejarás mi alma en el Hades ni permitirás que Tu Santo vea corrupción”. Y en
el versículo 31 dice: “Viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que
Su alma no fue dejada en el Hades, ni Su carne vio corrupción”. El pan sin
levadura representaba que el cuerpo de Cristo no vería corrupción.
Ahora, en el día exacto en que se comía el pan sin levadura, en
ese día exacto, Cristo estaba en el sepulcro. Y que interesante que este día se
celebraba como día de descanso. Ahora, Cristo murió un viernes a las tres de la
tarde. La hora en que se mataba el cordero pascual. Entre las dos tardes. Estuvo
en la tumba, el Sábado. Juan 19 dice que ese sábado era un sábado de gran
solemnidad. Era Sábado de Sábados. Porque no solamente era sábado séptimo día de
la semana, sino que caía también un sábado ceremonial. Por lo tanto era
doblemente sábado. Era sábado por ser el séptimo día de la semana, y era sábado
porque era día de reposo del primer día de los panes sin levadura.
Interesante, que el creador de los cielos y de la tierra, creó
el mundo en seis días, y reposó el séptimo día. Ustedes saben que el Creador es
el mismo Redentor, ¿sí o no? Pedro dijo, ahí mismo, en Hechos 3:14-15, mas
vosotros negasteis al santo y al justo, y pedisteis que se os diese un homicida,
y matasteis al autor de la vida. ¡Que paradoja! Matar al que es la vida.
Quitarle la vida al autor de la vida. Qué tremendo. El Creador, el que dio la
vida, fue muerto.
Y vean que cosa más interesante. Jesús terminó la obra de
creación un viernes. Y reposó el Sábado. Terminó la obra de redención diciendo
consumado es, un viernes, y reposó en la tumba un Sábado. Aun en Su muerte Jesús
guardó el Sábado. Reposó en la tumba. El Sábado es símbolo de creación y símbolo
de redención. Los adventistas guardamos el Sábado porque nos recuerda la obra de
la redención, consumada en el sacrificio perfecto del cuerpo de Cristo, como un
Cordero sin mancha ni mácula. Fue ofrecido para la salvación del mundo y reposó
en la tumba el santo Sábado. Guardamos el Sábado porque creemos que Jesús no
solamente es nuestro Creador, sino también nuestro Redentor y nuestro Salvador.
Él es el Cordero que quita el pecado del mundo. El día en que se comía el pan
sin levadura, Jesús estuvo en la tumba.
Interesante que la fiesta se celebraba por siete días. Jesús
volvió a aparecer dice la Biblia, siete días más tarde, otra vez a los
discípulos, después de haber resucitado. Durante esos siete días estuvieron
comiendo el pan sin levadura. Estaban recordando la muerte de Cristo.
Pero queremos llegar a las Primicias, porque esta es una de las
fiestas más hermosas. Las Primicias se celebraban al día siguiente del Sábado.
En esa semana del año 31 de la era cristiana, la fiesta de las Primicias cayó el
domingo. El día siguiente al primer día de los panes sin levadura. ¿Y qué
representa la fiesta de las Primicias? Si la Pascua representa la muerte de
Cristo, si los panes sin levadura representan la sepultura de Cristo, ¿qué
representa las Primicias? Oh si, todos lo sabemos, ¿verdad? La resurrección.
¿Texto bíblico? ¿Dónde habla de las Primicias? 1 Cor. 15:20, ¿Quién quiere
leerlo? Gracias. Ahora Cristo ha resucitado de los muertos, primicia de los que
durmieron es hecho. Ahí se menciona la palabra primicias.
Ahora, ¿qué era la fiesta de las Primicias? ¿Qué eran las
primicias? Eran los primeros frutos. Antes de la cosecha, antes de que nadie
pudiese comer nada del grano que había sido cosechado, tenían que traer las
primicias para ser mecidas en el Templo. Ahora, ¿cómo se celebraba esta fiesta?
Aquí viene la parte más interesante. Y van a aprender algunas cosas muy
interesantes ahora. 1 Cor. 15:20 dice que Cristo es las Primicias de la
resurrección. En el versículo 22-23 dice: “Porque así como en Adán todos mueren,
también en Cristo todos serán resucitados. Pero cada uno en su debido tiempo.
Cristo las Primicias. Luego los que son de Cristo”, ¿cuándo van a resucitar? En
Su venida. Las Primicias representaba los primeros frutos de la gran cosecha que
venía después. Ahora, quiero que sepan algo. La gavilla mecida, que eran los
primeros frutos, no era sólo una gavilla, sino que era un manojo. En el caso de
la resurrección de Cristo, ¿sabían ustedes que Cristo no resucitó solo? Siempre
hablamos de la resurrección de Cristo. Pero leyeron ustedes lo que dice el
registro bíblico? Jesús no resucitó solo. Mat. 27 dice que resucitaron muchos
con Él. Versículo 52, “se abrieron los sepulcros y muchos cuerpos de santos que
habían dormido, se levantaron, y saliendo de los sepulcros, después de la
resurrección de Él, vinieron a la santa ciudad y se aparecieron a muchos”. Esa
resurrección de santos dormidos, ¿quiénes resucitaron? Santos dormidos.
¿Quiénes? Bueno, la Biblia no dice quiénes fueron. No, no fue Moisés, porque
Moisés había resucitado hace mucho tiempo atrás. Probablemente Juan el Bautista
fue uno de ellos. Probablemente. Santos dormidos. Lo interesante es, que se
aparecieron a muchos en la ciudad, dice allí. “Y saliendo de los sepulcros,
después de la resurrección de Él, vinieron a la santa ciudad, y se aparecieron a
muchos”. Ahora, tiene que haber sido gente conocida, para que los que los
vieron, pudiesen reconocerlos. Porque si se aparece cualquiera y dice: Mira, yo
soy Abel. Bueno, y a mí ¿quién me dice que tu eres Abel? ¿Si no lo conozco?
Tienen que haber sido santos bien conocidos, por eso que yo pienso que Juan el
Bautista era uno de ellos. Porque lo conocían muy bien. Los otros, no sabemos
quienes fueron. La Biblia no lo menciona. Pero ¿qué tiene de importancia eso?
Escuchen. La mensajera del Señor dice, en el DTG:730 = “Cristo
resucitó de entre los muertos como primicia de aquellos que dormían. Estaba
representado por la gavilla agitada, y Su resurrección se realizó en el mismo
día en que la gavilla era presentada delante del Señor”. ¿Cristo resucitó en qué
día? En el mismo que la gavilla se presentaba delante del Señor. Ahora vean qué
se hacía con la gavilla. Lev. 23:11 “El sacerdote mecerá la gavilla delante de
Jehová para que seáis aceptos.
El día
siguiente del día de reposo la mecerá. El día que ofrezcáis la gavilla
ofreceréis un cordero de un año, sin defecto, en holocausto a Jehová. Su ofrenda
será dos décimas de Efa de flor de harina amasada con aceite. Ofrenda encendida
a Jehová en olor grato. Y su libación será de vino, la cuarta parte de un Him.
No comeréis pan ni grano tostado, ni espiga fresca, hasta ese mismo día, hasta
que halláis mecido la ofrenda de vuestro Dios”. ¿Qué significa el mecer la
gavilla? ¿Y por qué con la gavilla se ofrecía otro holocausto? Oh, aquí viene la
parte interesante.
Jesús resucitó el domingo. El día en que se mecía la gavilla.
Pero ahora escuchen lo que dice la mensajera del Señor. “Durante más de 1.000
años se había realizado aquella ceremonia simbólica. Se juntaban las primeras
espigas de grano maduro, de los campos de la mies, y cuando la gente subía a
Jerusalén para la Pascua, se agitaba la gavilla de primicias como ofrenda de
agradecimiento delante de Jehová. No podía ponerse a la mies para juntarla en
gavillas, antes que esa ofrenda fuese presentada. La gavilla dedicada a Dios,
representaba la mies. Así también Cristo, las Primicias, representaba la gran
mies espiritual que ha de ser juntada en el reino de Dios. Su resurrección es
símbolo y garantía de la resurrección de todos los muertos”. Pero ahora viene la
parte interesante. “Al resucitar Cristo, sacó de la tumba una multitud de
cautivos”. ¿Cuántos? ¡Multitud! Por eso dice, muchos de los santos dormidos. No
fueron unos pocos. Fue una multitud. “El terremoto ocurrido con ocasión de Su
muerte, había abierto las tumbas, y cuando Él resucitó, salieron con Él. Eran
aquellos que habían sido colaboradores con Dios, y que a costa de su vida,
habían dado testimonio de la verdad”. ¿Por qué dije que Juan el Bautista? Porque
los que resucitaron eran mártires. Así que resucitó Jeremías entre ellos, que
fue aserrado. Resucitó Juan el Bautista, que murió como mártir. Los que
resucitaron fueron los mártires. “Los que habían a costa de su vida dado
testimonio de la verdad. Ahora iban a ser testigos de Aquel que los había
resucitado”.
Ahora, hermanos, ¿saben qué pasó con ellos? Escuchen. “Los que
salieron de la tumba en ocasión de la resurrección de Cristo, fueron resucitados
para vida eterna. Ascendieron con Él como trofeos de Su victoria sobre la muerte
y el sepulcro. Cuando Cristo le dijo a María Magdalena, el domingo por la mañana
temprano, antes de salir el sol, estaba oscuro todavía, por eso Magdalena no lo
vio bien. Estaba medio oscuro. Cuando ella se dio cuenta que era Jesús por la
voz, se tiró a Sus pies y quiso abrazarlo, pero Jesús le dijo: No me toques,
porque aun no he subido a Mi Padre, mas ve y diles, voy a Mi Padre y a vuestro
Padre, a Mi Dios y a vuestro Dios. Jesús todavía no había subido. Ahora
escuchen. Porque esto es precioso, en la fiesta de las Primicias. Voy a ver si
me escucharon bien hasta ahora. ¿Qué día se marcaron los sepulcros que habían de
ser abiertos? ¿Qué día? El viernes. ¿A qué hora? Cuando Cristo murió, la tierra
tembló. Hubo un terremoto tremendo. Y los sepulcros se abrieron. Pero ¿cuándo
salieron de la tumba? Después de la resurrección de Él. Ahora escuchen. Aunque
la Biblia no nos da ese detalle. Los judíos, en su libro Talmud, que es la
explicación de las porciones bíblicas, donde están todas las reglamentaciones de
las fiestas, dice lo siguiente: Las primicias, era una gavilla que se cortaba de
uno de los campos cerca de Jerusalén. O a veces un poco más lejano. Se echaba
suerte para ver en el campo de quién se iba a cortar la gavilla. Y era un
privilegio muy grande, que cayese en una familia, que en ese año les tocase que
cortasen la gavilla, para presentarla en el templo, de su propio campo. Todos
los judíos deseaban que alguna vez en su vida, cayese la suerte sobre su
familia, para ser privilegiado, que de allí se corte la gavilla. Ahora, se
echaba la suerte. Y entonces el campo se marcaba. Según el Talmud, el día
anterior al día de reposo. Porque eso no se hacía en el día de reposo. El día
anterior al día de reposo, a la hora del sacrificio de la tarde, el sacerdote
ceremoniosamente marcaba el campo donde había caído la suerte. El campo quedaba
marcado. Ningún animal podía entrar en el campo. Debía ser guardado
cuidadosamente. Ningún ser humano podía entrar en ese campo, porque estaba
consagrado a Jehová. Y entonces, el domingo por la mañana, o el día después del
sábado ceremonial, en este caso cayó domingo, pero podía ser cualquier día de la
semana, el domingo, el día 16, el día de las Primicias, temprano por la mañana,
el sacerdote iba al campo que había estado marcado, y cortaba la gavilla, la
traía al templo para mecerla a la hora del sacrificio de la mañana. A las nueve
de la mañana.
Ahora vean que interesante. Eso era en el tipo. En el antítipo,
la gavilla que iba a recoger Jesús al resucitar, quedó marcada a las tres de la
tarde del viernes. A la misma hora que el sacerdote estaba marcando el campo de
la gavilla que iba a ser recogida. El terremoto marcó las tumbas de los que iban
a resucitar, dejándolas abiertas. Y resucitaron el domingo, por la mañana a la
hora en que el sacerdote estaba cortando la gavilla.
¿Saben que no se sabe a qué hora resucitó Jesús? Si hubiese un
registro, en qué familia cayó la suerte de ese año, se podría calcular, vean
bien lo que les voy a decir, porque según donde estaba el campo, el sacerdote
calculaba el viernes cuando iba, o el día antes del día de reposo, calculaba
caminando el tiempo que le tomaba para llegar al campo. Entonces, él iba desde
la mañana, al lugar del campo. Pero esperaba, una vez que llegaba, calculando el
tiempo, a la hora de las tres de la tarde para marcar el campo. El domingo, o el
día después del día de reposo, después de las Primicias, como él ya sabía el
tiempo
que le
tomaba, calculaba para poder llegar para la hora del sacrificio matutino, con la
gavilla. Y cuentan, las escrituras judías, no la Biblia, que el pueblo entero
estaba esperando en Jerusalén, y se formaban procesiones en el camino por donde
venía el sacerdote con la gavilla. Todos le daban la bienvenida, mientras él
venía entrando en Jerusalén y trayendo la gavilla para mecerla en el campo, el
día de las Primicias. Si supiésemos donde cayó la suerte ese año, podríamos
saber a qué hora resucitó Jesús. Porque se puede calcular la distancia que le
toma, entre las nueve de la mañana hacia atrás, pero como era muy oscuro,
probablemente ese año, la suerte cayó a varios kilómetros de Jerusalén, porque
el sacerdote cortó la gavilla muy temprano. Cuando los discípulos fueron al
sepulcro, muy de mañana, todavía no había salido el sol, ya Jesús no estaba. Eso
significa, que ya la gavilla había sido cortada.
¿Pero a qué hora se mecía? A la hora del sacrificio matutino, a
las nueve de la mañana. ¿Qué piensan ustedes que sucedió a esa hora? Exacto.
Antes del amanecer Jesús le dijo a María, no me toques porque aun no he subido.
Mas ve y diles voy a Mi Padre. A las nueve de la mañana, a la hora exacta en que
el sacerdote mecía la gavilla, Cristo se presentó. Recuerden que la gavilla se
mecía delante de Jehová. Cristo se presentó delante de Jehová, con las
primicias. Porque aquí dice la mensajera del Señor, que los que resucitaron con
Él, ascendieron con Él como trofeos de Su victoria, sobre la muerte y el
sepulcro. Qué interesante esto.
¿Y saben lo que sucedió en el cielo? Escuchen. Se los voy a
leer. DTG:773 = “Allí está el trono, el arco iris de la promesa, allí están los
querubines y serafines, los comandantes de las huestes angélicas, los hijos de
Dios, los representantes de los mundos que nunca cayeron, están congregados. De
todas partes del universo están congregados. Estuvieron viendo todo lo que
sucedió en los días anteriores. Todos observando. El concilio celestial delante
del cual Lucifer había acusado a Dios y a Su Hijo, los representantes de
aquellos reinos sin pecado, sobre los cuales Satanás pensaba establecer su
dominio, todos
están
allí, para dar la bienvenida al Redentor. Sienten impaciencia por celebrar Su
triunfo, y glorificar a Su Rey. Pero con un ademán, Jesús los detiene. Todavía
no. No puede ahora recibir la corona de gloria y el manto real. Entra en la
presencia de Su Padre. Señala Su cabeza herida, Su costado traspasado, Sus pies
lacerados, alza Sus manos que llevan la señal de los clavos”. Usted se pregunta
por qué en el día de las Primicias ofreceréis el día que ofrezcáis la gavilla un
cordero de un año sin defecto en holocausto a Jehová? El cordero era ofrecido el
14 de Nisán, pero el 16 se volvía a ofrecer, porque representaba a Jesús,
presentándose delante del Padre y mostrando Sus manos, mostrando Sus pies,
mostrando Su costado traspasado, mostrando las marcas de Su sufrimiento. “Y
ahora”, sigue diciendo, “presenta también los trofeos de Su triunfo. Ofrece a
Dios la gavilla de las primicias, aquellos que resucitaron con Él como
representantes de la gran multitud que saldrá de la tumba en ocasión de Su
segunda venida. Se acerca al Padre, y le dice: Padre, si esto es suficiente, si
las marcas que llevo de Mi sacrificio son aceptas delante de Ti, si Mi
sacrificio ha sido perfecto, entonces acepta a estos también. Y cuando recibe de
Su Padre la aprobación de que Su sacrificio ha sido suficiente, entonces, y
recién entonces, retorna a esta tierra. Por eso se sigue comiendo el pan sin
levadura.
Interesante, ¿verdad? Esas tumbas fueron marcadas el viernes. Se
abrieron el domingo. Y en los días subsiguientes se aparecieron a muchos en
Jerusalén. Cristo, Primicias de los que durmieron es hecho, y con Él los que
resucitaron. Símbolo de la gran resurrección, que vendrá en Su segunda venida. 1
Cor. 15:23. Ahora, así como hay primicias de los muertos, también hay primicias
de los vivos. Y esos son los 144.000; primicias de los vivos. Pero ese es otro
tema. Ah si, a mi mefascina hablar de ese tema también, los 144.000.
Bien, me queda una fiesta más. Para terminar. O quieren que
terminemos aquí hoy la de la primavera, y mañana por la mañana vemos la del
verano, el Pentecostés. Lo que pasa es que hay tanto del Pentecostés. ¿Están
listos para irse ya? ¿Si? ¿Quieren descansar bien para escuchar bien mañana?
¿Cerramos aquí? OK, aquí se hace lo que dice la mayoría. Yo estoy listo para
seguir con Pentecostés. Por cierto, no pierdan el detalle interesante que las
primicias se vuelven a ofrecer en el día de Pentecostés. ¿Notaron eso? Versículo
15-17: Contaréis desde el día que sigue del día de reposo en que ofrecisteis la
gavilla de la ofrenda mecida, siete semanas cumplidas serán, hasta el día
siguiente del séptimo día de reposo, contaréis cincuenta días. Entonces
ofreceréis el nuevo grano a Jehová. De vuestras habitaciones traeréis los panes
para ofrenda mecida, que serán de dos décimas de Efa de flor de harina, cocidos
con levadura, como primicias para Jehová. Y ofreceréis con el pan siete corderos
de un año. ¿Saben por qué? ¿Quieren saber? Vengan mañana. ¿No es esto
maravilloso? ¿Como se presenta el plan de redención en el santuario? Cada año
esto se celebraba. Y el pueblo de Israel podía ver la prefiguración de todo el
plan de salvación. Y lo que viene todavía es más impresionante. ¿Saben ustedes
que Pentecostés no tiene tanto que ver con la recepción del Espíritu Santo, como
con lo que pasó en el cielo, el día de Pentecostés ? Es tremendo. Todo eso tiene
que ver con la obra de Cristo. Siempre hablamos de Pentecostés como el día en
que cayó el Espíritu Santo. Pero mañana les voy a explicar, que el Pentecostés
recordaba algo también. ¿Ustedes saben lo que pasó 50 días después del cruce del
Jordán? El 14 salieron, el 15 fueron bautizados, representa la muerte, dice el
apóstol Pablo, en 1 Cor. 10, todos fueron bautizados por Moisés en la nube y en
el mar. El 16 resucitaron a una nueva vida del otro lado del mar. Vean. La
Pascua salieron el 14, el 15, cruzan el mar el 16, y ¿qué pasó 50 días más
tarde? La promulgación de la ley sobre el monte Sinaí. El monte tembló. ¿Y qué
pasó el día de Pentecostés? El monte de Sión tembló. Y descendió fuego del cielo
sobre el monte. Y también el día de Pentecostés descendió fuego del cielo. Oh
si, eso tiene que ver con la recepción del Espíritu Santo, pero tiene que ver
con la santa ley de Dios. No se lo pierdan. Porque mira hacia atrás el
Pentecostés, y mira también hacia el futuro. Es tremendo. Estas fiestas tienen
una riqueza espiritual tremenda. Pero si a ustedes les parece que lo que hemos
visto hasta ahora es impresionante, esperen a que veamos lo que viene. Porque
todo el plan de salvación, las trompetas, el gran día de expiación, y la fiesta
de las Cabañas, todo el plan de salvación escondido en el santuario. Todo esto
nos habla acerca de Jesús. Él es el centro del santuario. Y saben hermanos,
ninguna otra iglesia puede explicar lo que explicamos los adventistas. No hay
otro que entienda esto. Solamente nosotros lo entendemos. Pregunten y vayan a
cualquier otra iglesia. Oh, puede ser que les digan que Jesús es el Cordero
Pascual. Pero todo ese simbolismo rico del plan de salvación, sólo nosotros
tenemos ese privilegio. Y el Señor levantó un pueblo remanente para levantar y
exaltar a Cristo, en Su santuario celestial. Y vamos a ver que ésto tiene que
ver con la inauguración del santuario celestial. Mañana lo vamos a ver. Que el
Señor pueda darnos ese deseo ávido de estudiar, investigar, escudriñar Su
Palabra, para que fortalecidos en la verdad de Su santuario, en torno a la cual
giran todas las demás verdades, porque el santuario es el centro de todo lo que
sucede en el cielo y en la tierra. En el santuario está escondido el camino de
Dios. En el santuario está la verdad para nuestros días. El santuario es Cristo
Jesús, nuestro Salvador. Que Él nos ayude a aprender más de Jesús, a conocer más
Su obra en nuestro favor, a amarle más, y a servirle mejor, a comer la carne y
beber la sangre del Hijo de Dios, para que tengamos vida en nosotros, para
gloria y honra Suya. Que el Señor nos bendiga.
Jesucristo es el primero y el postrero. Él es el principio y el
fin. Él es el todo. Y dice la Escrituras en el libro de Efesios, en el capítulo
4:9-10 = Y eso de que subió qué es sino que también había descendido primero a
las partes más bajas de la tierra. Y el que descendió es el mismo que también
subió por encima de todos los cielos, para llenarlo todo. Jesucristo llena los
cielos de los cielos. Los cielos de los cielos no pueden contenerlo. Y también
llena nuestros corazones en esta mañana. Al hablar acerca de ese plan de
salvación, en el cual se había hecho un pacto de toda la eternidad, que el Hijo
de Dios habría de bajar a esta tierra, habría de vivir como un hombre y morir en
la cruz del Calvario, para resucitar y ascender al cielo, y poder así ser un
fiel Sumo Sacerdote, intercesor entre Dios y los hombres. El plan de salvación
está descrito en el santuario. El santuario nos habla acerca de los grandes
eventos que marcaban en el propósito de Dios, los grandes hechos de salvación en
favor de la raza humana.
Y anoche tuvimos el privilegio de estudiar juntos, como en el
santuario se celebraba cada año, una representación en forma de drama vívido,
que representaba el gran plan de salvación. Cada año, comenzando allá en el
desierto, y siguiendo por más de 1.000 años, el pueblo de Israel, repetía y
pasaba por las escenas del gran plan de salvación. Sin embargo, con el tiempo
comenzaron, de tanto repetirlas, a perder su significado. Dejaron de ver su
simbolismo en el plan de redención. Y cuando Cristo vino a esta tierra, no
reconocieron que Él era aquel de quien hablaba Moisés, de quien se hablaba en el
santuario que Él era la víctima que había de ser sacrificada. ¡Qué terrible
tragedia! ¿Y saben? Sería muy triste que nosotros, como cristianos adventistas,
conocedores de la verdad del santuario, perdamos el tremendo significado de ese
drama de amor ejemplificado
en el
santuario. Debemos conocer estas cosas, debemos dominarlas, este debe ser nuesro
tema en especial. El estudio del tema del sanrtuario, dice la mensajera del
Señor, debe ocupar nuestras mentes, nuestro tiempo, nuestros mayores intereses.
Este debe ser el centro de nuestro estudio.
Anoche vimos las primeras tres fiestas anuales, que
representaban en el plan de salvación, la muerte de Cristo, su sepultura, y su
resurrección. Jesús murió en el día que señalaba el santuario que había de
morir. En el día exacto en que se mataba el cordero pascual, a la hora exacta
que el cordero era sacrificado. La Escritura nos dice, y la mensajera del Señor
lo confirma, era la hora del sacrificio de la tarde. El cordero pascual era
sacrificado entre las dos tardes. O sea, a las tres de la tarde. La hora del
sacrificio. El sacerdote había tomado el cordero apartado para el sacrificio, lo
había colocado sobre el altar. Estaba a punto de sacrificarlo. Cuando de pronto,
densas tinieblas cubrieron, no solo la cruz, sino también toda la ciudad de
Jerusalén. Unas tinieblas indescriptibles, profundas, negras, y también
inexplicables. La mensajera del Señor explica que esas tinieblas cundieron por
toda la tierra. No solamente se vieron en Jerusalén, sino que el mundo entero se
cubrió de tinieblas. La creación, con el Creador, consentía en cubrir con
mortaja, Su muerte. Nunca antes, la tierra había presenciado una escena tal. La
multitud paralizada, con aliento en suspenso, miraba el Salvador, mientras esa
nube negra rodeaba la cruz y se extendía, poco a poco, a su alrededor. Las
tinieblas descendieron sobre toda la tierra. Se oyó un ronco rumor como de un
fuerte trueno. Se produjo un violento terremoto, que hizo caer a la gente en
racimos. Siguió la más frenética confusión y consternación. En las montañas
circundantes, se partieron rocas que bajaron con fragor a las llanuras. Se
abrieron sepulcros. Y los muertos fueron arrojados de sus tumbas. La creación
entera parecía estremecerse hasta los mismos átomos. Príncipes, soldados,
verdugos y el pueblo, yacían postrados en el suelo. Cuando los labios de Cristo
exhalaron el fuerte clamor, consumado es, los sacerdotes estaban oficiando en el
templo. Era la hora del sacrificio vespertino. Habían traido para matar el
cordero, que representaba a Cristo. Ataviado con sus vestiduras significativas y
hermosas, el sacerdote estaba a punto de degollar el cordero. Levantó el
cuchillo, como Abrahán, a punto de degollar a su hijo. Con intenso interés el
pueblo estaba mirando. Pero en ese momento, la tierra se cubrió con una mortaja
negra. Tembló y se agitó. Con un ruido desgarrador, el terremoto sacudió el
templo. El velo interior fue razgado, de arriba a abajo, por una mano invisible,
que dejó expuesto, a la mirada de la multitud, un lugar que fuera una vez lleno
de la presencia de Dios. En ese lugar, había morado la shekináh. Allí
Dios había manifestado Su gloria, sobre el propiciatorio. Nadie antes, sino el
sumo sacerdote, había alzado jamás el velo que separaba ese departamento del
resto del templo. Allí entraba una sola vez al año, para hacer expiación por los
pecados del pueblo el sumo sacerdote. Pero he aquí que ahora, el velo se había
desgarrado en dos. Ya no era más sagrado el Lugar Santísimo del santuario
terrenal. Todo era terror y confusión. El sacerdote estaba a punto de matar la
víctima, pero el cuchillo cayó de su mano enervada, y el cordero escapó. En el
terremoto, el sacerdote, al ver que la tierra se sacudía, que el templo se
movía, que el altar parecía caerse, que el velo se razgaba, en miedo y terror,
dejó caer el cuchillo de la mano y escapó huyendo al ver que la tierra se movía.
El símbolo se había encontrado en la muerte del Hijo de Dios, en la realidad que
ese cordero prefiguraba. El tipo se encontró con el antitipo. Todo se había
cumplido. El gran sacrificio había sido hecho. Estaba abierto el camino que
llevaba ahora al santuario celestial.
Esa fue la Pascua. Jesús murió en el día y en la hora señalada,
exacta. Eso no solamente era un simbolismo, sino también una profecía. Y en el
día en que se comía el pan sin levadura, en el sábado mismo, en el cual se
cambiaban los panes sin levadura en el santuario, en ese mismo sábado 15 de
Nisán, mientras el pan era comido por los sacerdotes, porque cada sábado, el pan
era cambiado y los sacerdotes debían comerlo, pero el pueblo se unió a los
sacerdotes al comer el pan, porque era el primer día de los panes sin levadura.
Todo se junta. No solamente el simbolismo del pan que cada semana se cambiaba y
se comía por los sacerdotes, sino también la fiesta anual, cae exactamente el
sábado ceremonial con el sábado anual, con el Sábado semanal. Y en ese mismo
sábado, en que el pan era cambiado y comido por los sacerdotes, en que el pueblo
en el sábado ceremonial comía el pan sin levadura en el primer día de los panes
ázimos, el cuerpo de Cristo descansaba en la tumba, sellando así nuestra
redención. Él era el pan vivo que había descendido del cielo. Y el hecho de que
el pan era sin levadura, mostraba Su vida perfecta sin pecado. Pero también
señalaba el hecho de que Su cuerpo no vería corrupción en la tumba. Y así
cumpliendo el tipo con el antítipo, se encuentran en el día exacto, en el cual
señalaba la profecía. La sepultura de Cristo prefigurada en el santuario.
La tercera fiesta que vimos anoche, fue la de las Primicias.
Ahora Cristo, dice Pablo, ha resucitado de los muertos, Primicias de los que
durmieron es hecho. La resurrección de Cristo, sucedió en el día exacto en que
se celebraba la fiesta de las Primicias. A la hora exacta, en que el sacerdote
cortaba la gavilla, el Señor Jesús resucitó de los muertos. El campo para cortar
las gavillas, había sido marcado el viernes, a la hora del sacrificio de la
tarde. Y a esa misma hora, la mensajera del Señor explica, en el DTG:704 = “Los
sepulcros se abrieron, y quedaron así marcados los cuerpos de los santos que
habían dormido y habían de resucitar con Cristo, quedaron expuestos. Fueron
lanzados fuera de los sepulcros y resucitando con Cristo, en Su resurrección,
fueron parte de la gavilla que el Señor presentó ante Jehová, el día de la
gavilla mecida”. También las Escrituras lo señalaban en Mat. 27:51-53 = “He aquí
el velo del templo se rasgó en dos, de arriba a abajo. La tierra tembló, las
rocas se partieron. Se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que
habían dormido, se levantaron y saliendo de los sepulcros, después de la
resurrección de Él, vinieron a la santa ciudad y aparecieron a muchos”. Cuerpos
de los santos dormidos. Resucitaron con Jesús. Y junto con Él ascendieron al
cielo. A la hora del sacrificio matutino, ese domingo de resurrección, mientras
el sacerdote mecía la gavilla encima del altar, ya eso había perdido su
significado, ya era una forma hueca, porque la realidad estaba sucediendo en el
santuario celestial. En el cielo. Ante el trono de Dios, sobre el altar que está
en el átrio.
Y quiero hacer algo muy claro ahora. Cuando Jesús ascendió al
cielo, el día de la resurrección, ¿recuerdan lo que le dijo a María? No me
toques porque aun no he subido a Mi Padre, mas ve y di a mis hermanos, he aquí
voy a Mi Padre y a vuestro Padre, y a Mi Dios y a vuestro Dios. Cuando Cristo
subió al cielo, a presentarse ante Dios, para recibir la aceptación del
sacrificio, Él no entró dentro del edificio, del templo celestial. El sacerdote
ofrecía la gavilla en el altar. Recién va a entrar en el Lugar Santo, en Su
ascensión. Y eso es lo que vamos a estudiar esta mañana. Tiene que quedar claro
esto, porque los lugares en el santuario, la corte, el átrio del templo,
representa la obra de Cristo aquí en esta tierra hasta Su resurrección. Y el día
de la resurrección Él volvió aquí a la tierra. Todavía no había completado la
obra que por 40 días más habría de estar aquí en esta tierra, para luego
ascender al cielo. Todo eso estaba prefigurado en el átrio del templo. Su
muerte, Su sepultura, en la fuente, Su resurrección. Y Su ascensión era la
entrada al Lugar Santo, que vamos a estudiar ahora.
Bien, hasta allí vimos anoche. Ahora viene la parte de hoy. El
Pentecostés. La Escritura nos dice, en el libro de Hechos 1:3 =“A quienes
también después de haber padecido, esto es, Cristo después de haber padecido, se
presentó vivo, con muchas pruebas indudables, apareciéndoseles durante 40 días y
hablándoles acerca del reino de Dios”. Durante esos 40 días Jesús les abrió las
Escrituras. Les explicó todo lo que las Escrituras decían acerca de Él. Luc.
24:25 menciona una de esas apariciones de Cristo y dice, este es en el camino de
Emaús, con aquellos dos discípulos, dice que él les dijo = Oh, insensatos y
tardos de corazón, para creer todo lo que los profetas han dicho. ¿No era
necesario que el Cristo padeciera estas cosas y que entrara en Su gloria? Y
comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en
todas las Escrituras lo que de Él decían. Iban por el camino. Jesús conocía su
Biblia de memoria. Les citó. Qué estudio bíblico debe haber sido ese. Ojalá
aquellos discípulos hubiesen dejado registrado el estudio bíblico que el Señor
Jesús les dio, en el camino a Emaús.
Dice que comenzó por Génesis, por Moisés, y pasó por todas las
Escrituras, por los profetas y por los Salmos, a través de toda la Biblia, les
fue mostrando todo lo que las Escrituras decían acerca de Él. ¿Y notaron ustedes
eso? Versículo 27 dice: “Comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los
profetas. No quedó un solo libro del Antiguo Testamento que Jesús no mencionara
en este estudio bíblico. Y algunos dicen que los estudios bíblicos deben ser
cortitos. Pero Jesús comenzó por Génesis hasta Malaquías. Por todos los
profetas. Cuando los discípulos recuerdan esto, o lo mencionan, dice en el
versículo 44: “Estas son las palabras que os hablé estando aun con vosotros, que
era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de Mi en la ley de
Moisés, en los profetas y en los Salmos. Esas son las tres divisiones de la
Escritura hebrea. La ley de Moisés, la Torá, los primeros cinco libros de la
Biblia. Los profetas, los neviguin, y los Salmos, los escritos. Los Salmos es el
libro principal que comienza todo ese grupo o esa división del Antiguo
Testamento. Y dice que les dijo, versículo 45, les abrió el entendimiento para
que comprendiesen las Escrituras. Les abrió el entendimiento.
¡Qué tremendo! Jesús pasó 40 días explicándole las Escrituras.
Así lo dice en Hechos 1:3 = “Apareciéndoseles durante 40 días y hablándoles
acerca del reino de Dios. Y estando juntos, dice, les mandó que no se fueran de
Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis
de Mí. Porque Juan bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el
Espíritu Santo, dentro de no muchos días. Versículo 8: “Pero recibiréis poder
cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo y me seréis testigos”.
Recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo. Les dijo
que se quedasen en Jerusalén, hasta que viniese el Espíritu Santo.
Pregunto: ¿En qué día fue derramado el Espíritu Santo? ¿Qué día
fue derramado? El día de Pentecostés. Ahora noten. El día de Pentecostés se
celebraba exactamente 50 días después del sábado de la semana de los Panes sin
Levadura. Cincuenta días más tarde. Decía, contaréis desde el sábado después de
la gavilla mecida de las Primicias, que se celebraba en esa semana del día de
los ázimos, el segundo día de la fiesta de los ázimos, era el día en que se
celebraba las Primicias. O sea, de ese día, contaréis 50 días y entonces
presentaréis a Jehová grano nuevo. Levíticos 23. Lo vimos anoche. Cincuenta días
más tarde.
Ahora, ¿Cuánto tiempo estuvo Jesús aquí en la tierra, después de
su resurrección? Cuarenta días. Cuarenta más diez, hacen los cincuenta días,
hasta el día del Pentecostés. Cuarenta días estuvo aquí en la tierra. Nos quedan
diez días más hasta el día de Pentecostés. Ahora vamos a estudiar qué pasó
durante esos diez días. ¿Cuántos saben lo que pasó durante esos diez días, desde
que Jesús salió de la tierra hasta que envió el Espíritu Santo el día de
Pentecostés? ¿Ustedes saben lo que paso? ¿No saben? Pues ahora lo vamos a ver.
Está en el santuario. Ahí es donde se entiende lo que sucedió.
Déjenme hacerles una pregunta. ¿Qué significa para ustedes
Pentecostés? Es una fiesta. ¿Qué más? Cuando usted escucha la palabra
Pentecostés, ¿qué le recuerda? El derramamiento del Espíritu Santo.
Desgraciadamente, cuando pensamos en Pentecostés, sólo pensamos en eso. Y digo
desgraciadamente, porque más importante que lo que pasó aquí en la tierra en el
día de Pentecostés, es lo que pasó en el cielo en ese día. Y eso es lo que debe
ser el centro de nuestra atención. Nuestros ojos deben estar fijos en Cristo, el
autor y consumador de la fe. Y más importante es lo que pasó en el cielo con
Cristo, que lo que pasó en la tierra. Lo que pasó en la tierra era solamente una
señal visible, aquí en la tierra, de algo mucho más grande, que había sucedido
en el cielo. ¿Y qué fue lo que sucedió el día de Pentecostés en el cielo?
Aquí fue derramado el Espíritu Santo. Recuerden que estas
fiestas señalaban hacia el futuro en el plan de salvación, pero también
recordaban un evento en el pasado. La Pascua, la salida de Egipto junto con los
panes sin levadura, que ellos sacaron de Egipto. ¿Se acuerdan que debía llevar
la masa? Las Primicias hablaba de la bendición de Dios de la cosecha. Recordaba
que Dios era el dador de todo. Los primeros frutos se ofrecían a Él. Recordaba
también el cruce del mar rojo. El comienzo de una nueva vida libre de sus amos
los egipcios. Libre de la esclavitud.
El Pentecostés, ¿qué recordaba? ¿Qué pasó 50 días después de la
salida de Egipto? En el tercer mes, lo dice la Escritura, está allá registrado
en el libro de Éxodo 19, en el tercer mes llegaron al pie del monte Sinaí. El
Pentecostés recuerda la promulgación de la ley. Y hasta el día de hoy, los
judíos, recuerdan el Pentecostés recordando cuando Dios descendió sobre el monte
Sinaí para proclamar Su santa ley. Ahora nosotros vamos a ver cómo el tipo se
junta con el antítipo, y vamos a ver el significado de todo esto en el plan de
salvación. Comencemos.
Llegado el día de Pentecostés, Hechos 2, estaban todos unánimes
juntos. Si usted quiere subrayar un versículo en este tema, subraye ese, el uno.
Estaban todos unánimes juntos, porque ahora lo vamos a ver en profecía, que esto
estaba profetizado mil años antes. Que iban a estar juntos unánimes, para el día
de Pentecostés. Y vamos a estudiar ese significado también. De repente vino del
cielo un estruendo. ¿De dónde vino? Del cielo. ¿Qué fue lo que pasó en el cielo
que se escuchó hasta en la tierra? Ahora lo vamos a ver, qué fue lo que pasó. Se
escuchó un estruendo fuerte, que vino del cielo. Y repercutió aquí en la tierra.
Un viento recio soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban reunidos, y se
les aparecieron lenguas repartidas como de fuego, asentándose sobre cada uno de
ellos, y fueron todos llenos del Espíritu Santo. Se sacudió la casa, un viento
fuerte, lenguas de fuego que descendieron, todo eso nos recuerda el monte Sinaí.
El monte que humeó, el monte que era como el fuego de un horno sobre él. Cuando
Dios descendió, descendió fuego sobre el monte. La tierra tembló y un viento
recio sacudió el monte.
Pero hay más que esto. ¿Qué fue lo que pasó en el cielo? Dice
que los discípulos comenzaron a hablar en lenguas, y la gente se amontonó.
Versículo 6. Hecho este estruendo, se juntó la multitud, y estaban confusos
porque cada uno los oía hablar en su propia lengua. Entonces Pedro, se puso en
pie y comenzó a explicar lo que estaba sucediendo. Versículo 12. Estaban todos
atónitos y perplejos diciéndose unos a otros, ¿qué quiere decir todo esto? ¿Qué
significa todo esto? Un estruendo, un viento fuerte, lenguas de fuego, y ahora
los discípulos hablando en nuestros idiomas, no son todos galileos y sin embargo
hablan en
nuestro idioma las maravillas de Dios. ¿Qué significa todo esto? Entonces Pedro
poniéndose en pie con los once, alzó la voz y les habló diciendo: Varones
judíos, y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio y oid ahora
mis palabras. Porque estos no están ebrios como vosotros suponéis, puesto que es
la hora tercera del día. ¿Creen ustedes que las menciones a horas específicas
son circunstanciales o tienen algún significado?
Toda palabra es inspirada por Dios. Cada detalle de la Biblia
tiene su significado. ¿Qué hora es la hora tercera? Las nueve de la mañana. La
hora del sacrificio matutino. ¿Y qué estaba pasando a las nueve de la mañana?
Bueno, Pedro usa dos pasajes de las Escrituras para explicar lo que estaba
sucediendo. El primero, el libro de Joel, hablando de la experiencia del
derramamiento del Espíritu Santo aquí en la tierra. Pero el segundo texto que
usa, es el Salmo 110. No vamos a estudiar en esta mañana el primero, que tiene
que ver con el derramamiento del Espíritu Santo, sino hasta la segunda parte del
tema. Si nos da el tiempo esta mañana. Que tiene que ver con el derramamiento
del Espíritu Santo en esta tierra. Pero yo quiero ir primero a la explicación
que dio Pedro de lo que estaba pasando en el cielo. Y para explicar lo que
estaba sucediendo, él usa el Salmo 110. Hay que conocer la Biblia hermanos, para
poder explicar estas cosas. Jesús usó la palabra de Dios y las citó de memoria
desde Génesis hasta Malaquías. Todo lo que los profetas decían acerca de Él.
Ahora Pedro se pone en pie, y va al libro de Joel y luego viene al libro de
Salmos, para explicar lo que está sucediendo. El pueblo adventista debe dominar
las Escrituras, y conocer estas cosas, para poder dar razón de la fe que está en
nosotros. Dice él, en introducción antes de citar el texto, habla acerca de
Jesús, les dice, versículo 22, varones israelitas, oid estas palabras, Jesús
nazareno aprobado por Dios entre vosotros con maravillas, prodigios y señales
que hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis, a este,
entregado por el determinado consejo, y anticipado conocimiento de Dios.
¿Qué les está diciendo? Jesús fue entregado y murió, pero eso
estaba en el plan de Dios. Eso era parte de todo el gran plan que Dios tenía.
Ustedes lo prendieron, lo mataron por manos de inicuos, crucificándole. Pero eso
era el plan de Dios. Al cual Dios levantó sueltos los dolores de la muerte, por
cuanto era imposible que fuese retenido por ella. Porque David dice de Él, veía
al Señor siempre delante de mí. Porque está a mi diestra, no seré conmovido. Por
lo cual mi corazón se alegró, se gozó mi lengua y aun mi carne descansará en
esperanza, porque no dejarás mi alma en el Hades ni permitirás que tu Santo vea
corrupción. Me hiciste conocer los caminos de la vida, me llenarás de gozo con
Tu presencia. Primero cita el Salmo 16, donde habla de la resurrección de
Cristo. Y ahora viene al golpe, donde les va a explicar lo que estaba sucediendo
en el cielo. Versículo 29 en adelante.
Varones hermanos, se puede decir libremente del patriarca David,
que murió, fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy.
¿Algunos de ustedes ha visitado alguna vez la ciudad de Jerusalén? ¿La Jerusalén
terrenal? ¿Alguno de ustedes ha estado allí? Allá la hermana. Yo tuve el
privilegio de estar en cuatro ocasiones distintas allí, y visité el aposento
alto. Donde fue derramado el Espíritu Santo el día de Pentecostés, donde estaban
los discípulos reunidos. El aposento alto se halla en la parte de la ciudad de
Jerusalén, que se llama la ciudad de David. Aunque toda la ciudad de Jerusalén
se le llama la ciudad de David, en forma especial, la parte Norte fue anexada
por el rey David. Y se llama el monte de Sión o el monte de David. Menciono
estos detalles, porque ahora vamos a verlo en profecía. Recuerden eso. El
aposento alto estaba sobre el monte de Sión. Las antiguas murallas de Jerusalén,
cerraban la ciudad en torno. Pero David anexó una parte más, otro monte, que
estaba en la parte Norte de la ciudad.
David anexó esa parte de la ciudad y mandó a construir un muro
en torno a esa parte. Ese lugar, que se llama la ciudad de David, es donde está
el monte de Sión, es donde está el aposento alto, y es donde está la tumba del
rey David. El fue encerrado en la ciudad de David. Aquí viene lo interesante. El
aposento alto se encuentra a menos de 100 metros de la tumba del rey David.
Cuando usted baja de las escaleras del aposento alto, y sale a la calle, el
aposento alto está encima de una sinagoga judía. Usted sube, entra por la
sinagoga. Tiene que pasar por el patio de la sinagoga, sube las escaleras al
aposento alto. Al bajar y salir de la calle, a mano izquierda, a menos de 100
metros, está guardada la tumba del rey David. Es una escena impresionante entrar
allí. Es un sepulcro inmenso, de mármol, como un ataúd grande, grande, de
mármol. Encima tiene cortinas de terciopelo rojo con la estrella de David en
dorado y en azul. Tiene velas prendidas. No hay luz artificial, en el sentido de
eléctricas, sino con velas, prendidas con un candelabro encima. Está semi oscuro
el cuarto, y allí siempre hay soldados que guardan la tumba del rey David. El
mármol, es muy antiguo. Data antes del tiempo del Señor Jesús. Y tiene una
rajadura, el mármol. Ha sido reparado. Nos explicó el guía, que esa rajadura
sucedió en un terremoto, en el primer siglo de la era cristiana. No se lo que
eso quiera decir. No se si David fue uno de los que resucitó o no. Porque la
tumba está rajada. Solo se, que los judíos veneran mucho ese lugar.
Probablemente David no haya sido uno de los que resucitaron, porque la mensajera
del Señor dice que eran mártires. Que murieron como mártires. Lo vimos anoche. Y
el mismo apóstol Pedro da testimonio de que él no había subido a los cielos. Así
que él no debe ser uno de ellos. Pero, no sería muy raro que ese terremoto haya
partido ese mármol.
Ahora, les menciono este detalle, porque recuerden, el aposento
alto tembló, se estremeció, descendió el Espíritu Santo, la gente se amontonó y
ahora Pedro se pone a predicar frente al aposento en la calle, donde se había
reunido la multitud, y dice varones hermanos, se os puede decir libremente del
patriarca David que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta
el día de hoy. Y yo me lo imagino a Pedro parado allí y diciendo, y hermanos
allí está el sepulcro del rey David. Porque desde el aposento alto, de la
puerta, usted puede ver la entrada al sepulcro del rey David. Así es que cuando
él estaba predicando, estaba usando allí mismo, señalando con su mano, el lugar
del sepulcro del rey David.
Y entonces sigue diciendo, pero siendo profeta David, y sabiendo
que con juramento Dios le había jurado que de su descendencia, en cuanto a la
carne, levantaría al Cristo, al ungido, para que Se sentase en Su trono,
viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que Su alma no fue dejada en
el Hades, ni Su carne vio corrupción. A este Jesús, y vean que ahora viene el
punto fuerte de su predicación, este es el clímax, este es el punto que él está
tratando de explicar en la predicación, a este Jesús resucitó Dios de los
muertos, de lo cual todos nosotros somos testigos. Así que, versículo 33 es el
que tienen que subrayar, así que, exaltado por la diestra de Dios y habiendo
recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros
veis y oís. ¿Qué fue lo que había sucedido según Pedro, en ese día? Dice que
Jesús derramó el Espíritu Santo porque Él había recibido del Padre la promesa,
porque fue exaltado a la diestra de Dios. Y ahora va a dar el texto que
demuestra esto. Leo otra vez el 33, así que exaltado por la diestra de Dios y
habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que
vosotros veis y oís. Porque David no subió a los cielos, pero él mismo dice,
dijo el Señor
a mi
Señor, siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus
pies. Sepa pues ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien
vosotros crucificasteis, Dios lo ha hecho Señor y Cristo. Eso era lo que había
pasado en el cielo. Y por eso el Espíritu Santo había sido derramado. Jesús
había sido exaltado a la diestra de Dios. Había sido entronizado en el cielo.
Ahora, quiero hacerles mención al Salmo 110 que está citando
David. Y vamos a leerlo, porque aquí está la promesa y la explicación de lo que
sucedió en el cielo. En el Salmo 110, vamos a buscarlo, vamos a ver el contexto
de cuándo el descendiente de David se iba a sentar en el trono y para qué iba a
estar a la diestra de Dios. ¿Para que? Versículo 1 del Salmo 110 = Jehová dijo a
mi Señor, este es un Salmo de David. ¿Saben cómo dice en hebreo? Jehová dijo a
Adonai. Aquí están los dos Jehová. Un Jehová diciendo al otro Jehová. Siéntate a
mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies. Pero sigan
leyendo. ¿Cuándo iba a suceder esto y por qué? Jehová enviará desde, ¿desde
donde? Desde Sión su vara de poder. Vean aquí la mención de Sión. Su vara de
poder, dominará en medio de sus enemigos. Tu pueblo te ofrecerá voluntariamente
en el día de tu poder. Pero recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros
el Espíritu Santo. En el día de tu poder. En la hermosura de la santidad. Esa es
una referencia al santuario celestial. En la hermosura de tu santidad. Dese el
seno de la aurora, desde donde nace el sol, tienes tu el rocío de tu juventud.
El rocío es símbolo de la lluvia, el rocío del Espíritu Santo. Vayan cogiendo
toda la imagen, porque ahora viene la explicación. Versículo 4. Juró el Señor
Jehová y no se arrepentirá. Tu eres, ¿qué cosa? Sacerdote para siempre según el
orden de Melquisedec. ¿Qué fue lo que pasó en el cielo, cuando Cristo fue
entronizado y fue hecho sentar a la diestra de Dios en el cielo? ¿Fue declarado
qué cosa? Sacerdote según el orden de Melquisedec. Oigan esto. Y eso sucedió en
el cielo, el día de Pentecostés y por eso Cristo envió el Espíritu Santo.
Vamos a entrar un poquito más adentro ahora dentro de esa
escena. Porque esa escena está prefigurada en el día de Pentecostés. Vamos a ver
qué fue lo que sucedió. Comencemos dejando algo en claro. El Espíritu Santo que
fue derramado el día de Pentecostés, tiene dos símbolos en la Biblia. Hay dos
símbolos que se usan para representar al Espíritu Santo. Uno es el fuego. Juan
dijo yo os bautizo en agua, pero viene detrás de mi uno que os bautizará en
Espíritu Santo y fuego. El fuego es símbolo del Espíritu Santo. Y descendieron
lenguas de fuego. Pero el otro símbolo del Espíritu Santo en la Biblia, ¿es qué
cosa? El aceite. Y hay un tercer símbolo que es el agua. Jesús mencionó ese
símbolo en Juan 8, cuando Él dijo, fluirán de vosotros ríos de agua viva. ¿Y a
qué se refería? Cuando Él dijo de vosotros fluirán ríos de agua viva. Bueno, el
mismo Juan explica, que Él se refería a eso, hablando del Espíritu Santo que aun
no había venido sobre los discípulos. El río, el agua, la lluvia. Ustedes
conocen ese simbolismo, porque la Biblia nos habla de la Lluvia Temprana y la
Lluvia Tardía. ¿Y qué representa la Lluvia Temprana? El derramamiento del
Espíritu Santo el día de Pentecostés. ¿Y qué representa la Lluvia Tardía? El
derramamiento del Espíritu Santo antes de la cosecha final. La Lluvia Tardía es
la quemadura del grano para la cosecha. Y esa es la que estamos esperando ahora,
para que se madure el grano, y pueda venir la cosecha. El derramamiento final
del Espíritu Santo en la Lluvia Tardía. Así que la lluvia y el rocío son
símbolos del Espíritu Santo. Pero los tres símbolos bíblicos. Claro, está la
paloma y hay varios otros. Estos son los tres principales. De estos tres, sin
embargo, el más prominente para representar al Espíritu Santo es el óleo o el
aceite. Más importante todavía, en la terminología bíblica, que el agua y que el
fuego, es el simbolismo del aceite. El aceite representa al Espíritu Santo. ¿Se
acuerdan ustedes de los dos olivos en el libro de Sacarías? ¿Que echaban el río
de aceite, y entonces explica que eso es el Espíritu de Dios. No con ejército ni
con fuerza sino con mi Espíritu ha dicho Jehová de los Ejércitos. Los dos
olivos, que suplen a los candeleros, representan al Espíritu Santo. El aceite en
las tinajas de las vírgenes, representa al Espíritu Santo. Y el aceite en el
ungimiento también representa al Espíritu Santo.
Y aquí viene lo interesante. El aceite se usaba para ungir al
Sumo Sacerdote. Vamos a buscarlo. En el libro de Éxodo 30:23 en adelante, Dios
le dio instrucciones a Moisés de cómo debía preparar el aceite de la unción. Y
dice así: Tomarás especies finas, mirra excelente, 500 ciclos; canela aromática,
la mitad de esto, 250; cálamo aromático, 250; cásia, 500; según el ciclo del
santuario y de aceite de oliva un Him. Y harás de ello el aceite de la santa
unción. Un ungüento superior. Según el arte de perfumador será el aceite de la
unción santa. Con él ungirás el tabernáculo de reunión, el arca del testimonio,
las mesa con todos los utensilios, el candelero con todos sus utensilios, el
altar del incienso, el altar del holocausto con todos sus utensilios, la fuente
y su base. Así los consagrarás y serán cosa santísima. Todo lo que tocaren ello
será santificado. Ungirás también ¿a quién? A Aarón. ¿Y quién era Aarón? El sumo
sacerdote. Y a sus hijos y los consagrarás para que sean mis sacerdotes. Y
hablarás a los hijos de Israel diciendo, este será mi aceite de la santa unción,
por vuestras generaciones. Ese aceite de la santa unción, había de ser derramado
sobre el sumo sacerdote cuando era ungido. El primero que fue ungido fue Aarón.
Y de allí en adelante, cada vez que moría un sumo sacerdote, porque fueron
muchos, que eran según la carne, y tenían que ser reemplazados por la muerte,
dice Pablo. Mientras que Cristo es uno solo, porque es según el orden de
Melquisedec. No muere.
Ahora, los sumos sacerdotes cada vez, antes de poder oficiar
como sumos sacerdotes, tenían que ser ungidos con el aceite santo de la unción.
En Lev. 8 se explica cómo Moisés ungió a Aarón para que funcionase por primera
vez como sumo sacerdote. Dice en el versículo 10, tomó Moisés el aceite de la
unción y ungió el tabernáculo y todas las cosas que estaban en él y las
santificó; roció de él sobre el altar siete veces; ungió el altar y todos sus
utensilios, la fuente y su base para santificarlos y derramó del aceite de la
unción sobre la cabeza de Aarón y lo ungió para santificarlo. Aarón recibió el
aceite de la unción sobre su cabeza. Fue derramada. Ahora noten. Sólo al sumo
sacerdote se le derramaba aceite sobre él. Los demás sacerdotes, los hijos de
Aarón, fueron santificados con sangre puesta en los lóbulos de las orejas, en
sus dedos en sus pies, y se salpicó con aceite. Eso está un poquito más adelante
en Lev. 8; pero sólo el sumo sacerdote era ungido con aceite de la cabeza hasta
los pies. Lo vamos a ver escrito en un momento.
¿Por qué les menciono todo esto? Porque resulta que Jesús
durante este tiempo, un tiempo tomó su ascensión al cielo, pero por ocho días
que duraba la consagración de los sacerdotes, y del sumo sacerdote, en el cielo
se estaba celebrando la consagración de Cristo como Sumo Sacerdote, según el
orden de Melquisedec. Eso fue lo que pasó durante esos diez días. El primer
tiempo tomó en su ascensión al cielo, y los últimos ocho días fue la
consagración de Cristo en el cielo.
Elena de White lo explica en el libro Hechos de los Apóstoles,
en la página 31 y 32. Dice así: La ascensión de Cristo al cielo fue la señal de
que sus seguidores iban a recibir la bendición del Espíritu Santo prometida.
Pero tenían que esperarla antes de empezar su obra. Jesús les había dicho,
quedáos en Jerusalén hasta recibáis el poder del Espíritu Santo. ¿Cuántos días
estuvieron esperándolo? Diez días. De la ascensión hasta el día de Pentecostés.
Y ahora miren lo que dice, cuando Cristo
entró por
los portales celestiales fue entronizado en medio de la adoración de los
ángeles. Cuando esta ceremonia hubo terminado, el Espíritu Santo descendió sobre
los discípulos en abundantes raudales y esto señaló que Cristo deveras había
sido glorificado con la misma gloria que había tenido con el Padre, desde toda
la eternidad. Elena de White lo tiene muy clarito. Ella entendía porque Dios se
lo mostró, lo que había pasado en el cielo. Y dice, que lo que pasó en la tierra
era solamente una señal, un simbolismo de lo que había pasado en el cielo con
Cristo. Sigue diciendo, el derramamiento pentecostal era la comunicación del
cielo de que el Redentor había iniciado Su ministerio celestial en el Santuario.
¡Qué tremendo! El hecho de que el Espíritu Santo se derramó en la tierra, era
señal de que Jesús, después de la ceremonia de entronización, había comenzado Su
ministerio en el santuario celestial.
Eso significa hermanos, que así como el santuario terrenal,
después de que se construyó, antes de iniciar el servicio en él, tenía que ser
santificado y consagrado y ungido, también el santuario celestial, antes de
iniciar Cristo la obra como Sumo Sacerdote, captemos bien esto. Mientras estaba
en pie el santuario terrenal, no se había abierto todavía el camino para el
santuario celestial. Pero una vez que el velo del templo se rasgó, ahora se
había abierto el camino para que comience la obra en el santuario celestial. Y
ahora Cristo entra, pero lo primero que hay que hacer en el cielo, antes que Él
pueda comenzar a oficiar como Sumo Sacerdote, con Su sangre, para perdonar los
pecados, primero tenía que venir la consagración y santificación del santuario
celestial y la consagración de Cristo como Sumo Sacerdote. Interesante, ¿verdad?
Y todo esto, en el tipo llevaba ocho días. En el antítipo, de la
misma manera. Así como las otras fiestas se cumplieron en el día exacto, también
la entronización de Cristo se cumplió en el tiempo exacto que señalaba el
santuario terrenal. Y ustedes pueden ver lo que sucedió. Ahora, vayamos al libro
de Lev. 23, para ver lo que dice con respecto al día de Pentecostés. Y vamos a
entender un poquito más. Dice en el versículo 15 en adelante. Contaréis desde el
día que sigue al sábado desde el día en que ofrecisteis la gavilla de la ofrenda
mecida, siete semanas cumplidas serán. Hasta el día siguiente del día séptimo de
reposo, contaréis 50 días. Entonces ofreceréis el nuevo grano a Jehová. ¿Qué se
hacía en el día de Pentecostés? Se ofrecía el grano nuevo. De vuestras
habitaciones traeréis dos panes para ofrenda mecida, que serán de dos décimas de
Efa de flor de harina, cocidos con levadura, como primicias para Jehová. Y
ofreceréis con el pan siete corderos de un año, sin defecto. Un becerro de la
vacada y dos carneros serán holocausto a Jehová con su ofrenda y sus libaciones,
ofrenda encendida de olor grato para Jehová. Ofreceréis además un macho cabrío
por expiación, dos corderos de un año en sacrificio de ofrenda de paz, y el
sacerdote los presentará como ofrenda mecida delante de Jehová, con el pan de
las primicias y los dos corderos serán cosa sagrada de Jehová, para el
sacerdote. Convocaréis en este mismo día santa convocación, ningún trabajo de
siervo haréis, estatuto perpetuo, doquiera que habitéis, por vuestras
generaciones.
En el Pentecostés se ofrecía ofrenda encendida a Jehová y se
volvía a ofrecer primicias, el grano nuevo a Jehová. Las primicias volvían a
ofrecerse. No las mismas de antes, pero aquí estaba otra vez mencionado las
primicias. Vamos a leer lo que sucedió. El día de Pentecostés, o los días
anteriores a Pentecostés en el cielo. En el DTG:773 la mensajera del Señor
explica. Escuchen bien. Presten atención a la terminología. Estoy leyendo el
final de la página 772. El día de Pentecostés, noten, el día de Pentecostés les
trajo la plenitud del gozo con la presencia del Consolador, así como Cristo lo
había prometido. Todo el cielo estaba esperando para dar la bienvenida al
Salvador a los atrios celestiales. Ahora ella comienza a explicar los eventos
que van a guiar al día de Pentecostés. Desde la ascensión hasta el día de
Pentecostés. El cielo entero estaba esperando para dar la bienvenida al Salvador
a los atrios celestiales. Mientras ascendía, en una nube de ángeles, iba
adelante Él, Cristo iba adelante, y la multitud de cautivos libertados en
ocasión de Su resurrección le seguía. Vean que esta es una entrada triunfal. Él
viene como vencedor de la muerte, de haber vencido a Satanás y trae los
rescatados del reino de las tinieblas detrás de Él en procesión. Esto es algo
impresionante. Imagínense la escena. El cielo entero esperando. Y ahora Cristo
asciende y junto con Él, ascienden los que resucitaron con Él. ¿Tiene eso base
bíblica o sólo lo dice Elena de White? También está en la Biblia. ¿Dónde? En el
texto que leímos hace un rato, Efe. 4 nosotros leímos. Fue el texto con el que
comencé. Y subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad y dio dones a los
hombres. Y qué es esto de que el que subió acaso no es el mismo que había bajado
a las partes más profundas de la tierra? El que subió es el mismo que también
bajó, y ahora subió para llenarlo todo. Él llena los cielos y la tierra. Eso es
Efe. 4:8-9. Subiendo llevó cautiva la cautividad. ¿Qué es eso? ¡Las Primicias!
Los cautivos que había sacado de la muerte, los llevó con Él para el cielo.
Ahora sigamos leyendo. Para que ustedes vean, que la Biblia pone
la base y el Espíritu de Profecía no lo contradice, sino que lo amplía. Los dos
están en perfecto acuerdo. Todo el cielo estaba esperando para dar la bienvenida
al Salvador a los atrios celestiales. Mientras ascendían en la nube de ángeles,
iba Él adelante. La multitud de cautivos libertados con ocasión de Su
resurrección lo seguía. La hueste celestial con aclamaciones de alabanza y
cánticos celestiales, acompañaba al gozoso séquito. Había una muchedumbre de
ángeles. Iba en esa procesión triunfante, como un Caudillo, como un Libertador,
como un General que viene del campo de batalla. Viene adelante el General,
detrás vienen los cautivos que él ha libertado y atrás viene todo su ejército
acompañándole, cantando los cánticos de victoria porque ha sido vencedor de la
muerte y ha aplastado la cabeza del diablo. Y entonces los ángeles dice que van
cantando. Todo eso toma tiempo. Toma por lo menos dos días la subida al cielo.
Porque van, por cierto la Biblia dice que después de haber resucitado, en las
regiones celestes proclamó Su victoria. No voy a entrar en ese tema, pero hay
algo que Cristo hizo entre esos dos días, ya que lo estamos tocando, si quieren
leerlo solamente, no voy a entrar a explicarlo, está en el libro de Colosenses
en el capítulo dos.
Es fascinante estudiar la vida de Cristo y todo lo que Él ha
hecho. Hay cosas de Su vida que nosotros ignoramos, pero que han sucedido, que
hay que estudiarlas, hay que conocerlas. La mayoría de la gente, usted le
pregunta qué es lo que pasó desde los cuarenta días que Cristo estuvo aquí hasta
el día de Pentecostés, y no les pueden decir. Pero en la Biblia está. Ahí en
Col. 2:15 dice: Despojando a los principados y a las potestades, los exhibió
públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz. Los exhibió públicamente
triunfando sobre ellos en la cruz. Y ahora, pero mejor no me meto en este tema.
Iba a ir al texto de Pedro, pero voy a dejarlo por aquí. Muerto en la carne
vivificado en el Espíritu en el cual también fue y proclamó a los espíritus
encarcelados. ¿OK? Pero no voy a entrar en el tema. Mejor lo dejo por ahí,
porque si no, me voy otra media hora en eso. Pero Cristo como caudillo vencedor,
pasó por las regiones celestes, donde el diablo y sus ángeles están, como
caudillo libertador, proclamando Su victoria, y los ángeles que le acompañaban,
junto con los cautivos que traía, proclamaron Su victoria en las regiones
celestes, camino al cielo, de que Satanás estaba vencido. Eso está ahí en la
Biblia. Pero vamos a dejarlo por ahí.
Siguiendo con la historia. Al acercarse a la ciudad de Dios, la
escolta de ángeles se adelanta. Se para frente a la puerta y demanda. Salmo 24.
Alzad oh puertas vuestras cabezas y alzáos vosotras puertas eternas y entrará el
Rey de gloria. Ese es el Salmo 24. Gozosamente los centinelas que guardan la
puerta al cielo responden: ¿Y quién es este Rey de gloria? Dicen esto no porque
no sepan quien es, sino porque quieren oír la respuesta de sublime loor.
Preguntan para escuchar la gloria de Cristo. Y entonces responden. Busquen el
Salmo 24, que de ahí lo estamos leyendo. Salmo 24. Alzad oh puertas vuestras
cabezas y alzáos vosotras puertas eternas y entrará el Rey de gloria. Versículo
8. ¿Quién es este Rey de gloria? Y entonces ahora responde la hueste de ángeles
que está afuera. Jehová el fuerte y valiente. Jehová el poderoso en batalla. ¿De
dónde viene el caudillo vencedor? De la batalla más ruda y terrible que se haya
peleado. Y la ganó sobre el monte Calvario. Alzad oh puertas vuestras cabezas,
vuelven a decir, y alzáos vosotras puertas eternas y entrará el Rey de gloria. Y
ahora todos los ángeles que están dentro de la ciudad de Dios preguntan a coro:
¿Quién es este Rey de gloria? Porque los ángeles, dice la mensajera del Señor,
nunca se cansan de oír y ensalzar el nombre precioso de Cristo. Los ángeles no
se cansan, vuelven a preguntar: ¿Quién es este Rey de gloria? Los ángeles de la
escolta y los redimidos ahora responden a coro: Jehová de los Ejércitos, Él es
el Rey de la gloria. Aleluya. Y el coro entero de ángeles, con los millones de
ángeles que están dentro y los que han servido de escolta al Señor y lo han
venido a recoger de la tierra, se unen en alabanzas a Cristo Jesús.
Sigue diciendo la mensajera del Señor. Entonces los portales de
la ciudad de Dios se abren de par en par. Y la muchedumbre angélica entra por
ellos, en medio de una explosión de armonía triunfante. El cielo entero se
vuelca a la calle, a dar la bienvenida triunfante al Rey de gloria, que viene
trayendo los primeros, las primicias de los que han sido redimidos y a darles
entrada eterna en la ciudad de Dios. Allí está el trono. Y en derredor del
trono, el arco iris de la promesa. Allí están los querubines, los serafines, los
comandantes de las huestes angélicas, los hijos de Dios y los representantes de
todos los mundos que nunca cayeron, están todos congregados. No solamente los
ángeles. Los representantes de todo el universo.
El fin de semana pasado estuve en Washington D.C. predicando a
los hermanos allí en Washington, y aprovechamos el viernes por la tarde, para ir
con mi hijo a ver el museo donde están las cosas del espacio. Mi hijo quedó
fascinado. Allí están todos los cohetes que han ido para allá, a esos lugares. A
la luna y más allá. Y luego hay una película que le presentan a uno, donde
presenta la inmensidad de lo que es el universo. Nos quedamos pasmados. Porque
la tierra no es sino un puntito dentro del sistema solar, y el sistema solar no
es sino un puntito dentro de la Vía Láctea. Y la Vía Láctea es nuestro sistema,
nuestro universo, pero hay, dicen los científicos, a simple vista no se alcanzan
a ver, pero con los telescopios más potentes, han llegado a encontrar más de 500
universos, como la Vía Láctea. Cada uno muy grande. Y dicen que la Vía Láctea es
uno de los más pequeños. Más de 500 universos. Pero calculan, porque los
telescopios sólo llegan hasta cierto lugar, y cuanto más fuerte son, más ven por
allá. Calculan que hay, dicen ellos, más de 2.000 universos. Y todos giran en
torno a un punto focal en el cielo. La constelación de Orión. No se pierdan el
tema de mañana por la noche, donde vamos a escuchar el tema sobre Orión.
Ahora, si esto es algo tremendo. ¿Quién es que lo va a dar? El
Pr. Mario Ríos. Ah bueno, pues él va a estar aquí mañana por la noche. ¿Si o
no? Si. OK. Pero déjenme volver. Todos esos universos, miles de ellos.
Imagínense cada universo tiene millones de millones de astros. Cada universo, y
son miles de universos, es tan grande. Nosotros hablamos de el universo. Pero
son miles de universos. Y cada uno de esos envió sus representantes cuando
Cristo fue entronizado en el cielo. Imagínense qué fiesta del universo de Dios.
Los seres que nunca pecaron, estaban todos reunidos para dar la bienvenida al
Caudillo vencedor. Y ahora dice, el Concilio celestial. Dios tiene un Concilio
en el cielo, en el cual hay representantes de todos los mundos creados. El
Concilio celestial, delante del cual Lucifer había acusado a Dios y a Su Hijo,
los representantes de aquellos reinos sin pecado, sobre los cuales Satanás
deseaba establecer su dominio, todos están allí para dar la bienvenida al
Redentor. ¡Qué ocasión tremenda¡ El cielo lleno. De todos los representantes del
universo dándole la bienvenida a Cristo. Todos ellos sienten impaciencia por
celebrar Su triunfo y glorificar a Su Rey. Pero con un ademán, Él los detiene.
Todavía no. Todavía no puede proseguir la ceremonia. Hay algo que tiene que
hacer. Lev. 23. Traer la ofrenda mecida. Porque ha llegado la hora de
presentarla. Entra a la presencia de Su Padre. Señala Su cabeza herida. Su
costado traspasado. Sus pies lacerados. Alza Sus manos que llevan la señal de
los clavos, presenta los trofeos de Su triunfo, ofrece a Dios la gavilla de las
primicias, aquellos que resucitaron con Él como representantes de la gran
multitud que saldrá de la tumba en ocasión de Su segunda venida. ¿Notan que
ahora menciona otra vez las primicias? En Lev. 23 está mencionada. En la fiesta
de las Primicias y en la fiesta del Pentecostés. El tipo se encuentra con el
antítipo. Las primicias fueron presentadas el día de Pentecostés como lo vimos
anoche, el día de las Primicias, y ahora vuelven a presentarse, esta vez para
que reciban entrada eterna a la ciudad de Dios.
Y entonces dice, se acerca al Padre, ante quien hay regocijo por
un solo pecador que se arrepiente. Desde antes que fueran echados los cimientos
de la tierra, escuchen bien esto, el Padre y el Hijo se habían dado la mano para
hacer un pacto para redimir al hombre en caso de que fuese vencido por Satanás.
Había hecho un pacto antes aun de crear la tierra. Habían unido Sus manos en un
solemne compromiso. De que Cristo sería fiador de la especie humana. Cristo
había cumplido ese compromiso. Cuando sobre la cruz exclamó consumado es, se
dirigió al Padre, al decir consumado es. El pacto había sido llevado plenamente
a cabo. Ahora declara. Padre, consumado es. He hecho Tu voluntad Dios mío. He
completado la obra de la redención. Si Tu justicia está satisfecha, aquellos que
me has dado, quiero que donde Yo estoy también estén conmigo. ¿Tienen derecho de
quedarse aquí conmigo o no? Entonces se oye la voz de Dios. ¿Cómo será la voz de
Dios? De Dios Padre. ¿Será baja? ¿O será un tenor? ¿Saben ustedes que la Biblia
dice que Dios Padre también canta? Cuando yo vaya al cielo, quiero escuchar a
Dios dirigiendo en los cánticos de los ángeles. Yo me imagino que tendrá una voz
de bajo. No se. La Biblia no dice. Pero dice, se escuchó la voz de Dios,
proclamando que la justicia está satisfecha. Satanás está vencido. Los hijos de
Cristo que trabajan y luchan en la tierra, son aceptos en el amado. Delante de
los ángeles celestiales y de los representantes de los mundos que no cayeron,
son declarados justificados. Recuerden. En las primeras primicias Cristo los
presenta ante el Padre. Pero ahora, la ocasión es un Concilio de todo el
universo. Y ahora deben ser aceptados ante todo el Concilio delante del cual
Satanás acusó a Dios y a Su Hijo. Ahora el Concilio es quien determina la
justicia de Dios. Ante todo el universo. ¿Por qué? Porque ahora estamos hablando
en terminología del santuario. Y el santuario es el lugar en el cual Dios
manifiesta Su justicia para todo el universo. Delante de los ángeles celestiales
y los representantes de los mundos que no cayeron, son declarados justificados.
Donde Él esté, allí estará Su iglesia. La misericordia y la verdad se
encontraron, la justicia y la paz se besaron.
Y ahora, dice, los brazos del Padre rodean a Su Hijo, y se
confunden en un profundo abrazo. Se da la orden, adórenlo todos los ángeles del
cielo. Y aquí comienza la celebración. El tiempo se nos ha ido. Pero que es
lindo hablar de Cristo, ¿verdad? Si los ángeles no se cansan de proclamar Su
nombre, cuanto más nosotros seres mortales.
Luego viene la entronización de Cristo, la consagración del
Santuario y del Sumo Sacerdote. Elena de White describe la escena. No lo vamos a
leer, pero ustedes lo pueden leer directamente en la Biblia, en el tipo. En
Levíticos 8. Dice, en el versículo 1, habló Jehová a Moisés diciendo, toma a
Aarón y a sus hijos con él, y las vestiduras, el aceite de la unción, el becerro
de la expiación, los dos carneros y los canastillos de los panes sin levadura,
reúne a toda la congregación, en la puerta del tabernáculo. Vean que
interesante. Para la consagración de Aarón se reúne toda la congregación. Para
la consagración de Cristo en el cielo, se reúne toda la congregación de todos
los universos que Dios ha creado, en la puerta del Tabernáculo. Antes de que Él
entre. Hizo pues Moisés como Jehová le mandó. Y reunió a toda la congregación a
la puerta del tabernáculo de reunión. Hermanos, al leer esto, trasladen ustedes
ahora la escena al Santuario celestial. Piensen que esto es solo en miniatura,
de lo que sucedió allá en el cielo. Ese santuario que levantó Dios y no el
hombre. La escena es mucho más gloriosa. Y dijo Moisés a la congregación. Esto
es lo que Jehová ha mandado hacer. Entonces Moisés hizo acercarse a Aarón. Lo
lavó con agua. Cristo es acercado ante Su Padre. No necesita ser lavado con
agua, porque ya viene de haber pasado por Su bautismo. Puso sobre él la túnica.
Elena de White describe la escena cuando Dios Padre viste al Hijo con las ropas
del Sumo Sacerdote ante toda la congregación del cielo. Parte por parte le va
poniendo Su ropa. Pone la túnica blanca. Le ciñe con el cinto. Luego le coloca
el manto. Pone encima el efod. Ciñe el cinto del efod, y lo ajusta sobre él.
Luego le coloca el pectoral. Y encima del mismo, el Urim y el Tumin. Después le
pone la mitra sobre su cabeza, y sobre la mitra en la frente, una lámina de oro,
la diadema santa, como Jehová había mandado.
Cristo se viste para la escena. Y luego toma Moisés el aceite de
la unción y unge el tabernáculo y todas las cosas que están en él, y las
santifica. Y rocía sobre el altar siete veces, unge el altar y todos sus
utensilios, las fuentes, su base, para santificarlo. Primero viene la
consagración del santuario, y luego la consagración del sumo sacerdote. ¿Se
acuerdan, cuando Elena de White describe en el Conflicto cuando a Cristo se le
quitan las vestiduras de Sumo Sacerdote, y se le ponen las vestiduras de Rey?
¿Cuándo va a ser eso? ¿Cuándo va a tener un cambio de vestiduras Jesús? Cuando
se cierre el tiempo de gracia. Cuando declare otra vez consumado es. Esa palabra
consumado es se repite mucho, y cada vez que se dice consumado, es porque
termina una parte de la obra de la redención. Consumado es en la cruz. Consumado
es en la resurrección. Cuando ascendió al cielo, en las Primicias. Consumado es
en el Pentecostés, lo vuelve a repetir. Consumado es, y lo vamos a ver aquí esta
tarde, en el día de expiación. Y cuando termina el día de expiación, cuando sale
del santuario, vuelve a decir consumado es, y allí se le quitan las vestiduras
de Sumo Sacerdote y se le colocan las vestiduras reales.
Ahora, el Sumo Sacerdote era ungido. Pero en la Biblia, nosotros
encontramos que aparte del Sumo Sacerdote, también se ungía, solo tres tipos de
personas eran ungidas con aceite en el Antiguo Testamento. ¿Me pueden decir
ustedes quienes eran los tres que eran ungidos con aceite? Los reyes, el sumo
sacerdote y los profetas. Se le derramaba aceite sobre su cabeza. Reyes, sumo
sacerdote y profetas. Los tres títulos de Cristo. Profeta, Sumo Sacerdote y Rey.
Yo no tengo el tiempo en esta hora de entrar a mostrar el
significado de eso. Pero Cristo es ungido tres veces. Fue ungido en el momento
de Su bautismo. ¿Como qué fue ungido en el momento de Su bautismo? Como Profeta.
Moisés dijo, un profeta levantaré en medio de tus hermanos, a Él oiréis.
Nosotros conocemos esa profecía, la de las setenta semanas. Desde la salida de
la orden para restaurar y edificar Jerusalén, ¿hasta el que? El Mesías. ¿Y qué
quiere decir Mesías? Ungido. Hasta el Ungido, habrá siete semanas y sesenta y
dos semanas, y después de esto se quitará la vida al Mesías. Al Ungido. Saben
que Jesús fue ungido en Su primera función. Esto representa, escuchen bien,
representa las tres fases de Su ministerio. En el atrio del templo, representa
Su ministerio en la tierra. El Lugar Santo representa Su ministerio en el Lugar
Santo del santuario celestial. Desde Su ascensión hasta el día de expiación. Y
el Lugar Santísimo representa Su ministerio desde 1844 hasta el final. Ahora, lo
que pasó en el atrio, lo que sucedía en el atrio, representa lo que Cristo hizo
aquí en esta tierra. Luego, lo demás sucede en el santuario celestial. Cristo
fue ungido como profeta. Y tomen algo en consideración al hablar de profetas.
Les podría dar los textos. Si alguno quiere anotarlos. Luc. 1:76 cuando Cristo
nació, dice este será llamado Profeta del Altísimo. También está Luc. 24:19;
Juan 6:14; Juan 7:40; Hechos 3:22. Todo eso nos muestra que Cristo vino aquí
como Profeta y fue ungido como Profeta. Por cierto, un texto muy interesante
está en el libro de Hebreos 1:1. Dice: Habiendo Dios hablado muchas veces y de
muchas maneras, en otro tiempo por los padres, a los padres por los profetas, en
estos postreros días nos ha hablado por el Hijo. El Hijo vino a hablar como Él
hablaba antes por los profetas. Vino a cumplir el oficio profético aquí en esta
tierra. A quien constituyó heredero de todo y por quien así mismo hizo el
universo, el cual siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su
sustancia, y quien sustenta todas las cosas, con la palabra de su poder,
habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de Sí mismo, se
sentó a la diestra de la Majestad en las alturas. Primero vino a morir, para
luego sentarse a la diestra de Dios, el día de Pentecostés.
Ahora, les voy a mencionar algo interesante. ¿Cuál es el punto
focal de la obra de Cristo aquí en la tierra? Díganlo. Ustedes lo saben. ¿A qué
vino aquí? Vino a morir. El Hijo del hombre vino a dar Su vida en rescate, a dar
Su vida en expiación. Él vino a morir. Pero fue ungido como Profeta. Les desafío
a ustedes, a que busquen en la Biblia y vean cuál de los profetas no fue dado
muerte por el pueblo de Dios. Lean en el libro de Hechos 7:52 = ¿A cuál de los
profetas no persiguieron vuestros padres? ¿Cuál de los profetas no fue
perseguido? Todos. Y mataron a los que anunciaron de antemano la venida del
Justo de quienes vosotros ahora habéis sido entregadores y asesinos. A todos los
profetas los persiguieron y a los que anunciaron la venida de Cristo los
mataron. ¡Qué tremendo! Cristo dijo, Jerusalén, Jerusalén, que matas a los
profetas, y persigues a los que te son enviados. Matas a los profetas. ¿Por qué
les menciono esto? Porque el ungimiento de Cristo como Profeta prefiguraba Su
muerte. Los profetas eran los que eran matados. Los profetas eran los que eran
perseguidos. Y Cristo en esta tierra vino como profeta. Su ministerio giraba
entorno al título de profeta, porque el profeta prefiguraba muerte. Mientras que
al subir al cielo, vean que son tres los que eran ungidos. Profeta, sumo
sacerdote y rey. El segundo ungimiento de Cristo tiene que ver con su Sumo
Sacerdote. Ahora comienza a ministrar en el santuario celestial. Y la tercera
coronación de Cristo tiene que ver como Rey.
Ahora, quiero explicar algo. Cristo siempre ha sido profeta.
Siempre ha sido Sumo Sacerdote, y siempre será Rey. O sea, no es que en un
tiempo fue Sumo Sacerdote pero no fue Rey, y en otro fue Profeta pero no fue Rey
y Sumo Sacerdote.
Desde toda
la eternidad es el Mediador entre Dios y los hombres, y por lo tanto es Sumo
Sacerdote. Desde toda la eternidad es Rey, porque es Hijo del Rey. Él nunca
llegó a ser Rey, siempre fue Rey. Y desde toda la eternidad es Profeta. Él es el
que habló por los profetas. Era el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, que
anunciaban de antemano los sufrimientos de Cristo y las glorias que vendrían
después de Él. Así que los tres oficios son de Cristo siempre. Pero en el plan
de salvación, primero viene como Profeta, luego como Sumo Sacerdote, y luego
como Rey. En la fiesta de las Cabañas o de los Tabernáculos. Que la vamos a ver
esta tarde.
Volviendo al ungimiento de Cristo. Lo que pasó en el cielo. Lo
vamos a ver ahora en profecía. ¿En dónde se imaginan ustedes? En el Salmo 133. Y
vean ustedes qué interesante. Este es un Salmo muy interesante. También es de
David. Y solamente tiene tres versículos. Pero es un Salmo cargado de
simbolismo, para el día de Pentecostés. Dice asi: Mirad cuán bueno y cuan
delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía. ¿Se acuerdan que les dije
que se acuerden de Hechos 2:1? ¿Qué decía allí? Cuando llegó el día de
Pentecostés, estaban todos los discípulos unánimes juntos. Mirad cuán bueno y
cuan delicioso es habitar los hermanos juntos unánimes. Eso es lo que quiere
decir la palabra en armonía. La mensajera del Señor dice, con respecto al
Pentecostés, en el libro Hechos de los Apóstoles, mientras los discípulos
esperaban el cumplimiento de la promesa, humillaron sus corazones con verdadero
arrepentimiento y confesaron su incredulidad. Oraron con intenso fervor. Dejaron
de lado sus diferencias, poniendo aparte todo deseo de supremacía, se unieron en
estrecho compañerismo cristiano. Se acercaron más a Dios, y los unos a los
otros. Estaban unánimes juntos.
Hermanos, si nosotros queremos recibir el Espíritu Santo, debe
haber perfecta armonía. Unidad. No esperemos que la Lluvia Tardía sea derramada,
mientras la experiencia de la Lluvia Temprana, no se repita entre nosotros.
Tenemos que dejar de lado todas las desarmonías. Todo el espíritu de supremacía.
Los celos. Mientras haya celos y envidias entre el pueblo de Dios, tanto entre
los dirigentes como entre la hermandad. Mientras haya diferencias entre
nosotros, no esperemos que la promesa del Espíritu Santo sea cumplida entre
nosotros.
Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos
en armonía. Y miren como sigue. Versículo 2 del Salmo 133: Es como el buen óleo.
¿Qué cosa es óleo? Aceite. Vayan abriendo los ojos, porque aquí viene toda la
terminología de la unción. Es como el buen óleo sobre la cabeza. Que desciende
sobre la barba. ¿La barba de quién? Oh, aquí está Aarón. ¿Y quién es Aarón? El
Sumo Sacerdote. ¿Y cuándo desciende el buen óleo sobre la cabeza, chorrea por la
barba y va hasta el borde de sus vestiduras? ¿Cuándo? En su ungimiento. Dice en
Lev. 8, y derramó el aceite sobre su cabeza, y este dice aquí, chorreó por su
barba, y sigan leyendo, y baja hasta el borde de sus vestiduras.
Ahora, imagínense la escena en el cielo hermanos. Cristo es
ungido con el Espíritu Santo. Está vestido con las ropas del Sumo Sacerdote, y
vean el detalle de Hechos capítulo 2. No pierdan el Salmo 133, porque ahora
volvemos al versículo 3, pero vean el detalle de Hechos 2:33. Dice: Así que
exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del
Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros véis y oís. Habiendo recibido del
Padre la promesa del Espíritu Santo. ¿Quién recibió el Espíritu Santo primero?
Cristo. Él recibió del Padre la promesa. Y Él ahora derrama sobre Sus hijos el
Espíritu Santo, porque Él lo recibió primero de Su Padre. Esto es símbolo del
ungimiento de Cristo como Sumo Sacerdote. Y Pedro lo dice allí mismo. Versículo
34. Porque David no subió a los cielos, pero él dijo, dijo el Señor a mi Señor,
sientate a mi diestra. Tu eres sacerdote según el orden de Melquisedec. Todo
está relacionado.
Volviendo al Salmo 133. Es como el buen óleo, sobre la cabeza,
el cual desciende sobre la barba, la barba de Aarón, y baja hasta el borde sus
vestiduras. ¡Qué hermoso! Cuando Cristo recibió del Padre la promesa del
Espíritu Santo, el Espíritu Santo descendió sobre Cristo para ungirlo como Sumo
Sacerdote. Y el Espíritu Santo llenó el santuario de gloria ungiéndolo. Para
iniciar el ministerio de Cristo. Esa fue la inauguración del santuario
celestial. Cuando el Espíritu Santo, en forma de aceite, fue derramado sobre
Cristo, chorreó el aceite, abundante, sobre Su barba. Y fue tanto el aceite, que
fue hasta el borde de las vestiduras. Fue tanto el Espíritu Santo, que fue
derramado sobre Cristo en el día de Pentecostés, que chorréo hasta la tierra, y
cayó en forma de lenguas de fuego sobre los discípulos. Pero no era el Espíritu
Santo enviado para ellos solamente. Era la promesa que Cristo recibió del Padre,
y Él la derramó sobre Sus discípulos. Tanto fue el óleo que fue echado sobre la
cabeza, que chorréo hasta el borde de las vestiduras, y se rebazó, se chorreó
hasta la misma tierra, ungiendo a los apóstoles con el Espíritu Santo.
Vamos a poner aquí en la pizarra, entronización de Cristo.
Entronización. El día de Pentecostés representa Su ungimiento, en el santuario
celestial para iniciar el plan de salvación. ¿Y usted dice iniciar el plan de
salvación? ¿No estaba este iniciado desde toda la eternidad? Si, pero ahora se
pone en ejecución el santuario celestial y se ofrece la salvación, no a través
de un santuario terrenal, sino que a través del santuario celestial. Lo acabamos
de leer allí, en Hechos de los Apóstoles, página 32. El derramamiento
pentecostal era la comunicación del cielo que el Redentor había iniciado Su
ministerio celestial, como Sumo Sacerdote, en el santuario del cielo.eso es lo
que significa el derramamiento del Espíritu Santo.
Versículo 3 del Salmo 133: Como el rocío del monte Hermón. Óleo,
símbolo del Espíritu Santo. Rocío, símbolo del Espíritu Santo. La lluvia, el
rocío, la nieve, todo eso es símbolo del Espíritu Santo. Como el rocío del
Hermón, que desciende, ¿sobre donde hermanos? Ah, sobre los montes de Sión. Y,
¿adonde estaban los discípulos reunidos? En el monte de Sión. Del aposento alto.
Y cuando Cristo fue ungido en el cielo, el rocío, porque allá arriba fue una
chorreadera tremenda, pero el rocío llegó hasta abajo. Las gotitas del Espíritu
Santo, que fueron echadas y derramadas sobre Cristo en el cielo, cayeron en
lenguas de fuego sobre el monte de Sión. Porque allí envía Jehová bendición y
vida eterna. ¡Qué hermoso es ese Salmo! ¿Verdad? ¿Verdad que ahora, ese Salmo va
a tener un significado especial para ustedes? Ya nunca más va a ser un Salmo
simplemente de la armonía de los hermanos. ¿Quién es el centro de la Biblia?
Cristo. Y cuando usted lee la Escritura, haciendo de Jesús el centro, todo cobra
un significado especial. Aquí está hablando de la entronización de Cristo en el
santuario celestial como Sumo Sacerdote. ¡Qué hermoso! Jesús comienza ahora a
oficiar como Sumo Sacerdote. Toda esa ceremonia, dice Lev. 8, dura ocho días. La
inauguración del santuario. La coronación de Cristo. La entronización de Cristo
a la diestra de Dios. Y vestido de Sumo Sacerdote. El ungimiento como Sumo
Sacerdote.
¿Y qué es lo primero que hace el Sumo Sacerdote, al iniciar Su
ministerio allá? Pues en el día de Pentecostés, no se ofrecía un cordero, como
en el día de las Primicias, sino siete corderos. ¿Por qué siete corderos? Porque
resulta, que en el día de Primicias, se ofrece un cordero porque Cristo en el
cielo se ofrece ante el Padre, como Cordero. ¿Recuerdan lo que vimos anoche
cuando se presentó el día de Su resurrección y dijo, Padre, mis manos, mis pies,
mi costado? Ese es el Cordero siendo ofrecido delante de Dios, en el día de las
Primicias. Pero en el día de Pentecostés son siete. Y el número siete representa
plenitud, perfección. Para cada día un cordero.
Pero escuchen bien. En el día de Pentecostés, cuando Pedro
predicó el sermón y les explicó lo que había sucedido, ¿cuántas almas aceptaron
el llamamiento de Pedro y entregaron su vida a Dios mediante el bautismo?
¿Cuántas? Más de 3.000 fueron bautizados. ¡Qué inauguración para el santuario
celestial! Cristo ofreciendo ahora los méritos de Su muerte expiatoria en la
cruz. Ofreciendo Su sangre y haciendo expiación por el pecado. Porque la
expiación, no se hace en la tierra sino en el cielo. La víctima se sacrifica en
el altar, pero la sangre ¿se lleva adonde? Dentro del santuario para rocearla
frente al velo, en el Lugar Santo. Así Cristo ahora, en virtud de Su sacrificio,
ofrece Su sangre para redimir a más de 3.000. Por eso son siete corderos. Los
siete corderos representan el número perfecto, la plenitud del sacrificio de
Cristo. Y como eran 3.000 a diferencia quizás, no sabemos cuántos fueron la
multitud de los que fueron ofrecidos el día de las Primicias. Pero aquí, las
primicias de la cosecha en la tierra, y los de Pentecostés representan las
primicias de entre los vivos. Los que resucitaron con Cristo son las primicias
de los muertos. Los de Pentecostés son las primicias de los vivos. ¿Van viendo
ahora la relación? En el día de las Primicias se ofrece la primicia porque
Cristo es Primicias de los que durmieron. Y con Él los santos que resucitaron.
Pero en el día de Pentecostés se ofrece el grano nuevo de la cosecha. Y el grano
nuevo son los 3.000 nuevos conversos el día de Pentecostés. Que son llevados
ante el trono de Dios y Cristo hace intercesión por ellos y sus pecados le son
transferidos al santuario. Confiesan el pecado de haber crucificado al Hijo de
Dios, se arrepienten, Pedro les dijo, arrepentíos y bautícese cada uno de
vosotros en el nombre de Jesucristo, para perdón de los pecados y recibiréis
¿qué cosa? El Espíritu Santo. ¡Qué tremendo. Todo está relacionado. Es un
paquete completo el día de Pentecostés.
Perdonen lo que voy a decir. Pero pobrecitos los hermanos que se
llaman Pentecosteces. Y dicen que todo lo que pasó en el día de Pentecostés es
hablar en lenguas. ¡Qué poquito! Pobrecitos, ¿verdad? No estoy hablando mal de
ellos. Ellos adoran al Señor de la manera como lo entienden. Pero cuán grande,
cuan mucho más maravilloso y glorioso es el mensaje adventista. Porque no
solamente nos centramos en un pedacito de lo que pasó el Pentecostés, que fue el
hablar en lenguas, que los discípulos hablaron en lenguas. Pero eso es lo menos
que pasó. Lo más grande, lo más glorioso, lo más majestuoso fue lo que pasó en
el cielo. Lo que Cristo hizo por nosotros en el cielo, la gran coronación de
Cristo, cuando comenzó Su ministerio como Sumo Sacerdote.
Así es que para nosotros Pentecostés tiene un significado mucho
más especial. Pero déjenme decirles algo más. Y el tiempo ya se nos fue. Voy a
cerrar. Pero ahora venía la segunda parte. Ya no la voy a dar. La segunda parte
era, la recepción del Espíritu Santo en relación con la promulgación de la ley
en el monte Sinaí. Porque recuerden que el Pentecostés miraba hacia el futuro,
pero también miraba hacia el pasado. Y en el día de Pentecostés se promulgó la
ley. Si ustedes quieren recordar un poquito, la última vez que estuve en esta
iglesia, y prediqué en este mismo púlpito, di el tema sobre el Espíritu Santo, y
la obra del Espíritu Santo en el sellamiento. Y expliqué que ¿quien fue que
escribió los Diez Mandamientos sobre el monte Sinaí? ¿Quién fue? El dedo de
Dios. ¿Y cuál es el dedo de Dios? ¿Y cuál es la obra del Espíritu Santo?
Escribir la ley en nuestros corazones. En Hebreos capítulo diez. Así es que todo
está unido. En el día de Pentecostés Cristo entra en el santuario celestial,
donde está la santa ley de Dios. Envía el Espíritu Santo, y la obra del Espíritu
Santo es escribir Su santa ley en nuestros corazones. En el Pentecostés se
promulga la ley como norma de vida. En el día de Expiación la ley es norma de
juicio. En las dos fiestas está la ley. Aquí el Espíritu Santo la escribe, no en
tablas de piedra, sino en tablas de carne, del corazón. Y la obra de Cristo,
durante el riempo, desde el día de Pentecostés, hasta el día de Expiación, esto
nos habla de la era cristiana, desde el año 31 hasta el año 1844, durante todo
ese tiempo, la obra de Cristo fue en el Lugar Santo, intercediendo por nosotros,
ofreciendo el sacrificio diario, continuo. Claro, hubo un tiempo en que el
cuerno pequeño quitó el continuo sacrificio y puso la abominación asoladora.
Quitó a Cristo de Su lugar y puso un sacrificio aquí en la tierra, quitando el
sacrificio en el cielo. Pero durante toda la era cristiana, Cristo está
ofreciendo en el Lugar Santo, la virtud de Su sacrificio en el servicio diario.
Pero entonces viene el servicio anual, el día de Expiación. Y de aquí en
adelante, Cristo entra en el Lugar Santísimo, para comenzar la obra de juicio.
Durante toda la era cristiana, el Espíritu Santo trabaja, enviado por Cristo,
trayendo a las personas al arrepentimiento y a la confesión de pecados, e
implantando en su vida el principio de vida que es Cristo en nosotros, la
esperanza de gloria.
Eso es lo que significa el Pentecostés. Y estamos en la era del
Pentecostés. Los adventistas del séptimo día, somos los verdaderos
pentecostales. ¿Saben por qué? Porque permitimos, o debiéramos permitir, si no
lo estamos haciendo, mejor que lo hagamos, que el Espíritu Santo escriba Su ley
en nuestros corazones. Hay algunos que quieren el poder del Espíritu, pero no
quieren el carácter. Así como el diablo, que quería el poder de Cristo, pero no
quería el carácter de Cristo. De igual manera hay algunos que quieren tener el
poder del Espíritu Santo, para ellos manejar el Espíritu Santo, en vez de dejar
que el Espíritu Santo los use a ellos. Cuando el Espíritu Santo viene al alma,
trae con Él los frutos del Espíritu. Y se van a ver en la vida. La obra del
Espíritu Santo es escribir, dice el Señor, este es el nuevo pacto que haré con
ellos después de aquellos días dice el Señor, escribiré Mi ley en sus mentes y
en sus corazones la grabaré. Esa es la obra del Espíritu Santo. Como en antaño
escribió la ley en tablas de piedra, ahora las escribe en tablas de carne, de
nuestro corazón. Estamos en la era Pentecostal. Desde la ascensión de Cristo.
Pero esta tarde vamos a ver, como la profecía señalaba, que iba a venir un gran
día especial, el gran día de la Expiación. El Yom Kippur. Anunciado diez días
antes por la fiesta de las Trompetas. Con esto hemos completado las fiestas de
primavera y del verano. Ahora vienen las fiestas del otoño, para la tarde. ¿No
es maravilloso estudiar el santuario hermanos? Todo nos habla acerca de Cristo.
Aquí Le aceptamos como nuestro sacrificio. Como Profeta. Oh,
Jerusalén, que matas a los profetas. Aquí Le aceptamos como nuestro Sumo
Sacerdote en el santuario celestial. Porque no tenemos um Sumo Sacerdote que no
pueda compadecerse de nosotros, sino Uno que fue tentado en todo según nuestra
semejanza, pero sin pecado. Acerquemonos pues confiadamente al trono de la
gracia, para recibir ayuda y socorro en el día oportuno. Y aquí Le aceptamos
como nuestro Abogado y Juez. Y como el Rey que viene, en los Tabernáculos. Toda
la obra de Cristo está completa en el santuario. ¿Es Cristo tu Sacrificio? ¿Es
Cristo tu Intercesor y Abogado en el santuario celestial? ¿Es Cristo tu Juez y
Defensor en el día del juicio? Si Le haz aceptado en estas categorías, también
Él podrá ser tu Rey que viene a buscarte. Pero a menos que Él sea tu Sacrificio,
tu Intercesor, y tu Abogado defensor, entonces, y sólo entonces, podrá ser el
Rey que viene a buscarte. Que el Señor nos ayude, para que al comprender estas
tremendas verdades de la Palabra de Dios, podamos vivirlas en nuestra vida.
Mirad, mirad, cuán bueno y cuán delicioso es, habitar los hermanos juntos en
armonía. Pentecostés es como el buen óleo, el aceite sobre la cabeza, el cual
desciende sobre la barba, la barba de Aarón, y baja hasta el borde de sus
vestiduras, como el rocío de Hermón, que desciende sovbre el monte de Sión,
porque allí envía Jehová bendición y vida eterna. Que la vida eterna sea tuya en
Cristo Jesús el Señor nuestro. Amén.
Les invito abrir la Palabra de Dios en el libro de Hebreos 9:23
en adelante. Fue pues necesario que las figuras de las cosas celestiales fuesen
purificadas así con sangre, pero las cosas celestiales mismas, con mejores
sacrificios que estos. Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano,
figura del verdadero, sino en el cielo mismo, para presentarse ahora por
nosotros ante Dios. Y no para ofrecerse muchas veces, como entra el sumo
sacerdote en el Lugar Santísimo cada año con sangre ajena. De otra manera le
hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el principio del mundo. Pero
ahora, en la consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre, por el
sacrificio de Si mismo, para quitar de en medio el pecado. Y de la manera que
está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el
juicio, así también Cristo fue ofrecido una sola vez, para llevar los pecados de
muchos, y aparecerá la segunda vez sin relación con el pecado, para salvar a los
que Le esperan.
El apóstol Pablo nos explica, en este pasaje, que así como en el
santuario terrenal, que era figura del verdadero tabernáculo que levantó el
Señor y no el hombre, el santuario celestial, así como el santuario terrenal
necesitaba ser purificado, de las inmundicias del pecado de los hijos de Israel,
de igual manera, el santuario celestial, y para algunos esta es una idea
extraña, ¿el cielo tiene que ser purificado? ¡Pero está escrito! Fue pues
necesario, dice el versículo 24, que las figuras de las cosas celestiales fuesen
purificadas así. Pero las cosas celestiales mismas con mejores sacrificios que
estos.
Si en el santuario terrenal la purificación del santuario se
hacía mediante sacrificios de animales, dice Pablo, la purificación del
santuario celestial, del cual el terrenal era una copia o una figura, necesitaba
ser purificado con mejores sacrificios que estos. Y eso es la sangre preciosa de
Cristo Jesús. La purificación del santuario, es el tema predominante en el libro
de Hebreos. Y la Palabra de Dios nos explica que eso debía ser así. Hay muchos
hoy en día que dicen, los adventistas con esa doctrina de la purificación del
santuario, eso está sólo en esos libritos de esa profetisa que ellos tienen,
Elena de White, pero eso no está en la Biblia. Pues déjenme decirles, que es una
noción totalmente bíblica y neo-testamentaria, la purificación del santuario
celestial. Está en la Palabra de Dios. Por supuesto, está explicado también,
mediante la mensajera del Señor, pero la base misma, está en la Palabra de Dios.
Hemos estudiado en este fin de semana, el plan de salvación en
tipo y en realidad. En tipo a través de la prefiguración de las fiestas anuales.
Y ahora, hemos llegado a las últimas tres fiestas, que tienen que ver con el
final del año eclesiástico. Las primeras, la Pascua, los Panes sin Levadura, las
Primicias y el Pentecostés, se celebraban al principio del año eclesiástico. En
el primer mes las primeras tres, en el tercer mes el Pentecostés. Ahora, las
últimas tres, se celebran en el séptimo mes.
Interesante, que es en el séptimo mes. El año tiene doce meses,
pero Dios escojió poner estas fiestas en el mes séptimo. Son siete fiestas
anuales, son siete sábados ceremoniales, son siete días en la fiesta de los
Panes sin Levadura y son siete días en la fiesta de las Cabañas, agregando un
octavo como para hacerlo rebozar más. El séptimo ya es algo completo, es algo
perfecto. El octavo lo hace aun más todavía. Lo hace mejor. Esa es la gran
culminación, el octavo día de la fiesta de las cabañas. Pero el séptimo mes,
habrían de acontecer estas tres últimas fiestas del calendario eclesiástico
judío. Y tenían que ver ahora, con el final del plan de redención. Tenían que
ver, noten bien ahora, estas tres primeras nos hablan acerca de la muerte, de la
sepultura y de la resurrección de Cristo. La cuarta fiesta, el Pentecostés, nos
lleva desde la entronización de Cristo en el cielo, la inauguración del
santuario celestial, durante toda la era cristiana, hasta el final de la
historia de la redención. Esta es la historia del plan de redención. Desde la
muerte de Cristo hasta la eliminación final del pecado. Es todo el plan de
redención. El Pentecostés, vean que aquí hay un paréntesis. Estas fiestas están
todas relacionadas una con la otra. La primera, es el primer día de la segunda,
que son siete días, y con el primero se hacen ocho. Las Primicias se cuentan el
segundo día de los panes sin levadura. Y el Pentecostés se cuenta 50 días
después de las Primicias. Todas están relacionadas entre si. Las
Trompetas vienen después de un tiempo, de un lapso, de un paréntesis. Aquí el
pueblo termina con estas fiestas y luego va, se dedica a la cosecha. Termina,
pasa todo el verano, y entonces viene el otoño. Estas fiestas se celebraban
cuando ya la cosecha estaba recojida. Cuando ya el pueblo había terminado sus
labores del verano. Y señalaban hacia el final del gran plan de salvación. Desde
el Pentecostés hasta estas fiestas, pasa la era cristiana. La cosecha del pueblo
de Dios a través de todos los siglos, está siendo recojida en el granero de
Dios. Y ahora viene la parte final.
De todos los días de fiesta, el más solemne, el más cargado de
significado, el climax de todas estas fiestas, era el día de Expiación. Hasta
para los judíos hoy en día, que aunque no conocen el significado de estas cosas,
todavía celebran esta fiesta, Yom Kippur, el día de Expiación, es el día más
sagrado.
Para hacer resaltar la importancia de ciertos de esos días de
fiesta, el Señor mandó que se tocasen trompetas. En Núm. 10:10 dice: en el día
de vuestra alegría. Eso se refiere a la fiesta de las cabañas. Tendréis regocijo
y gozo. En vuestras solemnidades, en las fiestas solemnes. En los principios de
los meses, tocaréis las trompetas sobre vuestros holocaustos, sobre los
sacrificios de paz, y os serán en memoria delante de vuestro Dios, yo Jehová
vuestro Dios.
En cada una de las fiestas solemnes, se hacía sonar la trompeta,
simbolizando la importancia del mensaje que eso abarcaba. Porque tromperta en la
Biblia tiene un significado mucho más abarcante que simplemente un instrumento
para hacer sonar un ruido. En la Biblia, las grandes trompetas del libro de
Apocalipsis, como las trompetas en el libro de Isaías, en el libro de Números,
Levíticos, y en grandes ocasiones del pueblo de Dios, simbolizan grandes eventos
y siempre anuncian un mensaje especial de Dios para Su pueblo. Así que trompeta
simboliza en la Biblia mensaje. Un mensaje.
Sin embargo, aunque en cada fiesta solemne, se tocaba la
trompeta, sobre los sacrificios, noten lo que dice, tocaréis las trompetas sobre
vuestros holocaustos, sobre los sacrificios de paz. De toda la fiesta el día
entero era importante, pero el momento del sacrificio era en el que sonaba la
trompeta, mostrando que en todo esto, lo más importante era Cristo. Porque Él
era el centro de cada una de esas fiestas, a través del cordero o del animal que
era ofrecido en holocausto.
Pero en el día de Expiación, el séptimo mes, el décimo día, Dios
dio una orden especial. Que diez días antes de llegar el día de Expiación, se
dedicase una fiesta entera, un día solemne, el primero del mes, y ese día se le
llama, el día de las Trompetas. ¿Por qué dedicar un día entero a tocar la
trompeta? ¿Por qué en ese día no se debía trabajar?
Lev. 23:23. Habló Jehová a Moisés diciendo. Habla a los hijos de
Israel y diles. En el mes séptimo, al primero del mes, tendréis día de reposo.
Una conmemoración al son de trompetas y una santa convocación. Ningún trabajo de
siervos haréis, ofreceréis ofrenda encendida a Jehová. Un día especial, el
primero del mes, para sonar la trompeta. ¿Qué simbolismo tiene esto en el plan
de redención? ¿Qué simbolismo tiene esto en el gran plan de salvación?
El Pentecostés nos lleva, durante toda la era cristiana. Y aquí
vamos a hacer una separación. Porque estas fiestas se cumplieron en la primera
venida de Cristo. Este segundo grupo de fiestas, tienen su cumplimiento en torno
a la segunda venida de Cristo. Esto se cumple en Su primera venida, o en torno a
Su primera venida, muerte, resurrección y ascensión al cielo, en torno al evento
central en la historia del mundo, la muerte de Cristo, y estas otras fiestas se
cumplen en torno al evento central final en la gran controversia, que es la
venida de nuestro Señor Jesucristo.
Ahora, por qué unas trompetas, un día entero de trompetas para
anunciar el día de Expiación. La respuesta es: la importancia del día de la
Expiación es tal, que Dios manda una fiesta solemne para anunciar que se acerca
el día de Expiación. ¿Cómo lo sabemos? Tanto la Palabra de Dios, como la
mensajera del Señor , como el Talmud, el libro judío donde explica todas estas
fiestas, nos dice que la importancia, o el significado de la fiesta de las
Trompetas, era porque había llegado el séptimo mes. Y se anunciaba que se
acercaba el gran día de Expiación. Era tan importante este día. Vamos a leer en
un momento, era solemne. Era el día más grande de todo el año. Era el día cumbre
en el santuario. Y en ese día, que era tan importante, podía significar para
algunos del pueblo de Dios, que fuesen cortados para siempre de la nación judía.
Era tan solemne ese día, que si alguno no se apercibía para este día, y no hacía
su preparación, podía quedar sin nacionalidad, sin ciudadanía, sin derechos y
fuera del pueblo de Dios. Se lo daba por muerto. Como si nunca hubiese existido.
El que era cortado del pueblo de Dios, perdía su herencia, perdía su nombre,
escuchen bien, perdía el derecho como padre de familia sobre su hogar, perdía su
casa, su propiedad, la herencia que había recibido de sus padres, le era quitada
y entregada a otro, y no tenía más derecho en el pueblo de Dios. Su nombre era
raído, tachado, borrado, como que ya no más pertenecía al pueblo de Dios.
Lean Lev. 23:28-29. Ningún trabajo haréis, porque es el día de
Expiación, para reconciliaros delante de Jehová vuestro Dios. Y toda persona que
no se afligiere en ese mismo día, será cortada de Su pueblo. ¿Se dan cuenta cuan
importante es el día de Expiación? El que no se afligía, o sea, el que no hacía
la preparación necesaria para poder celebrar el día de expiación, era cortado
del medio del pueblo. Esto es algo grave, hermanos. Sumamente grave. Porque en
el día antitípico de expiación, el que no aflige su alma delante de Jehová es
cortado del pueblo de Dios para siempre. Y como ahora el asunto no es material,
sino espiritual, pierde su herencia eterna, pierde su nombre eterno, porque como
los cielos nuevos y la tierra nueva que yo hago dice Jehová, permanecen delante
de Mi, así permanecerá vuestra descendencia y vuestro nombre. Pero el que es
cortado del pueblo de Dios, pierde su nombre, es borrado del libro de la vida,
pierde su descendencia, y pierde su herencia eterna en el reino de los cielos.
Así es que este asunto es grave. Porque en el plan de salvación, eso nos está
hablando de un día cuando Dios va a cortar o separar de Su pueblo, a aquellos
que no afligieron su alma.
¿Qué significa eso? ¿Qué importancia tiene el día de Expiación?
En el día de Expiación, se hacía la purificación del santuario. Vamos a buscar
en Lev. 16:16-17. Así purificará el santuario. Subrayen en su Biblia esa
expresión. Purificará el santuario. Esa es la purificación del santuario. A
causa de las impurezas de los hijos de Israel, de sus rebeliones, de todos sus
pecados, de la misma manera hará también al tabernáculo de reunión, el cual
reside entre ellos en medio de sus impurezas. Ningún hombre estará en el
tabernáculo de reunión cuando él entre a hacer la expiación en el santuario,
hasta que él salga y haya hecho la expiación por ti, por su casa, por toda la
congregación de Israel.
Dice aquí que se purifica el santuario. ¿De qué tiene que ser
purificado el santuario? ¿Qué dice allí? ¿A causa de qué? Versículo 16. Así
purificará el santuario ¿a causa de qué? De todas las impurezas ¿de quienes? De
los hijos de Israel de todas sus rebeliones y de todos sus pecados. ¿Por qué el
santuario estaba impuro? ¿Y por qué tenía que ser purificado? Para entender
esto, debemos entender el servicio diario, lo que se hacía durante todo el año.
Porque al entender lo que sucedía en el santuario, durante todo el año,
entendemos por qué se necesitaba un día de purificación del santuario.
Durante todo el año, los pecados del pueblo de Israel eran
perdonados en el santuario, y se hacía expiación por ellos mediante la sangre.
Esto se llama el sacrificio diario, o el servicio diario. Leo ahora de
Patriarcas y Profetas: 364-365. El ministerio del santuario consistía en dos
partes, un servicio diario y otro anual. La razón por la que lo estoy leyendo de
aquí, es porque aquí está resumido lo mismo que podría tomarme el tiempo de
explicarlo en la Biblia leyendo en Lev. 4, 5, 6 y 7, donde explica qué es lo que
hacía la gente que pecaba. Todo eso está en Lev. Capítulos 4, 5, 6 y 7. Al pecar
debía traer un animal para ofrecerlo en sacrificio. Sigo leyendo. El servicio
diario se efectuaba en el altar del holocausto, en el atrio del tabernáculo, en
el Lugar Santo. Noten bien. El animal se mataba en el atrio. En el altar. Pero
la sangre se llevaba dentro del Lugar Santo. Mientras que el servicio anual, el
día de Expiación, era un día en el año, era el único día en que el sumo
sacerdote entraba en el Lugar Santísimo. Lev. 16. Lo pueden leer allí en el
versículo 2. Dijo Jehová a Moisés y a Aarón su hermano, que no en todo tiempo
entre en el santuario, detrás del velo, delante del propiciatorio, que está
sobre el arca, para que no muera. Porque yo apareceré en la nube en el
propiciatorio. Y entonces comienza a explicar, cuando era la única vez que podía
entrar en el Lugar Santísimo. Y dice en el versículo 30. En este día se hará
expiación por vosotros y seréis limpios de todos vuestros pecados delante de
Jehová, día de reposo es para vosotros, afligiréis vuestras almas, hará la
expiación el sacerdote que fuere ungido y consagrado, para ser sacerdote en
lugar de su padre, se vestirá las vestiduras de lino, las vestiduras sagradas,
hará expiación por el santuario santo, el tabernáculo de reunión, también hará
expiación por el altar, por los sacerdotes y por todo el pueblo de la
congregación. Esto tendréis como estatuto perpetuo al hacer expiación una vez al
año por todos los pecados de Israel.
El Sumo sacerdote entraba una sola vez al año en el Lugar
Santísimo, para hacer la purificación del santuario. Eso se llamaba el servicio
anual. Mientras que todos los días se hacía el servicio diario en el Lugar
Santo. Muy bien, sigo ahora leyendo. ¿En qué consistía el servicio diario? Para
que ahora entendamos el servicio anual, y eso lo vamos a leer en Lev. 16. El
servicio diario, página 365 de Patriarcas y Profetas. Fue la lectura que les
pedí que hagan de tarea. ¿Cuántos hicieron su tarea, a ver? Ay, ¡que poquitos!
Si hubiesen hecho la tarea no tendría que leerlo. Iría directo a la expiación.
Pero como no me hicieron la tarea, voy a tener que tomar el tiempito, para
explicar el servicio diario.
El servicio diario consistía en el holocausto matutino y el
vespertino, en el ofrecimiento del incienso en el altar de oro, además de los
sacrificios por los pecados individuales. Todos los días, había un sacrificio
matutino y un sacrificio vespertino. Todos los días se ponía incienso frente al
altar, o sobre el altar de oro, frente al velo. Todos los días se ofrecían los
sacrificios individuales por los pecados del pueblo. ¿Qué se hacía con esos
sacrificios? Aquí viene. La parte más importante del sacrificio diario. Por
cierto, sería hermoso y tomar el tiempo y explicar lo que significaba el
sacrificio matutino, el sacrificio vespertino, el altar del incienso y todo eso.
Pero léanlo ustedes en Patriarcas y Profetas. Yo no lo puedo cubrir. Tengo una
serie de temas. El último que acabo de grabar, son 15 cassettes de hora y media,
o sea, como 22,50 horas de grabación, donde explico
todo lo
que es el santuario. Y no toco nada de lo que vimos aquí este fin de semana. O
sea, es otra cosa completamente distinta. No toco las fiestas anuales. Pero toco
el simbolismo del santuario. Se llama el santuario y sus servicios. ¿Qué les
estoy diciendo con eso? Que hay tanto más para hablar del santuario, que
podríamos pasar aquí 20 horas seguidas, y solo comenzamos a tocarlo con la punta
de los dedos. Pero tengo que tocar el tema de los sacrificios diarios y lo que
pasaba con ellos, para que entendamos por que hacía falta una limpieza del
santuario. Aquí viene.
La parte más importante del servicio diario, era la que se
realizaba en favor de los individuos. El pecador arrepentido, Lev. 4, traía su
ofrenda a la puerta del tabernáculo. ¿Dónde traía la ofrenda? A la puerta del
tabernáculo. Y colocando su mano sobre la cabeza de la víctima, confesaba sus
pecados. Y así, en un sentido figurado, los trasladaba de su propia persona a la
víctima inocente. Pobrecito. El pobre animal nada había hecho. Era inocente.
Aquí venía el pecador arrepentido reconociendo su pecado, colocaba sus manos
sobre el animal, y confesaba su pecado. Simbólicamente el pecado pasaba del
pecador, ¿a quién? Al pobre animalito inocente. ¿Esto es símbolo de quien? Del
que cargó nuestros pecados sobre el madero. Ahora la persona estaba libre de
pecado. Pero el animalito era culpable. Pobrecito. Inocente pero culpable. ¿Y la
paga del pecado es qué? ¿Quién tenía que morir? Debiera morir el pecador. Pero
como el pecador no quería morir, pasaba los pecados al inocente. ¡Qué tremendo
simbolismo! ¿Verdad? Eso se llama en lenguaje teológico substitución. Otro toma
el lugar de uno. Obviamente un animal no puede pagar por los pecados de un ser
humano, pero eso era un símbolo que representaba a Cristo. Y Cristo sí puede
pagar por mis pecados, porque Él es el hombre-Dios. Como hombre paga por los
pecados del hombre, como Dios vale por todos y puede pagar por todos nosotros
porque Él es el Creador. Por eso se necesitaba que Dios se hiciese hombre y se
encarnase. Sigo leyendo.
Ahora la víctima inocente era culpable. Con su propia mano el
pecador mataba entonces el animal. Ahora noten bien, ya se había pagado por el
pecado. El hecho de que el pecador mataba el animal, representa que ¿quién fue
el que mató a Cristo en la cruz del Calvario? El pecador es el que le quitó la
vida. No fueron los judíos. Hace casi 2.000 años que los cristianos acusan a los
judíos de haber sido los que mataron a Cristo. Pero a Cristo lo maté yo. Lo
mataste tu. Cada uno de nosotros matamos al Cordero con nuestros pecados. Cristo
murió por los pecados del mundo. Y el asesino soy yo. Yo soy el que debiera
morir. Así que no culpemos a los judíos. Fuimos nosotros.
Pero ahora noten. Ya estaba muerto el animal. Ya estaba libre la
persona de pecados, ¿si o no? El pecado había pasado de él a un animal y ahora
el animal estaba muerto. ¿Ahí terminaba todo? ¿Qué había que hacer todavía para
que los pecados fuesen perdonados? Oh, ¡qué interesante! ¿Saben? Esto tiene un
simbolismo tremendo. Porque la mayoría del mundo cristiano, no comprende esta
parte. Dicen, Jesús murió en el Calvario por mis pecados y ya estoy perdonado.
Pero para que el pecador fuese perdonado, no sólo había que matar la víctima,
sino que había que tomar la sangre y llevarla dentro del santuario, al Lugar
Santo. Sigo leyendo.
Y repito. Y ustedes van a perdonar que haga este énfasis, pero
justamente hoy, alguien se acercó y me dijo, pastor, hay algunos que dicen que
el asunto del día de expiación y del juicio no se puede probar con la Biblia,
sino sólo con Elena de White. Y yo les digo que si hay doctrina que es
totalmente bíblica, es la doctrina de la expiación a través del santuario. No
hay doctrina que sea tan clara como la doctrina de la expiación y del día de
Expiación. La Biblia toma un capítulo entero para explicarla, y el tema vuelve a
resurgir a lo largo de toda la Biblia, y en el libro de Hebreos nuevamente. Pero
si estoy leyendo de aquí, es por el resumen que me da. Porque aquí está resumido
lo que sucedía.
Entonces el sacerdote toma la sangre del animal, y todo eso está
en Levíticos, y lleva al Lugar Santo para rociarla delante del velo, detrás del
cual estaba el arca que contenía la ley que el pecador había violado. Con esta
ceremonia, en un sentido simbólico, el pecado era trasladado al santuario por
medio de la sangre. Porque la vida, dice la Biblia, está en la sangre. Y la paga
del pecado es ¿qué cosa? La vida justamente. Con la vida se paga el pecado. Por
eso la paga del pecado es muerte. Ahora, el pecado pasaba al animal. El animal
moría, pero en la sangre, que era la vida del animal, se llevaba el pecado
dentro del santuario. Eso está muy claro en Lev. 16:16. Allí dice, así
purificarás el santuario a causa de las impurezas de los hijos de Israel, de sus
rebeliones, y de todos sus pecados. ¿Qué era lo que ensuciaba el santuario? La
sangre que se llevaba allí todos los días. Imagínense cuantos miles de miles
venían al santuario a confesar sus pecados. Y toda esa sangre tenía que ser
llevada dentro del santuario. Había unas pocas excepciones que no voy a tocar en
esta hora, en las cuales la sangre no se llevaba dentro, sino se derramaba al
pie del altar, pero en esos casos, presten atención, el sacerdote estaba
obligado a comer la carne del animal. A menos que la sangre se llevase al
santuario, el sacerdote tenía que comer la carne. De esa manera, dice Lev.
10:17, el sacerdote al comer la carne, llevará la iniquidad de la congregación
sobre si. ¿Notaron eso? El pecado, la iniquidad iba en la sangre dentro del
santuario. Cuando la sangre no se llevaba al santuario, entonces ¿quién cargaba
el pecado sobre si? El sacerdote cargaba el pecado, porque al comer la carne del
animal, que había muerto por el pecado, él estaba asimilando simbólicamente ese
pecado, y lo cargaba él.
Es interesante, y no voy a entrar al tema, el simbolismo de esto
en el plan de salvación. Cristo no solamente cargó nuestros pecados, sino que
también fue hecho pecado por nosotros. Tomó carne pecaminosa. Así como el
sacerdote comía la carne y la asimilaba, símbolo del pecado, y ese sacerdote era
símbolo ¿de quién? De Cristo. Cristo no tenía pecado personal. Porque nunca
pecó. Pero llevaba en Su carne la debilidad de la raza humana. Hay dos maneras
como el pecado fue llevado sobre Cristo. Uno por Su encarnación y otro por Su
muerte substitutoria, cuando el pecado fue colocado sobre Si, en la cruz del
Calvario. Ninguno de los dos casos hace a Cristo pecador, porque Él nunca pecó.
Él es el Cordero sin mancha ni mácula. Nunca jamás pecó ni hubo engaño en Su
boca. Pero hay dos maneras como el pecado fue llevado por Cristo. Uno en Su
carne y otro en Su sangre. Interesante ¿verdad? Pero no vamos a entrar en ese
tema de la naturaleza de Cristo, que es otro tema aparte, muy interesante.
Volviendo ahora al sacrificio diario. Las dos ceremonias, el
llevar la sangre al Lugar Santo, y en raros casos, cuando el pecado era de toda
la congregación, vean que interesante, cuando el pecado no era un pecado
individual, era un pecado del pueblo en general, el sacerdote comía la carne. De
igual manera, el pecado de Cristo en Su carne, es el pecado de la humanidad en
general y no el pecado individual de Él. Noten eso. En la encarnación. Pero
bueno.
Ahora, con excepción de esas raras ocasiones, donde el sumo
sacerdote o el sacerdote oficiante, cargaba el pecado sobre si comiendo la
carne, en todas las demás ocasiones la sangre era llevada al santuario. Y se
rociaba delante del velo, frente al propiciatorio. ¿Qué pasaba después de una
semana, después de dos semanas, de un mes, de dos meses, de tres meses, después
de un año entero de estar rociando la sangre en el santuario todos los días?
¿Qué pasaba? ¿Cómo estaría el santuario? Se imaginan ustedes, la sangre claro,
se secaba. Y quedaba pegada sobre los cuernos del altar, en el suelo, en las pa-
redes,
porque se salpicaba, sobre todo el altar, en el piso. El santuario se ensuciaba
con la sangre. Y por eso requería que fuese limpiado. Pero simbólicamente, no
era la sangre lo que lo ensuciaba, sino el pecado que representaba esa sangre.
Por eso Lev. 16 dice, así purificará el santuario a causa de las impurezas de
los hijos de Israel, de sus rebeliones y de sus pecados. Por eso se necesitaba
el día de Expiación.
Al trasladar los pecados del pueblo al santuario, los lugares
santos quedaban manchados y se hacía necesaria una obra especial para quitar
ahora los pecados del santuario adonde habían quedado registrados. Dios ordenó
para eso que se hiciera la expiación de cada una de las cosas sagradas. De igual
manera había que purificar el altar de los sacrificios. Versículo 19 de Lev. 16.
Esparcirás sobre él la sangre con su dedo siete veces y lo limpiará y lo
santificará de las inmundicias de los hijos de Israel. En el día de Expiación,
siete veces rociaba con sangre con su dedo, y luego lo limpiaba y así se quitaba
la impureza de los hijos de Israel. El pecado que estaba registrado en el
santuario. Eso se hacía el día de Expiación.
Ahora, con eso se completaba el ciclo anual. Vamos entonces ya,
con esta base, al día de Expiación. ¿Qué pasaba en ese día? Diez días antes
sonaba la trompeta. La trompeta anunciaba que se acercaba el gran día de Yom
Kippur. El gran día del juicio. Porque en ese día, todo el que no tenía sus
pecados registrados en el santuario, el que no había confesado sus pecados y los
había trasladado al santuario, quedaba cortado de su pueblo. Escuchen bien. En
el Talmud explica, que si los judíos, los miembros del pueblo de Dios, no habían
ofrecido sacrificios por el pecado durante el año, ahora le quedaban diez días
para hacerlo. Y esos eran los diez días más ocupados de los sacerdotes. Del
primero del mes séptimo al décimo del mes séptimo, todo el que no había ofrecido
sacrificio en el santuario, tenía que venir a ofrecerlo. Eso era especialmente
cierto en la diáspora. O sea, cuando el pueblo estaba esparcido en distintos
lugares, y tenían que venir al templo tres veces al año. Mientras el tabernáculo
estaba en el desierto, cada vez que pecaban, lo tenían cerca para ir. Cuando el
pueblo vivía en la tierra prometida, y vivían en distintas ciudades, no podían
venir cada vez que pecaban a ofrecer el sacrificio en Jerusalén. Les quedaba
lejos. Así es que tenían que venir en algún momento del año. Si por alguna razón
venían a Jerusalén, ofrecían el sacrificio por sus pecados. Pero si no, cuando
sonaba la trompeta, en el día de las Trompetas, les decía, hermano, hermana, te
quedan diez días para ofrecer tus sacrificios por tus pecados. Si no lo haces,
serás cortado del pueblo de Dios. Porque cuando se limpie el santuario, si tus
pecados no fueron trasladados al santuario, quedan sobre ti. Si tu, que pecaste
durante este año, no trajiste tu ofrenda al altar, y no confesaste tu pecado, y
se hace la limpieza de toda la congregación de Israel de sus pecados, y tus
pecados no están en el santuario para ser limpiados, quedan sobre tu cabeza, y
ahora tu eres cortado del pueblo de Dios. La sangre sea sobre tu propia cabeza.
¿Ven por qué era tan importante el día de Expiación? Por eso sonaban las
trompetas.
¿Ahora qué simboliza esto en el gran plan de salvación?
Trompetas. Es el anuncio de que se acerca el gran día del juicio. Como vamos a
ver en un momento, la profecía señalaba el año 1844, y ahora vamos a eso en un
segundo, señalaba esta fecha como inicio de la purificación del santuario. Dan.
8:14. Pero antes de esta fecha, Dios tenía que mandar un mensaje. Al sonido de
la trompeta. Un mensaje que anunciara al mundo que se acercaba el gran día de
expiación. El gran día del juicio. Y ese mensaje fue proclamado en esta tierra,
en lo que se conoce como el triple mensaje angélico. O más conocido, entre
nosotros, como el menssje de los tres ángeles.
¿Qué anuncia el mensaje de los tres ángeles? Temed a Dios y
dadle gloria porque la hora de juicio ha llegado. Adorad al que hizo el cielo,
la tierra, el mar y las fuentes de las aguas. Y que interesante, que antes de la
fecha que señalaba la profecía para la purificación del santuario celestial,
Dios levantó en esta tierra un potente mensaje, que hoy en día se conoce como el
movimiento adventista. ¿Y cuándo surgió? Al igual que las trompetas sonaban diez
días antes, diez años antes, en la escala de día por año, comenzó a proclamarse
el mensaje de la hora del juicio de Dios que se acerca. El que lanzó el mensaje
al mundo por primera vez, se llamaba Guillermo Miller. ¿Y en qué año comenzó su
predicación pública? Su predicación pública organizada, comenzó en el año 1834.
Exactamente diez años antes de la fecha que señalaba la profecía. Diez días
antes. Y este mensaje sacudió al mundo cristiano de esa época. La hora del
juicio de Dios se acerca. Algo grande va a suceder en el año que va desde 1843 a
1844. Al principio no se daba fecha exacta. Se hablaba del año 1843 al 44.
Acercándose más la fecha, al estudiar los tipos, en el santuario, llegaron a la
conclusión que así como cada una de estas fiestas se cumplió en el día típico de
la fiesta, Cristo murió un 14 de Nisán, Cristo estuvo en la tumba un 15 de
Nisán, Cristo resucitó el 16 del mes primero, el Pentecostés cayó exactamente 50
días más tarde, pues si eso era así, entonces el día de Expiación había de
comenzar en la fecha exacta en que caía el día de Expiación en el año 1844.
Hablando de todo eso, ¿dónde está el texto que dice, que la
purificación del santuario, iba a ser en el año 1844? ¿Dónde está? A ver buenos
adventistas. Si hay un adventista del séptimo día aquí, presente en esta noche,
que no sabe ese versículo, le quito el nombre de adventista. De verdad. Cortado
será de su pueblo. ¿Cuál es el texto que es la base del movimiento adventista?
El texto que reveló todas estas grandes verdades. ¿Cuál es ? ¡Daniel 8:14!
Daniel 8:14. Y esta es la piedra fundamental del Adventismo. Porque todo surgió
comenzando a estudiar esto. Solo que al principio, ay cómo hago, porque tengo
tanto que decirles, quiero darles un ejemplo, porque hay personas que no
entienden esto y dicen, bueno, pero Guillermo Miller no dijo que Cristo iba a
venir en 1844, ¿si o no? ¿Lo dijo o no lo dijo? Si lo dijo. ¿Se equivocó o no se
equivocó? Se equivocó en lo que había de acontecer, pero no se equivocó en la
fecha. La fecha estaba correcta. Solo que él interpretó mal el evento que había
de acontecer. Y déjenme explicarles un poquito, porque esto les va a ayudar
mucho a comprender lo que estamos hablando.
Cuando Cristo vino por primera vez a cumplir las fechas exactas
que señalaban Su sacrificio en la cruz del Calvario, los discípulos sabían que
la fecha se estaba acercando. Porque la profecía de Daniel capítulo 9, que
señalaba las noventa semanas, se había cumplido. Cuando Juan el Bautista comenzó
a predicar dijo, el reino de los cielos se ha acercado. Y anunciaba, el tiempo
se ha cumplido. Cuando Jesús predicaba, usaba la misma frase. El tiempo se ha
cumplido. ¿Qué tiempo se había cumplido? ¿Cuál tiempo? Obviamente era el tiempo
que señalaba la profecía de Daniel. Y vean que interesante. Para ambos eventos,
esas cuatro fiestas van juntas, y esas tres van juntas. Para ambos eventos, la
clave para descifrarlo era el libro de daniel. En Daniel capítulo 9 estaba la
profecía de cuándo moriría el Mesías. Vamos a leerlo. Daniel capítulo 9:24-26.
Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu
santa ciudad, para terminar la prevaricación, poner fin al pecado, expiar la
iniquidad, traer la justicia perdurable, sellar la visión y la profecía, y ungir
al Santo de los santos. Sabe pues y entiende que desde la salida de la orden
para restaurar y edificar Jerusalén, hasta el Mesías, hasta el Ungido, habrá
siete semanas y sesenta y dos semanas. Y después de las sesenta y dos semanas se
quitará la vida al Mesías. Ahora, la profecía estaba clara. Y Cristo dijo, el
tiempo se ha cumplido. El reino de los cielos se ha acercado.
Gálatas 4:4. Y llegado el cumplimiento del tiempo, Dios envió a
Su hijo, nacido de mujer. Llegado ¿qué cosa? El cumplimiento del tiempo. Cristo
vino en la fecha exacta que señalaba la profecía de Daniel capítulo 9. Y murió
en la fecha exacta que señalaba la profecía. Daniel 9 nos daba el año. Pero
Levíticos 23 nos daba el mes, el día y la hora. ¿Qué interesante verdad? Daniel
8 nos da el año. Pero Levíticos 23 nos daba el mes, el día y la hora.
Interesante.
Ahora. Aquí viene lo increíble de todo esto. ¿Los discípulos
entendieron el suceso? ¿Si o no? ¿Comprendieron lo que había de acontecer aqui?
¿O no lo entendieron? Hermanos, estaba tan claro, nosotros lo vemos . la Pascua,
los Panes sin Levadura, las Primicias, todo estaba tan claro, pero los
discípulos no lo vieron. No lo entendieron hasta sino después que había pasado.
Y hermanos, la iglesia cristiana se fundó después de un terrible chasco. La
iglesia primitiva pasó por un terrible chasco, y después de eso vino la
fundación de la iglesia. La Iglesia Adventista pasó por un terrible chasco y
luego vino la fundación de la iglesia. Vean ustedes que interesantes las
comparaciones. Ya Cristo había muerto y todavía los discípulos no lo entendían.
Jesús les había dicho, es necesario que Yo sea entregado por manos inicuas, seré
muerto y resucitaré al tercer día. Pedro le dijo, Señor por favor, que nada de
esto te acontezca. Señor qué estas diciendo. ¿Tienes que morir? No, no, no, por
favor. Y Cristo le dijo, apártate de Mi Satanás que me eres tropiezo. ¿Se
acuerdan? Pedro no lo entendía. Los demás discípulos no lo entendían. Todavía la
noche de la Pascua, o la noche anterior cuando Jesús celebró la Pascua, los
discípulos estaban discutiendo ¿quién sería qué? ¿El mayor en qué? Ah, porque
ellos pensaban que Jesús iba a establecer un reino terrenal, como Mesías, como
Libertador, iba a destruir a los romanos, y Él iba a llegar a ser Rey, se iba a
sentar en el trono de David, y Pedro y Juan decían, yo voy a ser el primer
ministro, uno se va a sentar a la derecha. Santiago y Juan, la madre le vino a
pedir a Jesús, Señor, por favor, prométeme que cuando tengas Tu el reino y el
poder en Tus manos, mis hijitos, Tu sabes, ellos son bien buenitos, dales a
ellos un lugar, que se siente uno a la derecha y el otro a la izquierda. No
pedía nada la mamá, ¿verdad? Quería el primer lugar para sus hijos. Y en camino
a la cena pascual, ¿cuál fue la discusión hermanos? Si, la discusión fue, ¿qué
posición iba a tener cada uno de ellos en el reino que Jesús iba a establecer en
la tierra. No entendían. Sus ojos estaban velados. No entendían lo que estaba
pasando. A pocas horas de la muerte de Cristo, no comprendían nada. Y esa noche
Jesús trató de explicarles. Se los dijo. En palabras más claras no se los podía
decir. Tomad, comed, esto es Mi cuerpo que por vosotros es quebrantado. Haced
esto en memoria de Mi y tomando la copa le dijo, esta copa es el nuevo pacto en
Mi sangre que será derramada. ¿Les podía explicar en palabras más claras? ¿Creen
ustedes que lo entendieron? No lo entendieron. Miren lo que pasó. Todavía,
todavía cuando Jesús estaba siendo juzgado, los discípulos estaban esperando que
Él se libertase de manos de los principales sacerdotes. Todo el tiempo estaban
viendo, a ver en que momento Jesús se liberta, se declara el Mesías y se
establece en Su reino. Y cuando vieron que Jesús se dejaba crucificar, fue algo
terrible. La Escritura dice, heriré al Pastor y las ovejas ¿serán que?
Dispersadas. Los discípulos se fueron cabisbajos, confundidos, chasqueados,
desesperados, se les había venido el mundo abajo. Yo no se si ustedes pueden
comprender lo que eso significaba para ellos. Los únicos que realmente lo
comprenden, o lo pudieron comprender, fueron los que pasaron por el chasco del
22 de Octubre de 1844. Porque ellos también esperaban que Jesús viniese. Qué
tristeza, cuando pasó el día y Jesús no vino. Dicen los que pasaron por ese
chasco, que esa noche lloraron, y lloraron, y lloraron hasta el amanecer del día
siguiente. ¡Qué tristeza tan grande¡ ellos experimentaron los que les pasó a los
discípulos el día que Jesús murió. Yo me imagino ese viernes, qué Sábado más
triste habrán pasado. Llorando, y llorando y llorando. El Sábado más triste de
toda su vida. Ahora hermanos. El Señor no quería que fuese así. El Señor quería
que ellos supiesen. Él les dijo, les explicó, y si ellos no hubiesen sido tardos
de corazón para creer, hubiesen pasado el Sábado más feliz de sus vidas,
contando las horas hasta la resurrección de Cristo. Hubiesen estado glorificando
a Dios, por la muerte de Cristo como Cordero Pascual. Hubiesen estado diciendo,
ya falta poco, ya falta poco, pronto Jesús va a resucitar de los muertos. Pero
fue todo lo contrario. Un chasco terrible. Lloraron y lloraron. El mundo se les
había acabado. Miren lo que dice la Escritura. Todavía cuando Él resucitó
¿ustedes creen que Le creyeron? La Biblia dice, que fueron a ungir el cuerpo de
Cristo en el sepulcro. Y cuando las mujeres no encontraron el cuerpo de Cristo,
y volvieron contando a los discípulos que se les había aparecido un ángel y les
había dicho que Jesús había resucitado, ¿ustedes creen que les creyeron? Dice la
Biblia, que dijeron, unas mujeres fueron al sepulcro y dicen que tuvieron
visiones de ángeles. No dice que vieron un ángel. Que tuvieron visiones de
ángeles. Que les ha dicho que ha resucitado. Cuando María Magdalena Lo vio y Lo
reconoció, porque hasta ahora no lo habían visto, las otras mujeres no Lo habían
visto, sólo vieron a un ángel que les dijo que había resucitado, pero María
Magdalena sí lo vio. Ahora miren cuando viene María Magdalena, ¿qué pasa?
Marcos 16. En el versículo 1 al 8 está la historia de lo que
pasó con las mujeres. Se les apareció el ángel y les dijo, vayan, díganle que ha
resucitado. Versículo 8 de Marcos 16. Y ellas se fueron huyendo del sepulcro,
porque les había tomado temblor y espanto, ni decían nada a nadie, porque tenían
miedo. No creyeron. Tenían miedo. No le decían a nadie nada. Versículo 9.
Habiendo pues Jesús resucitado por la mañana el primer día de la semana,
apareció primeramente a María Magdalena de quien había echado siete demonios.
Yendo ella lo hizo saber a los que habían estado con Él, que estaban, ¿cómo
estaban? Tristes y llorando. Pobrecitos. Que chasco más grande. Tristes y
llorando. Y cuando oyeron que Jesús vivía, ¿qué dice? Se regocijaron y dieron
gloria a Dios. ¿Si? ¿Cómo dice? No lo creyeron. Ni aun entonces, después que
María Magdalena les dijo que Lo había visto a Jesús, no le creyeron. Versículo
12. Después apareció en otra forma a dos de ellos que iban de camino, yendo al
campo, y ellos fueron y lo hicieron saber a los otros, y ni aun a ellos ¿qué? Le
creyeron.
Saben, la experiencia de esos discípulos de Emaús es sumamente
interesante, porque nos deja saber lo que ellos estaban pensando. Lucas 24:13.
Dice así. Dos de ellos iban el mismo día a una aldea llamada Emaús, que estaba
60 estadios de Jerusalén. Iban hablando entre si todas aquellas cosas que habían
acontecido. Sucedió que mientras ellos iban hablando, y discutiendo entre si,
Jesús mismo se acercó y caminaba con ellos. Mas los ojos de ellos estaban
velados para que no Lo conociesen. Y Él les dijo, ¿qué pláticas son estas que
tenéis entre vosotros mientras camináis? ¿Por qué estáis tristes? Y respondiendo
uno de ellos que se llamaba Cleofas, le dijo, ¿eres Tu el único forastero en
Jerusalén que no ha sabido de las cosas que en ella han acontecido en estos
días? Y Él les dijo, ¿qué cosas? Y ellos le dijeron, de Jesús nazareno que fue
varón profeta, poderoso en obras y en palabra delante de Dios y de todo el
pueblo, como lo entregaron los principales sacerdotes y
nuestros
gobernantes a sentencia de muerte y lo crucificaron. Y ahora escuchen. Pero
nosotros esperábamos que Él era el que había de redimir a Israel. Y ahora además
de todo esto, hoy es el tercer día que todo esto ha acontecido. ¡Nosotros
esperábamos que Él era el que había de redimir a Israel!. ¡Y lo mataron! ¡Qué
barbaridad! No entendían lo que había acontecido. Ellos esperaban otro evento.
Tenían la fecha correcta. El reino de los cielos se había acercado. El tiempo se
había cumplido. Había llegado el cumplimiento del tiempo, pero no entendieron
hasta después que pasó el evento. No entendieron.
¿Por qué les estoy contando esto hermanos? Porque algunos se
burlan de Guillermo Miller y de los milleritas, y de los adventistas, porque
dicen, vean los adventistas, están fundados en una mentira. Dijeron que Cristo
venía en 1.844 y no vino. Pobrecitos. Y tienen una iglesia fundada encima de una
mentira. ¿Han oído ustedes a gente hablar de esa manera? Oh, yo hasta he
escuchado algunos pastores que dicen, ya es tiempo que nos dejemos de hablar, y
pastores adventistas, de 1.844. Ese fue un fracaso. Ese fue un chasco. Esa fue
una mentira. Y no engañemos diciendo que Cristo no vino porque entró en el Lugar
Santísimo. Ah, no. Esos son todos cuentos, dicen algunos. Pobrecitos. No
comprenden.
La Escritura es muy clara en esto y el tipo es tremendo. En las
fiestas de primavera acontecieron y no supieron hasta después que habían
acontecido y pasaron por un amargo chasco. Pero el Señor les abrió las
Escrituras y les mostró que eso tenía que ser así, por la Palabra de Dios. Lo
mismo sucedió en 1.844. Esperaban, al igual que los discípulos, nosotros
esperábamos que Él era el que iba a redimir a Israel y ahora lo mataron.
Nosotros esperábamos que Él era el que iba a venir a redimir a Israel y no vino.
Que chasco. Pero hermanos, por la Palabra de Dios, bendito sea el Dios del
cielo, llegaron a comprender la verdad del gran evento que estaba prefigurado
por el día de Expiación. No era la purificación de la tierra, como ellos habían
interpretado, sino que era la purificación del santuario en el cielo. Y ahora
comenzaron a estudiar el tema del santuario, que no lo habían entendido antes,
con más ahinco, y descubrieron las grandes verdades del santuario, de las cuales
tu y yo hoy en día nos enorgullecemos de ser adventistas del séptimo día.
Gracias a Dios, porque del chasco surgió lo más hermoso, la iglesia remanente.
Gracias a Dios, porque del chasco de los discípulos surgió lo más hermoso, la
iglesia primitiva. Las dos surgieron de un chasco. Y por eso yo se que esta es
la iglesia remanente. Porque la Escritura decía, y vi a un ángel con un librito
abierto, y el librito abierto era el librito que había estado cerrado, y que
ahora estaba abierto. Apocalipsis capítulo 10. Y me dijo el ángel, como el
librito, te será dulce en la boca pero amargará tu vientre. Estaba profetizado
el chasco. Gloria a Dios, que la Iglesia Adventista es la única que pasó por ese
chasco y es la única que cumple la profecía. Por eso sabemos que estamos en la
iglesia remanente. Porque somos la iglesia de la profecía que cumple el tipo
exacto.
¿Y qué es todo esto de la purificación del santuario? Ay,
todavía nos queda lo mejor de todo. Pero, ¿no creen que valió la pena escuchar
esa comparación? ¿No les ayuda espiritualmente saber que nosotros no fuimos los
únicos que pasamos por un aparente engaño? También los discípulos estaban
engañados y ¿quién tuvo la culpa? Bueno, en cierta manera, la gente de la época
que creía, todos creían que el Mesías iba a venir a libertarlos de los romanos.
De igual manera en la época de Guillermo Miller, todos creían que el santuario
que iba a ser purificado era ¿qué cosa? La tierra. Así que en cierta manera las
circunstancias de la época los llevaron a esa mala conclusión. Pero por
supuesto, la Palabra de Dios tenía la explicación.
¿Y qué sucedió en 1844? Hermanos, es tan simple, que yo no se
como hay algunos que no lo pueden entender. Estaba todo prefigurado en el día de
Expiación. Si usted ha seguido lo que hemos venido hablando durante todo este
fin de semana, no tiene ningún problema en entender. Así como Cristo entró el
día de Pentecostés en el santuario celestial, en el Lugar Santo, y comenzó a
oficiar como Sumo Sacerdote, intercediendo por nosotros, en los tres oficios
diarios que eran, el sacrificio matutino y vespertino, los sacrificios
individuales y el incienso, que representa la intercesión de Cristo en favor de
las oraciones de Sus santos, y los sacrificios individuales, el perdón de los
pecados a todos aquellos que confesaban sus pecados a Cristo en el santuario
celestial. Así como Cristo estuvo, desde Su ascensión al cielo en el Lugar
Santo, así al final de la gran profecía de los 2.300 días de Dan. 8:14, hasta
2.300 tardes y mañanas y el santuario ¿será que? Purificado, así como el Sumo
Sacerdote terrenal entraba en el día de Expiación, para hacer la purificación
del santuario en el Lugar Santísimo, Cristo, como nuestro Sumo Sacerdote en el
santuario celestial, entró en el Lugar Santísimo para hacer la expiación final,
purificar el santuario de las impurezas de los hijos de Israel.
Todos los pecados que habían sido confesados a Cristo como
Sacerdote de todos Sus hijos, durante la era cristiana, estaban registrados en
el santuario. Ahora el Señor Jesús va a quitar esos pecados para siempre del
santuario. Determinando en la vida de cada uno de aquellos, que aceptaron al
Señor, si su vida demostró la profesión que habían hecho de creer en Jesús como
el Cordero Pascual. Se mira el registro. Si todos los pecados están confesados,
la persona queda declarada limpia de todo pecado. Así como en el antiguo Israel.
Si todos los pecados habían sido confesados y pasados al santuario, entonces la
persona quedaba limpia. Pero si no había confesado algún pecado, y llegaba el
día de Expiación, la persona era cortada del pueblo de Dios. De igual manera, en
el santuario celestial, Jesús investiga, mira, el registro de cada uno, de
aquellos que Le aceptaron como Salvador. Si todos sus pecados están confesados,
la persona es declarada limpia. Sin pecado. Y sus pecados son borrados.
Pero que pasa en el caso de una persona que aceptó a Jesús,
confesó unos pecados, y esos están anotados como confesados, pero después de
eso, esa persona rechazó la sangre expiatoria de Cristo, se fue a cometer más
pecados, y nunca más los confesó. Siguió viviendo una vida de impiedad y murió
rechazando el nombre de Cristo. ¿Qué pasa con aquellos pecados que había
confesado al principio? En el libro de Ezequiel nos dice, si el justo que se
hubiere arrepentido, vuelve ahora a cometer pecado, todas sus justicias no le
serán tomadas en cuenta. Por su rebelión morirá por su pecado. ¿Se dan cuenta
por que se necesitaba la expiación final? Todos los que han vivido y han
confesado sus pecados al Cordero, para que Él les perdone, ahora se compara el
registro de los pecados confesados con el registro de los pecados cometidos.
Recuerden que hay dos libros en el cielo. Uno es el libro de la vida y otro es
el libro de los pecados. En el libro de los pecados está todo lo malo que uno ha
hecho. En el libro de la vida están todos los pecados confesados. Se comparan
los dos libros. Si todos los pecados que aparecen en el libro de la muerte
están confesados y perdonados en el libro de la vida, queda saldada la cuenta.
La persona queda libre. Pero si después de haber confesado pecados, el libro de
la muerte revela que hay pecados que siguieron cometiéndose, para los cuales no
se arrepintió, ni pidió perdón, ni los confesó, eso muestra que no hubo una
entrega y una conversión genuina. Porque si aceptó a Cristo, pero siguió
viviendo en adulterio hasta el día en que murió, y no se arrepintió ni lo
confesó, esa persona no puede ser perdonada. Es cortada de Su pueblo en el día
de Expiación. ¿Estamos comprendiendo? ¿Está claro? ¿Esa doctrina es bíblica o no
es bíblica? ¿Está en la Palabra de Dios? Lev. 16. Ahora, hay mucho más detrás de
esto, que simplemente lo que les estoy explicando. Hay un simbolismo tremendo.
Porque había dos machos cabríos, sobre los cuales se echaba la
suerte. Y había todo un ritual en el día de Expiación. El tiempo ha
transcurrido. Desgraciadamente no vamos a poder cubrir todo lo que es el gran
día de Expiación. Pero hermanos, en la ceremonia, los dos machos cabríos,
recibían suertes. Dice en el versículo 7. Tomará los dos machos cabríos y los
presentará delante de Jehová a la puerta del tabernáculo de reunión. Y echará
suertes Aarón sobre los dos machos cabríos. Una suerte por Jehová y la otra
suerte por Azazel. Y hará traer Aarón, el macho cabrío sobre el cual cayere la
suerte por Jehová y la ofrecerá por expiación. Mas el macho cabrío sobre el cual
cayere la suerte por Azazel, lo presentará vivo delante de Jehová, para hacer la
reconciliación sobre él, para enviarlo a Azazel al desierto.
Hay dos animales. Uno se usa para la expiación. El otro se usa
para enviarlo al desierto a Azazel. ¿Qué simbolizaba todo esto? Escuchen. El día
de Expiación el Sumo Sacerdote llevando una ofrenda por la congregación, entraba
en el Lugar Santísimo, con la sangre del macho cabrío, para la expiación.
Versículo 15. Degollará el macho cabrío en expiación por el pecado del pueblo y
llevará la sangre detrás del velo adentro. Y hará de la sangre como hizo con la
sangre del becerro, la esparcirá sobre el propiciatorio, delante del
propiciatorio, así purificará del santuario a causa de las impurezas de los
hijos de Israel, de sus rebeliones y de todos sus pecados . De la misma manera
hará también al tabernáculo de reunión, el cual reside entre ellos, en medio de
sus impurezas.
Ahora noten claramente esto. Uno dice, bueno si yo confesé mis
pecados a Cristo, ¿por qué tiene que haber un juicio? ¿No están ya perdonados?
La misma pregunta podría hacerse en el santuario. ¿Si la persona había confesado
su pecado sobre la cabeza del animal, y el animal había sido muerto, por qué se
necesitaba una vez al año ofrecer otro animal para la expiación de los pecados
del pueblo? ¿Ya no estaban expiados? Los pecados habían pasado del pecador al
animal, en la sangre habían sido llevados al santuario, y estaban registrados en
el santuario. En el cielo, no se hace con sangre literal. El registro de los
pecados se lleva en los libros del cielo. Pero ahora es necesario hacer la
expiación final. ¿Y qué hacía el Sumo Sacerdote en el Lugar Santísimo? Tomaba la
sangre del macho cabrío y la rociaba en el Lugar Santísimo sobre el
propiciatorio para así limpiar el santuario y expiar los pecados de todo el
pueblo. De igual manera Jesús, al entrar en el Lugar Santísimo, por virtud de Su
sangre derramada en un solo sacrificio, como leímos al comenzar, hecho una sola
vez y para siempre, Jesús no vuelve a morir otra vez, pero en virtud de ese solo
sacrificio, ahora purifica todos los pecados de aquellos que Le fueron
confesados y que están registrados en el libro del cielo. En virtud de ese
sacrificio, aplica ahora Su sangre expiatoria, en forma simbólica, para
purificar los registros del cielo y eliminar para siempre el pecado.
Dice así, al rociar la sangre sobre el propiciatorio se hacía
encima de la ley. Aquí la ley ahora aparece como norma de juicio. Los
requerimientos de la ley exigían la vida del pecador. Y ahora, al rociar la
sangre, quedaban satisfechos. Entonces, en su carácter de mediador, el sacerdote
tomaba los pecados, que estaban en el santuario, y los llevaba sobre sí mismo,
salía del santuario llevando sobre si la carga de las culpas de Israel. A la
puerta del tabernáculo, ponía las manos sobre la cabeza del macho cabrío,
símbolo de Azazel, y confesaba sobre él todas las iniquidades de los hijos de
Israel, todas sus rebeliones, todos sus pecados, poniéndolos así sobre la cabeza
del macho cabrío. Eso es Lev. 16:20-21. Cuando hubiere acabado de expiar el
santuario y el tabernáculo de reunión y el altar, hará traer el macho cabrío
vivo, y pondrá Aarón sus dos manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo, y
confesará sobre él todas las iniquidades de los hijos de Israel, todas sus
rebeliones, todos sus pecados, poniéndolos sobre la cabeza del macho cabrío
vivo, y lo enviará al desierto, por mano de un hombre destinado para esto. Y
aquel macho cabrío llevará sobre si todas las iniquidades de ellos a tierra
inhabitada y dejará ir el macho cabrío en el desierto.
¿Qué simboliza eso? Escuchen bien hermanos. Para que no se
confundan. El macho cabrío vivo es la suerte por Azazel. Recuerden que se
ofrecía una suerte sobre los dos animales. Una era por Jehová, otra era por
Azazel. Si una es por Jehová y la otra es por Azazel, ¿pues quien es Azazel?
Pues si no es Jehová, ¿quién es? Es lo contrario a Jehová. Pero el macho cabrío
de expiación que representa a Cristo, a Jehová, era muerto. Pagando el pecado.
Mientras que el macho cabrío que representaba a Satanás, era enviado vivo al
desierto, llevando así los pecados a una tierra deshabitada, y alejándolos del
campamento del pueblo de Israel. Enfatizo eso, porque hay algunos que dicen, que
los adventistas creemos, que Satanás es nuestro salvador, porque él carga
nuestros pecados. Jamás. Nunca jamás.
El macho cabrío que fue muerto, con el cual se hace la
expiación, es el macho cabrío que representa a Cristo, que paga nuestros
pecados. El otro no paga ningún pecado. Porque no muere. La paga del pecado es
la muerte. El otro es enviado, ¿qué? Vivo al desierto. ¿Que representa esto?
Escuchen. Puesto que Satanás es el originador del pecado, el
instigador directo de todos los pecados que causaron la muerte del Hijo de Dios,
la justicia exige que Satanás sufra el castigo final. La obra de Cristo en favor
de la redención del hombre, y la purificación del pecado del universo, será
concluida, quitando el pecado del santuario celestial y colocándolo sobre
Satanás, quien cargará definitivamente el pecado de todo el pueblo de Dios. Así
en el servicio simbólico el ciclo anual del ministerio se completaba con la
purificación del santuario y la confesión de los pecados sobre la cabeza del
macho cabrío símbolo de Azazel.
Cuando Jesús termine la purificación del santuario en el cielo,
entonces el universo quedará limpio del pecado, porque todos los pecados serán
colocados sobre el originador del pecado. ¿Sobre quién? Satanás. Será enviado al
desierto, ¿cómo? Vivo. A una tierra desolada y deshabitada. ¿Qué representa eso?
El milenio. Donde el diablo estará sólo en una tierra asolada y deshabitada. ¿Se
dan cuenta que esto nos lleva hasta el final de la gran controversia? El final
del milenio. Donde el pecado es colocado sobre Satanás. Y es enviado a una
tierra deshabitada. Sola y vacía. Y entonces la culminación final, la fiesta de
los tabernáculos. Ah, esta es la mejor de todas. Será para la próxima vez que el
Pr. Gambeta venga a Vallamont.
Ustedes saben lo que simboliza. Es lo más hermoso de todo. Esto
representa cuando el Señor recibe a Su pueblo en sus moradas. Es la fiesta más
feliz de todas, la fiesta de regocijo, la fiesta de alegría, la fiesta de gozo y
felicidad. En la casa de mi Padre muchos tabernáculos hay. Si no fuera así, os
lo hubiera dicho. Voy pues a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os
aparejare lugar, vendré otra vez y os tomaré a Mi mismo, para que donde Yo estoy
vosotros también estéis. Lev. 23:34. Habla a los hijos de Israel y diles, a los
15 días de este mes séptimo, será la fiesta solemne de los Tabernáculos a
Jehová, por siete días. El primer día habrá santa convocación. Siete días la
fiesta de la Pascua. Siete días la fiesta de los tabernáculos. El siete
simboliza perfección. El sacrificio de Cristo es perfecto. El siete simboliza
perfección. La redención de Cristo es perfecta para siempre jamás. Su sacrificio
perdura para siempre. El siete nos habla de la perduración eterna. La fiesta de
las Cabañas nunca se acaba. Dura para siempre. Es la fiesta con Cristo por toda
la eternidad.
Dice así. Siete días ofreceréis ofrenda encendida a Jehová, el
octavo día tendréis santa convocación, ofreceréis ofrenda encendida a Jehová, es
fiesta. Versículo 39. A los 15 días del mes séptimo, cuando hayáis recojido el
fruto de la tierra. ¿Cuándo? Cuando hayáis recojido el fruto de la tierra. Esta
es la cosecha final. Cuando Cristo viene a recojer el fruto de la tierra. Haréis
fiesta a Jehová por siete días. El primer día será de reposo. El octavo también
será de reposo. Y tomaréis el primer día ramas con fruto de árbol hermoso. Ramas
de palmeras. ¿Dónde vieron las palmas ustedes? En Apocalipsis capítulo siete.
Ramas de árboles frondosos, sauces de los arroyos y os regocijaréis delante de
Jehová vuestro Dios, por siete días. Le haréis fiesta a Jehová por siete días
cada año. Será estatuto perpetuo por vuestras generaciones. En el mes séptimo la
haréis. En tabernáculos habitaréis siete días. Todo natural de Israel habitará
en tabernáculos, para que sepan vuestros descendientes que en tabernáculos hice
yo habitar a los hijos de Israel, cuando los saqué de la tierra de Egipto. Yo
Jehová vuestro Dios.
Esto conmemora la fiesta de los tabernáculos, la gran liberación
de Egipto. Cuando habitaron en tiendas, en tabernáculos. La fiesta de los
tabernáculos muestra o señala hacia el futuro, cuando el Señor, después de
recogida la cosecha de los hijos de Su pueblo, después de segada la mies,
entonces los hará entrar a morar con Él, en los tabernáculos que tiene
preparados para ellos.
Todo el plan de salvación, en las siete fiestas anuales. ¿Saben?
Hemos hecho una gran injusticia. Y es no haber podido cubrir las últimas dos en
todos sus detalles. Esta es la parte más maravillosa de todas. Y es la parte más
difícil de explicar, porque las fiestas de otoño son las que se están celebrando
hoy en día. El cumplimiento está siendo patente y real ahora. Estamos viviendo
en el día de Expiación y la fiesta de las Cabañas todavía no ha comenzado. Por
esa razón, todos los detalles de estas fiestas no nos son muy claros todavía.
Hay que estudiar más en este aspecto. ¿Cómo? Todavía vienen. Ah, que venga
mañana.
Solamente les digo, que si este fin de semana sirvió para
despertarles a ustedes la inquietud de estudiar el santuario y sus servicios,
valió la pena. Si este fin de semana sirvió para abrirles los ojos, a la
realidad del tiempo en que estamos viviendo en el gran día de Expiación, y
tendríamos que estudiar lo que significa ese día de Expiación y lo que significa
afligir nuestras almas delante del Señor. Tenemos que estudiar el significado de
esto. Pero hermanos, yo les invito a que ustedes comiencen a estudiar esto como
nunca antes, porque este tiene que ser el tema de estudio del pueblo de Dios en
estos días. El gran día de Expiación. Consigan toda literatura que ustedes
puedan, lean el Espíritu de Profecía, escudriñen la Palabra de Dios, sobre el
tema del día de Expiación y la fiesta de los Tabernáculos, porque eso es lo que
tenemos en nuestro momento presente y en los días que se avecinan. Es la
culminación final del gran drama, del gran conflicto entre el bien y el mal.
Y hermanos, ¿saben ustedes? ¿Que así como estas fiestas se
cumplieron al detalle, también estas se están cumpliendo al detalle? Yo no
entiendo todo lo que esto significa en los días, pero una cosa les puedo decir,
que si el día de Expiación comenzó un 22 de Octubre de 1.844, el décimo día del
séptimo mes, la fiesta de las cabañas también va a comenzar en un 15 del mes
séptimo. ¿Qué significa eso? Significa, que el pueblo adventista que conoce el
santuario, conocerá de los tiempos y de las estaciones que nos toca vivir, y
estarán preparados para lo que se avecina. Estarán listos y conocerán, porque el
Señor va a manifestar, en este tiempo del fin, el significado exacto de estas
cosas para gloria y honra de Su nombre.
Sabemos que todo culminará con la gran fiesta del jubileo del
pueblo de Dios. Donde el Señor va a regocijarse con Sus hijos para siempre
jamás. Y saben hermanos, yo quiero formar parte de ese grupo glorioso de hijos
de Dios que celebrarán la fiesta de los Tabernáculos con el Señor en realidad,
por toda la eternidad. Yo quiero estar entre aquellos que han de recibirle
cuando venga en gloria. Para eso hay que pasar por el día de Expiación. Usted no
puede llegar a la fiesta de los Tabernáculos, sin pasar por la Expiación.
El día de la Expiación no debe asustarnos ni amedrentarnos, si
nuestros pecados están confesados en Cristo Jesús. Si hemos abandonado todo
pecado y todo pecado en nuestra vida está confesado y quitado de nosotros, el
juicio no debe ser temido. Y usted dice, pastor, pero y entonces, mi vida,
todavía hay pecado en mi. Por eso mi hermano el Señor envió la fiesta de las
Trompetas, el mensaje del primer, segundo y tercer ángel, que nos llevan y nos
enseñan cómo purificar de nuestra vida todo pecado, para poder pasar por el día
de Expiación cubiertos por Cristo Jesús nuestro Salvador. Al comprender el
mensaje de los tres ángeles, entendemos cómo llegamos a limpiar el pecado de
nuestra vida. Cómo podemos ser santificados obedeciendo la verdad, y cómo por la
sangre de Cristo nuestros pecados pueden quedar totalmente limpios. Hay
esperanza para ti y para mi. Si nuestra vida está escondida con Cristo en Dios,
hay esperanza.
Hermano, en este día de la Expiación, hay que confesar todos
nuestros pecados al Señor. Hay que pedirle que Él nos limpie de todo pecado.
Para que cuando nuestro nombre sea traído ante la corte celestial, todos
nuestros pecados estén confesados y no haya en nosotros pecado ni mancha alguna,
porque en Cristo somos más que vencedores. Que esa sea tu experiencia y la mía.
¿Cuántos en esta hora quieren reconsagrar su vida al Señor
Jesús, pidiéndole que esa sangre expiatoria les limpie de todo pecado? Y que les
de el poder para abandonar el pecado y vivir una vida de victoria en Cristo
Jesús. Amen. Que este día de Expiación sea una realidad en tu vida y en la mía,
para que la fiesta de las Cabañas, las celebremos juntos en los Tabernáculos que
el Señor Jesús tiene preparados para ti y para mi, para vivir con Él para
siempre jamás. Que el Señor Jesús nos bendiga.
Sermones del Pr. Hugo Gambeta
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