La profecía
del monte de los olivos
Por VARNER J. JOHNS
Cuando se aproximaban las horas del Getsemaní
y el Calvario, la mayor preocupación de Jesús la constituían sus discípulos
y nosotros. Deberían experimentar días tenebrosos, persecución y
tribulación, pero también la triunfante experiencia de la victoria con
Cristo a lo largo del camino, y la felicidad perpetua al final. La
segunda venida de Cristo "con poder y gran gloria", la
resurrección y traslación de los santos, han sido la estrella de la
esperanza, la "bienaventurada esperanza", de una iglesia que
aguarda y testifica.
Con lágrimas de tristeza, Jesús había hablado con
sus discípulos acerca del inminente juicio sobre un pueblo pecador y
rebelde, y la destrucción del templo el símbolo de la presencia de
Dios. "Y se sentó en el Monte de los Olivos, frente al templo. Y
Pedro, Jacobo, Juan y Andrés le preguntaron aparte: Dinos, ¿cuándo
serán estas cosas? ¿Y qué señal habrá cuando todas estas cosas
hayan de cumplirse?" (Mar. 13: 3, 4).
Así como la profecía de Cristo en el Monte de los Olivos fue la
respuesta a su profunda perplejidad, es la respuesta a muchas de
nuestras preguntas mientras esperamos el regreso del Señor.
Pasemos por alto las divisiones de los capítulos y
versículos en este importante mensaje. La profecía abarca los capítulos
24 y 25 de Mateo. En realidad, está constituida por siete partes
diferentes. El número siete es prominente en el libro de Mateo, al
igual que en otras partes de la Biblia. En todas las secciones menos la
primera (cap. 24:1-14), la versión inglesa del rey Jacobo (King James)
utiliza marcas para indicar la sección y su importancia. Cada sección
tiene un propósito y un énfasis diferente pero especial. A medida que
la profecía se acerca al final, parecería emerger un mensaje especial
para aquellos que viven en el tiempo del fin.
El diagrama de la página 6 nos ayudará a comprender la estructura de
la profecía y su importancia para quienes aguardamos el regreso del Señor.
Sección 1 (Mat. 24-,1-14). Guerras, hambres,
pestilencias, terremotos eso era solamente el "principio de dolores".
Serán más intensos a medida que nos acerquemos al fin del tiempo.
Abunda la maldad, el amor de muchos se resfría, los falsos profetas se
levantan para engañar. A pesar de ello el "Evangelio del reino"
es proclamado en "todo el mundo" como "testimonio a todas
las naciones". El supremo objetivo de la iglesia, la razón por la
cual el tiempo ha sido prolongado, el anhelo de todas las épocas, es
que la gente de todas partes escuche las gratas nuevas del amor redentor
de Cristo Jesús, nuestro Creador, Salvador y Rey próximo a venir.
Cuando Jesús se situó a la sombra de la cruz y habló estas palabras
profetices, sus discípulos no podían haber comprendido cuán oscura
sería la edad oscura o cuántos siglos pasarían antes del regreso de
su Señor. No hace mucho tiempo el Africa era una mancha negra sobre el
mapa; las islas de los mares eran bastiones de las tinieblas del
paganismo; multitudes no habían escuchado jamás acerca de la cruz del
Calvario, el Evangelio de la gracia, o la bendita esperanza del segundo
advenimiento.
Hoy somos testigos del milagro de las misiones modernas. El genio humano
ha contribuido para la proclamación del Evangelio del reino. La Biblia
ha sido impresa en casi dos mil idiomas y dialectos. Su voz ha llegado
por medio de la radio hasta los confines de la tierra. En alas del
viento los aviones transportan a los mensajeros del Evangelio hasta los
territorios más aislados.
Nuestra iglesia fue establecida para hacer una realidad la "bendita
esperanza", el cumplimiento de la promesa profético. Todos
nuestros recursos nuestro tiempo, talentos, dinero están dedicados a
lograr ese objetivo. Enviamos nuestros hijos e hijas a todo el mundo. Al
entregar todo lo que somos y lo que tenemos a esta gozosa tarea, nuestra
oración es: "Ven, Señor Jesús".
Sección 2 (Mat. 24: 15-28). En el momento de la
crucifixión, el velo del templo se rasgó de arriba abajo. Se estaba
ofreciendo "una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados".
Ya no se necesitarían más los sacrificios típicos ni el sacerdocio.
Nuestro gran Sumo Sacerdote estaba a punto de entrar en el Santuario
celestial para ministrar en nuestro favor. Pronto el templo terrenal símbolo
de la presencia del Señor y de la gloria de una nación estaría en
ruinas. Luego vendría la grande tribulación, Se levantarían "falsos
cristos y falsos profetas" que harían "grandes señales y
prodigios" para engañar y destruir.
Al acercarse la venida del Señor, Satanás obra con "todo engaño
de iniquidad" para impedir, ocultar y falsificar la venida de
Cristo, especialmente la forma de su venida. La palabra clave es: "Secreto".
Hay dos teorías distintas pero igualmente engañosas en las cuales se
encuentra esa palabra: "Cámaras secretas" y "rapto
secreto". Pero no hay nada de secreto en el relámpago que cruza
los cielos. Las multitudes de hoy día se dirigen a lo oculto y a las cámaras
secretas de las sesiones espiritistas para encontrar respuestas a sus
perplejidades, sin comprender que son los espíritus de demonios quienes
contestan sus preguntas y las conducen a la destrucción. Hay otros
muchos, aun entre los que profesan aceptar la Biblia como única fuente
de sus creencias, que enseñan que los justos serán arrebatados secreta
y silenciosamente en el "rapto" de la iglesia. Dividen la
segunda venida de Cristo en dos venidas, la primera de las cuales es
secreta. Ese es otro de los engaños de los últimos días.
Sección 3. (Mat. 24: 29-35). Nuevamente el Señor
puso énfasis en la forma de su venida. Dijo: "Verán al Hijo del
Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria. Y
enviará a sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus
escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el
otro" (vers. 30, 31).
Las imágenes de "nubes del cielo", "ángeles", y
"gran voz de trompeta", aparecen en otras porciones de las Sa-gradas
Escrituras. Por ejemplo: "He aquí que viene con las nubes, y todo
ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra
harán lamentación por él" (Apoc. 1: 7). "Porque el Señor
mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios,
descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero
Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos
arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en
el aire, y así estaremos siempre, con el Señor" (1 Tes. 4: 16,
17).
No hay ningún elemento secreto en las palabras "con poder y gran
gloria". No hay secreto en la "voz de mando", la "voz
de arcángel", la "trompeta de Dios" o la resurrección
de los justos muertos y la glorificación de los justos vivientes.
Así como las hojas de la higuera confirman la cercanía
del verano, las señales predichas por nuestro Señor son evidencia de
que su venida está cercana, "a las puertas"
Sección 4 (Mat. 24: 36-41). Se compara a los días
previos a la venida de Cristo con los días anteriores al diluvio. ¿Cuáles
fueron los motivos que acarrearon la destrucción sobre los
antediluvianos? Sus pecados eran muchos y profunda su apostasía. Dos
condiciones de aquella sociedad indican el nivel al que había
descendido la humanidad: (1) La tierra estaba "llena de violencia"
(Gén. 6: 13) y (2) "tomaron para sí mujeres, escogiendo entre
todas" (vers. 2).
En nuestra sociedad, diariamente suceden crímenes de temible violencia.
Gente poseída por los demonios camina por las calles y entra en los
hogares. Es conveniente no andar solo durante la noche. Todos los
mandamientos de la ley de Dios son despreciados.
El hogar ya no es sagrado en el pensamiento de muchos. Hay casi tantos
divorcios como casamientos. Se trata de practicar en la vida real lo que
se ve en las películas. Muchas parejas viven en el pecado, sin tener en
cuenta el voto matrimonial. El vicio es glorificado se le da un aire de
respetabilidad al pecado.
Está resonando el llamado a entrar en el arca, se está proclamando el
mensaje del pronto regreso de nuestro Salvador. El Espíritu Santo aún
dice: "Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones"
(Heb. 3: 15).
Sección 5 (Mat. 24: 42 - 25: 13). El tema de esta
sección, "Velad", se dirige a quienes profesan creer,
enfatizando el hecho de que una "forma de piedad" sin el poder
del Espíritu Santo en la vida carece de valor. El Espíritu Santo, con
su poder para limpiarnos del pecado y permitirnos testificar, es nuestro
si lo pedimos. Algunas veces oramos para recibir la lluvia tardía pero
no cumplimos los requisitos indispensables. La consagración debe ser
completa. La voluntad debe rendirse al control del Espíritu Santo.
En esta sección del mensaje de Cristo nos encontrarnos con las palabras:
"Si aquel siervo malo dijere en su corazón: Mi señor tarda en
venir".
Es posible que nosotros como miembros de una iglesia que surgió con el
mensaje de la inminencia del regreso de Cristo, pudiéramos estar
repitiendo esas mismas palabras en nuestros corazones. ¿Podría ser que
algunos pastores repitan esas palabras al predicar semana tras semana
acerca de la necesidad de ser buenos sin proclamar la cercanía del
regreso de Cristo o llamar al arrepentimiento? ¿Nos preocupan los
cuidados de este mundo o hemos sido cautivados por sus placeres? ¿No
alcanzamos a comprender las ominosas señales de los tiempos?
Es escalofriante saber que muchos que tienen el conocimiento de las
doctrinas de las Escrituras están sin la verdad esencial del "nuevo
nacimiento" y del caminar diariamente con Dios a lo largo de la
empinada cuesta.
Sección 6 (Mat. 25: 14-30). Por momentos daría la
impresión de que nuestro Señor se hubiera ido lejos. Sin embargo, no
está lejos; su presencia es real. La hora de su regreso no corresponde
al cómputo de los años sino al de la tarea terminada. Todo está
dispuesto para llevar el Evangelio hasta los confines de la tierra. El
mundo tiene ahora tantos canales para la proclamación del Evangelio que
en relativamente poco tiempo todos podrían escuchar las buenas nuevas.
¿Estamos preparados? ¿Estamos dando testimonio? ¿Estamos utilizando
los talentos que Dios nos ha dado para ganar almas y proclamar el
Evangelio? La tarea es grande; el tiempo es corto,
A los que mucho se les da, mucho se les exige.
Nuestro camino ha sido alumbrado por gran luz. Tenemos posesión de los
tesoros de la verdad que las multitudes desconocen, para multiplicarlos
por el poder del Espíritu Santo obrando en y por nosotros. A menos que
compartamos la verdad con otros pronto perderá su brillo en nosotros.
Ya es tarde. Mientras las tinieblas envuelven el mundo, la luz del amor
de Dios y la verdad de su Palabra deben brillar por nuestro intermedio.
El libro de Hechos de Apóstoles no termina en el capítulo 28 nuestros
nombres deben incluirse si somos verdaderos apóstoles, testimonios
vivientes de la palabra de vida.
"Recibiréis poder, cuando haya venido sobre
vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos" en cada barrio
y en cada ciudad, en América, Africa, Asia y en los rincones más
remotos del planeta.
Sección 7 (Mat. 25: 31-46). Hoy vivimos en el reino
de la gracia; mañana viviremos en el reino de la gloria. Cuando Cristo
venga en su gloria, se darán recompensas y castigos. Entonces se sabrá
quién es el siervo sabio y fiel que ha seguido a su Señor en los
grandes caminos y en las peque-ñas sendas del mundo ministrando en
favor de los necesitados. La vida está compuesta de pequeñas cosas el
vaso de agua fresca dado con amor al viajero cansado y sediento;
Las palabras de esperanza y ánimo; las obras de amor
de "buen.samaritano" en favor de los enfermos y afligidos, los
quebrantados de corazón, los desanimados.
Toda la ley y los profetas dependen del amor a Dios y del amor a
nuestros semejantes. Mi prójimo es el niño de la iglesia, el niño que
está cruzando la calle o va más allá del camino es el niño que está
allende los siete mares. Mi prójimo es el necesitado el que carece de
esperanza, el enfermo y el que sufre. Mi prójimo es la persona que ha
ido por mal camino, que puede ser susceptible al Evangelio como el ladrón
en la cruz.
"En cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños,
a mí lo hicisteis", dijo Jesús. Para el justo no es una tarea
ardua el trabajar en el nombre de su Señor. Disfruta al realizar actos
de amor. Se deleita en hacer la voluntad de Dios porque la ley de Dios
está grabada en su corazón. No dedica su vida a ministrar con amor en
favor de sus semejantes por esperar una recompensa. "Al postrarse
con fe junto a la cruz, alcanza el más alto lugar que pueda alcanzar el
hombre" (Los Hechos de los Apóstoles, pág. 210). Así como es
natural que las personas que no han sido regeneradas vivan centradas en
sí mismas, es natural que la persona que ha nacido de arriba camine con
Jesús a lo largo del camino de su vida. También será natural que
herede el reino preparado para los que aman a su Señor
va a su prójimo como a sí mismos.
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