Estar Salvo es más que ser un Buen Miembro de Iglesia
las necias le
dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite, porque nuestras
lámparas se están apagando. Pero las prudentes les respondieron: No
! Para que no nos falte a nosotras ni a vosotras; id antes a los que
lo venden, y compradlo". Mat. 25:8-9.
La
parábola de las Diez Vírgenes nos enseña la gran lección de que en
la vida espiritual, nadie puede emprestar experiencia para otro. La
salvación es un asunto completamente personal.
Los dos
grupos de vírgenes eran parte de la misma iglesia. Cantaban y
cumplían sus deberes de buenos miembros de iglesia. Aparentemente
las diez eran iguales por fuera. Daban buen testimonio de su fe. Se
vestían correctamente y se alimentaban respetando los principios de
salud. Todo parecía perfecto en tiempos de paz. La diferencia saltó
a la vista en la crisis.
El
esposo se aproximaba. Era hora de salir al encuentro del amado. El
era el motivo de la gran esperanza. Pero lo que para un grupo fue
motivo de alegría y regocijo, se volvió causa de desespero y miedo
para el otro. Las vírgenes locas habían vivido toda la vida en
función del evento. Las prudentes habían vivido en función del novio.
Los que viven en función del evento solamente se preparan en la
proximidad de los acontecimientos. Los que viven en función del
novio viven permanentemente preparados.
"Ayúdennos,
por favor !" gritaron las vírgenes locas. Y las prudentes con
tristeza exclamaron: "No, pues de cierto modo no alcanzaría para
nosotras y para vosotras. Id antes a los que lo venden y compradlo
para vosotras".
Demasiado tarde. El tiempo había pasado. Aquellas vírgenes nunca
entendieron que la esencia del cristianismo es una vida de
permanente comunión y dependencia de Cristo. Corrieron a buscar
solución para su problema, golpearon las puertas, lloraron, trataron
de resolver el problema con sus propias manos, pero llegaron tarde.
Las puertas estaban cerradas.
"Abrannos,
por favor !" gritaron. Y del otro lado escucharon la voz del novio:
"En verdad os digo, que no os conozco".
"No nos
conoce ? Como no nos conoce, si nuestro nombre está en el libro de
la Iglesia ?. Teníamos cargos en la Iglesia, guardábamos el Sábado,
devolvíamos el diezmo y hasta cantábamos en el coral de la iglesia?".
"Es
posible hijo", dirá Jesus, es posible que hayan hecho todo eso, pero
tu no convivías conmigo. Tu vivías preocupado en conocer la iglesia,
vivías para la iglesia, eras un buen miembro de iglesia, en la
opinión de la iglesia tu te sacas un siete. Pero no pasabas tiempo
conmigo. No me buscabas cada dia, no andabas conmigo. Yo no te
conozco".
La
pregunta hoy es: "Ellas se perdieron porque eran buenos miembros de
iglesia ?". No. No hay nada de errado en vivir preocupado en ser
buen miembro de iglesia. El problema es pensar que eso es suficiente
para ser salvo y olvidarse de lo que realmente es importante.
Pr. Alejandro Bullón
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